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Monday, May 9, 2011

Ha estado lloviendo...


Sorprende a mis oídos que hables de las caricias que me debes, como si eso fuera cuestión de deudas. Estoy por corregirte y decirte que es mejor que te refieras a ellas como las caricias que no me diste, y así deshacer de una vez por todas el lazo que pretendes sujetar a mi presente.

Aquellos gestos fueron arrastrados por el viento, o quizá fueron mis propios suspiros por tu ausencia que los llevaron demasiado lejos. No importa ya, porque hace demasiado tiempo, no recuerdo si mucho o poco, que me olvidé de añorarlos.

Y ahora te acercas a mí como los fantasmas del pasado sin darte cuenta de que hay cosas que desaparecen arrastradas por la lluvia, y ha estado lloviendo desde que te fuiste.


 Me lo traje de Susurros

Monday, March 7, 2011

En cuerpo y Alma...



Vaya por delante que es una historia de amor y como dicen en las películas basada en un hecho real. El, separado y cercano a los cuarenta, se enamoró de ella desde el primer momento, porque sabido es que en estas cosas del querer no existen reglas ni razonamientos lógicos. No llegó jamás a cruzar palabra con ella, hembra de una belleza sobrenatural, mujer casada y de elevada posición social. Tan sólo hubo miradas cómplices, en los distintos actos públicos donde coincidían. Le faltó valor para acercarse. Pero como el amor no tiene fronteras, urdió una estrategia sin par. Averiguó donde vivía y la buscó en la guía de teléfonos. Se armó de valor y con un guión perfectamente meditado y escrito se lanzó a la aventura.

Las primeras veces ella le colgó el aparato pensando en que era un loco más. Pero el insistió. Hasta que en horas bajas, fruto de un matrimonio mal avenido, consiguió hablar con su amada. Leyó en el reverso de su corazón y descubrió que tras aquella mujer elegante y fría, habitaba un ser tierno y sencillo, inteligente y lleno de afecto hacia los demás. La amó por encima de todas las cosas, incluso de sí mismo. La imaginó un millón de veces entre sus brazos. La poseyó una y otra vez, más allá de la frontera que marcan los cuerpos. A través del hilo telefónico vivieron un amor grande y apasionado. El continuaba en el anonimato, sin ser visto, por miedo a ser rechazado. Así continuaron durante un tiempo, pero un día quisieron saber que había más allá del eco de sus voces y desearon tocar el pulcro roce de la piel. Se citaron una tarde de otoño en la casa de él, lejos de ojos conocidos e inquisitoriales. Contó las horas, minutos y segundos, hasta que el timbre de la puerta le estalló en el corazón. Abrió y se encontró con ella. Hola soy yo, Ana. El, sintió morirse, aquella mujer que tenía ante su vista nada tenía que ver con el ser que había imaginado una y otra vez. Un error en el listín telefónico, había cambiado el domicilio seis por el ocho. El destino le abría una interrogante, porque esta vez cuerpo y alma venían por separado.

Artículo de Manuel Mestre Guión
(Realizador de TV)
Diario Córdoba
15/11/2004



Monday, January 17, 2011

Carta de Amor...

¿A qué sabrá tu piel cuando te hayas bebido mi nostalgia?

¿Qué fibras de qué dormidos volcanes despertarán mis garabatos?

Allá van mis manos con la memoria intacta de tus pliegues, a comprobar la curvatura de tu perfecta desnudez.

Allá van mis labios, dispuestos, húmedos, a cabalgar tus cimas y tus simas y a saborear sobre burbujas de transpiración el vino que me va traduciendo la marea de tus palpitaciones.


Soy mano pluma tinta papel caligrafía, saudade risa excitación sudor, collage de códigos secretos para ser descifrados en orgasmos distantes y en minutos distintos.


Piel abierta rumiando la intimidad que le dejaste.


Inventada pasión que te asedia con la furia del vendaval eterno que desde siempre hace girar el universo.


A qué sabrá tu piel cuando me leas? Porque me sabe a vino la distancia!


Dice mi corazón… ayuno corazón…



Caracas, Febrero de 2004.
Carta Finalista del Concurso "Cartas de Amor MontBlanc"
Fuente:  Sagiscorpio



Monday, November 1, 2010

Ser persona...


Gracias, Max y ¡feliz cumpleaños!



Pero no éramos cosas. A las cosas se las evalúa porque son del mercado, se compran se venden, sirven para algo y terminan traduciéndose en pesos o en dólares.

Nosotros éramos personas, también nos evaluábamos porque no podemos dejar de ser cuerpos, altos, bajos, vizcos, de piel grasosa, de cabello lacio, de ojos azules, de orejas chiquitas, de calzado cuarenta y dos, de talle ajustado, de tobillos gruesos…

Pero en última instancia se produce la valoración del otro, en calidad de persona, me gusta o no me gusta, me atrae o no me atrae, quiero estar con ella otra vez o no quiero volver a verla jamás.

Eso que está allí pero, sin embargo, no es el cuerpo, los aritos, ni el busto: todo eso y más que eso, es una persona.

Está el individuo y está la persona. La persona es la portadora de valores .El individuo puede ser feo. La persona, en cambio, puede ser una bella persona.

Nosotros nos seguimos viendo largas semanas.

Nos peleamos , discutimos, nos dijimos más de una frase ofensiva, pero nos necesitábamos. La persona necesita a la persona. Ese valor se llama afecto, amor. No es un negocio manejado por la inteligencia (y cuando lo es,lamentablemente de amor no tiene nada) según el cual “ me conviene “ ligarme a ti ). No, es un valor que el pueblo expresa diciendo: “contigo pan y cebolla”.

Te necesitaba. Pensaba en ti. Soñaba contigo. Con nuestra unión. Te deseaba. No tu cuerpo. Nunca se desea un cuerpo. El cuerpo es un pretexto para el deseo. Te deseaba a ti, persona. El sexo puede desahogarse del mil maneras en miles de cuerpos, y no dejar huellas.

Como dice Salomón el rey sabio, hay cuatro cosas que no son y tres que no alcanzo a captar:

- el camino del águila en el cielo.

- el camino de la serpiente en la roca.

- el camino del barco en alta mar.

- y el camino del varón en la mujer.


Huellas, todos los seres dejan huellas en el camino que se borran, o desdibujan. Pero las huellas de un hombre en una mujer no están afuera, no se dibujan; están adentro, en el sentimiento, en el sentido, en el valor.

En la memoria está el valor de ese encuentro.

Ni cuerpos ni almas, personas y valores.

Jaime Barylko



Sunday, October 10, 2010

Ninguna eternidad como la mía...




- ¿Adónde te vas cuando bailas como si te perdieras? -le preguntó Corzas a las tres de la mañana del sábado.
- A la gloria -dijo Isabel evocadora.
- ¿Y qué tienes conmigo?
- Todo.
- Qué terca eres, Isabel -dijo Corzas-. Déjame ir. Sálvate de mi.
- Métete aquí y no molestes -dijo Isabel llamándolo a la cama. Habían bebido de más y de más también se quisieron esa noche. Cuando por fin el cansancio los adormeció a uno en el otro, un gallo de pueblo cantó en mitad de la ciudad y los pájaros empezaron su alboroto como si nada.


Isabel despertó por ahí de las doce con el sol picándole los ojos. Encontró vacío el otro lado de la cama. Se acurrucó diciéndose que Corzas había bajado a la calle por el periódico. Pero tras media hora de espera, un susto le picó el ceño. Se levantó de un salto y caminó hacia la mesa en que Corzas acostumbraba pasar horas leyendo. Le soprendió un orden que no había el día anterior. No estaba el tiradero de libros y cuadernos de Corzas. En su lugar sólo había una caja de madera de olinalá. Isabel la abrió con más curiosidad que aprensión. Dentro encontró un pañuelo de colores que le habían comprado a una gitana el día que les predijo largos años de amor y felicidad, dos servilletas en las que Corzas le había escrito poemas, el programa del concierto en que estuvieron el viernes, un pedazo de pared desprendido del muro de una capilla colonial cuando se besaban recargándose en él, dos caramelos. Y una carta de Corzas pidiéndole perdón por irse sin ella.


Isabel la leyó sin llorar una lágrima. Luego, se lavó la cara. Peinó sus cabellos en desorden, cargó la caja y salió del cuarto como quien deja el cielo.


Llegó a la casa de Prudencia Migoya por ahí a las tres de la tarde y la encontró comiendo a solas en una mesa con platos y cubiertos para una persona más.


- ¿Esperas a alguien? -le preguntó Isabel.
- A ti, mi diablo -dijo ella con una sonrisa grande como una beneficencia pública.
- Podría yo suicidarme.
- Si ese final merece tu historia -contestó Prudencia Migoya.
- ¿Y cuál otro? -preguntó Isabel, dejando que unas lágrimas gordas le cruzaran la cara.
- Yo diría que quien ha merecido la dicha puede soportar la desgracia, y que toda emoción santifica.
- Yo no quiero santificarme -dijo Isabel derrotada.
- Pero quisiste el cielo. No hay cielo eterno. Ahora tienes que soportar el desfalco de perderlo. Pero la tierra también tiene sus encantos. Te voy a dar una probadita de alguno.


Prudencia Migoya se levantó a calentar una sopa de hongos y flores de calabaza. La puso frente al duelo de Isabel con una cesta de tortillas y un cazo de salsa verde.


- No llores y come un poco. No voy a dejar que te suicides de hambre. Te queda mucho por vivir.
- Tengo ganas de morirme -dijo Isabel empujando la sopa.
- Con que tengas ganas de algo -le contestó Prudencia acercándole la cuchara a los labios.


Isabel probó un poco de caldo y luego volvió a llorar durante los dos meses que siguieron a esa tarde. Lloraba camino a las clases y llorando bailaba todas las horas de su rutina diaria. Llorando comía uno que otro bocado de los muchos que Prudencia Migoya le acercó a la boca, llorando se iba a dormir y dormida soñó que lloraba.


- Mientras baile así, aunque llore -dijo Madame Giron, sin mostrar piedad.


Prudencia en cambio la consentía hasta llegar al extremo de cantarle en las noches para que se durmiera.


- No hay como un arcoiris cuando llueve -dijo una tarde abrazándola. Luego empezó a planear una excursión hasta el pueblo de Amecameca en las faldas de los volcanes.


Isabel fue con ella como iba a todas partes, sonámbula y hermosa, llorando.


- Parecen eternos -dijo tras una hora de contemplar los volcanes en silencio.
- Son lo más cercano a la eternidad que conocemos -dijo Prudencia -. Ni tus lágrimas van a durar tanto.
- Ni mis lágrimas -aceptó Isabel. Había dejado de llorar hacía una hora -. Espero que ningún desamor sea tan largo. Pero mi breve paso por el cielo, ese sí duró tantísimo. Tengo a estos volcanes de testigos. Ninguna eternidad como la mía.



Angeles Mastreta
"Ninguna eternidad como la mía"



Monday, June 7, 2010

Lluvia para un florero...

Esta tarde llovieron recuerdos como nunca. Le llovieron torrencialmente dentro de su propia casa. Algunos eran anunciados con truenos, rayos y centellas. Otros llovieron con menos ruido y con menos electricidad.

Se acostó, se levantó, hizo café que no tomó... Quiso leer, quiso mirar una película, quiso ordenar placares... y no pudo hacer nada en medio de esa lluvia torrencial. Parecía que el techo se iba a venir abajo. Parecía que en cualquier momento empezarían las inundaciones.

Todos los recuerdos de esa lluvia venían con los ojos y la voz de él.

Venían con su risa y con esas maneras que él tenía de hacerle sentir que esas rosas las había ido a buscar a El Cairo para ella.

Venían con esos resplandores que él tenía en los ojos cuando pasaban muchos días sin verse y llegaba a cualquier hora de la noche porque la extrañaba.

Los recuerdos seguían lloviendo solos y ella no sabía qué hacer con tanta agua. No sabía qué hacer con esa laguna en el dormitorio, ni con esos charcos en el living.

La última vez, se habían despedido para siempre. No tenía sentido eso de verse cada tanto. No tenían sentido esas rosas de El Cairo, si después se deshojaban sin que él las viera. No tenía sentido que ella lo esperara por las dudas.

Después de esa última vez, fue que empezó a desatarse esta tormenta.
Esta lluvia impresionante que no paraba con nada. No paraba ni con una danza mágica.

En medio de truenos y relámpagos sonó el teléfono. Saltó de la cama y cruzó la laguna del dormitorio con el agua hasta la cintura, cruzó los charcos del living y llegó al teléfono y al florero vacío. Quiso disimular todo lo que estaba pasando dentro de su propia casa, pero no pudo. Del otro lado de la tormenta, él decía que escuchaba perfectamente el ruido de la lluvia sobre la mesa del teléfono. Se quedaron un rato en silencio y la lluvia no sabía que hacer.

Él le dijo que después de la lluvia siempre sale el sol. Le dijo que no hay tormenta que dure cien años. Le dijo que iba para allí, porque su casa estaba muchísimo más inundada que la de ella.

Él colgó y ella abrió las ventanas. Hizo café de nuevo, (el de antes parecía jugo de paraguas). Después se pintó un poco los labios. No quería tener una sonrisa tan aguada cuando él llegara. Miró por toda la casa y vio que los charcos y la laguna se iban evaporando a toda velocidad.

Antes que él llegara, el agua se había ido de todas partes, menos del florero. A ella le pareció bien que así fuera.

No es lo mismo poner rosas de El Cairo en agua de la canilla, que ponerlas en agua de una lluvia como esa.

Lía Schenk


Monday, May 17, 2010

Corazones rotos: Dejar ir...

Hay un post de 2007 que, aunque apenas tiene comentarios, ha sido un tema sobre el cual muchísimas personas, luego de leerlo, me han escrito correos desgarradores, pidiéndome consejo o sencillamente haciendo catársis en momentos de ruptura amorosa o de pérdida de amigos. Mis respuestas hablan inevitablemente desde mi experiencia en el tema y, en honor a la verdad, es un tema que tiene muchas aristas y sobre el cual se podría escribir, como en efecto se han escrito, millones de páginas. Así que adelanto que este post solo trata de abarcar  brevemente el proceso de ruptura, la elaboración del duelo que lleva consigo y la importancia que tiene la forma en que encaremos y aceptemos la situación, por más dolorosa que pueda ser...

En nuestro camino encontramos muchas almas con las que compartimos vivencias que contribuyen a nuestro crecimiento y al suyo propio. Juntos aprendemos lecciones, celebramos triunfos, lloramos derrotas y compartimos el amor. Pero, a veces, no hay más remedio que decir adiós, por las razones que cada caso conlleve. Hay despedidas que llegan de manera repentina, inesperada, sin advertencia, y hay despedidas que podemos decidir, cuando ya no quedan asideros para mantener en pie la relación...

Cuánto dura una etapa de despedida no es importante, pero sí lo es la actitud que adoptemos frente a ellas... Podemos cerrar el corazón y sentirnos amargados, perdedores. O podemos despedirnos con el corazón abierto, agradeciendo todo lo que hemos aprendido. Podemos decir adiós emitiendo juicios duros, preguntándonos qué hicimos mal para que nuestro camino nos impidiera continuar unidos e incluso culpar al otro... O podemos hacerlo con una actitud de confianza, de amor, en la certeza de que nuestros corazones nos unieron durante un tiempo para disfrutar de la vida y avanzar en nuestro viaje. Podemos decir adiós sintiendo tristeza, dolor, bloqueando nuestras emociones, diciéndonos que así es la vida... O podemos hacerlo con el corazón abierto, aceptando que a veces es hora de dejar ir...

No siempre podemos elegir el momento, pero sí podemos elegir qué recuerdos y sentimientos guardar en nuestro corazón. Yo creo que es inevitable sentir tristeza, añoranza, cuando nos despedimos de alguien que ocupó un lugar importante en nuestras vidas, como también creo que vivir esa etapa de duelo es necesario y sano. Lo que no hay que hacer es aferrarse a ella, en la certeza de que un día se terminará y la Vida nos volverá a sonreír, luminosa... "Eso también pasará" ¡Es una promesa! :)



Monday, March 8, 2010

El mundo al atardecer...

A veces hablabas del amor de un modo que demostraba que se trataba de una experiencia personal. Te veo sentada en el crepúsculo de una tarde de invierno, con los dedos extendidos ante el fuego, contemplándolo fijamente y diciendo: “No, Stephen; no empieza así; no es cuando dos personas se sienten atraídas, sino en el momento en que comprenden que son distintas, tan distintas que resulta terriblemente doloroso, casi insoportable. Es como el polo Norte y el polo Sur. Es imposible estar más alejados, pero al mismo tiempo no puede haber dos puntos más cercanos en la superficie terrestre, porque entre ambos existe un eje y todo gira a su alrededor.


Christopher Isherwood
El mundo al atardecer





Me lo traje de la Ruta Fulgurante de mi Niña :)

Monday, February 8, 2010

Adentro...

Me ha dicho que le duele el aire, que la sangre quema sus venas, y que su cama es de alfileres, porque perdió a la mujer que ama en alguna de las vueltas del camino y no hay mapa que le diga dónde hallarla. La busca por la corteza de la geografía sin concederse un minuto de tregua ni de perdón, y sin darse cuenta de que no es afuera donde está, sino adentro, metida en su fiebre, presente en los objetos que toca, asomada a los ojos de cada desconocido que se le acerca...


"La multitud errante"
Anagrama, 2003

Monday, December 14, 2009

Destinos...

Como ya se respira Navidad, les traigo una historia real, que toca el corazón, tengamos el credo que tengamos...




El Papa Juan Pablo II, en una solemne sala del Vaticano, recibe a una de las más altas autoridades religiosas del judaísmo, el gran Rabino del Estado de Israel, Meir Lau.

La formal entrevista se llevó a cabo en fraternal marco y quedó espacio para el relato anecdótico. El religioso judío narró al Sumo Pontífice un hecho acaecido hace largas décadas en una ciudad europea.

Le contó que terminada la Segunda Guerra Mundial, una señora católica se dirigió al párroco de su pueblo, para hacerle una consulta.

Ella tenía a su cuidado, desde los días de la guerra, a un pequeño niño judío que le habían encomendado, pues sus padres habían sido enviados a un campo de concentración. Los padres del niño, desaparecidos en el trágico infierno de la masacre nazi, habían previsto para él un futuro en la tierra de Israel.

La señora se encontraba ante una encrucijada y pedía al sacerdote católico un consejo.

El párroco tuvo una pronta y comprensiva respuesta:
"Se debe respetar la voluntad de los padres".

El citado niño judío fue enviado al entonces naciente Estado de Israel, donde se criaría y educaría.

La anécdota resultó muy interesante para Karol Wojtyla, y pasó a ser más conmovedora aún, cuando el gran rabino le aclaró la identidad de aquellas personas:

"Usted, Eminencia, era ese párroco católico... y ese niño huérfano...era yo"

Sunday, November 29, 2009

Mis hombres...

Artículo de Maruja Torres, a propósito del Día Internacional contra la Violencia de Género, aparecido en la página El País Digital, el pasado 26 de Noviembre...





Mis hombres
Maruja Torres

"De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo"  (*)


Aproveché el Día Internacional contra la Violencia de Género para reflexionar acerca de los hombres de mi vida que ni son ni han sido más ni menos que yo, y que me han ayudado a ser y a estar. Como me he hecho vieja con relativa sabiduría, y porque a veces les hablo a ustedes en voz baja, me voy a permitir homenajearles en esta columna.


Al hombre que me enseñó a leer y escribir, meciéndome en sus rodillas. Al hombre que me inoculó su pasión por los libros y por la libertad interior de la lectura. Al hombre que me ayudó a cruzar la línea divisoria entre la ciudad y el gueto. Al hombre que cuando me sabía dolorida me decía: "Vuelve a la redacción, éste es tu hogar". Al hombre que me abrió su mundo para que me pudiera pertrechar con alimentos del alma que me ayudarían a salir a la lucha. Al hombre que me acompañó durante diez años, mientras los dos crecíamos sin hacernos más daño que el de los estiramientos rápidos. Al hombre que me dio trabajo diciéndome que yo valía. Al hombre que me dijo por primera vez: "Tú puedes, tú debes". Al hombre que me acompañó en mis duelos. Al hombre con el que hablo de cine y de la enfermedad y la muerte.


Al hombre que vino a mi casa la noche después de aquella en que fui violada, y me hizo el amor con toda la ternura necesaria para que no repercutiera en mí ese involuntario contacto con uno que era menos que cero. Al hombre que se ríe conmigo y hasta de mí y que me permite mantener la fatuidad controlada y la generosidad en improvisación permanente.


De estos hombres muchos están muertos y otros me sobrevivirán. Pero en este corazón tienen su sitio, y ninguno ha dejado de entibiarme la vida durante un solo día.


Va por ellos. Va por vosotros.


(*) Eslogan del campaña contra la violencia de género.
En las imágenes, el solista del grupo musical El Canto
del Loco, Dani Martín, y la cantante Chenoa

Monday, November 9, 2009

De lo eterno y lo efímero...


"A menudo me he preguntado, como miles de otros...,
si hice bien en escapar de mi país durante la dictadura,
si tenía derecho a desarraigar a mis hijos y arrastar(los)...
a un futuro incierto en un país extranjero, o si hubiera
sido preferible quedarnos tratando de pasar desapercibidos,
pero esas preguntas no tienen respuesta. Las cosas se dieron
inexorablemente, como en las tragedias griegas; la fatalidad
estaba ante mis ojos, pero no pude evitar los pasos que
conducían a ella..."

Isabel Allende
"Paula"




Si algo me salvó de volverme loca y no morirme de dolor -textual-, cuando salí de Venezuela, fue el asumir que "esto es lo que hay, tengo que echarle un camión de ovarios y seguir... un pie delante del otro..."


Lo que sí no he podido relativizar es el tiempo, me parece que en vez de casi siete años han pasado quillones y cuando vuelvo la vista atrás, a veces siento que "antes de vivir en España" fue un sueño, la vida de otra persona que tiene mi cara, pero no soy yo...


El día que llegué a España, supuestamente solo por 10 días, (el próximo 10 de febrero cumplo siete años aquí), lo único que me entibió el corazón fue ver a mi Petardi - ¡te quiero!- esperándome con todo su cariño en la salida de la aduana del aeropuerto de Barajas, pasar ese día con él (de recuerdo está la foto) y luego, poder abrazar de nuevo a mis hijas esa noche, al final de una carrera loca por la escalera mecánica de la estación de trenes de Córdoba, sintiéndo, como una premonición, que si no corría se iban a desvanecer delante de mis ojos... como se habría de desvanecer después todo lo demás...

A veces no somos conscientes de las cosas, de lo afortunados que somos con la vida que tenemos (aunque hacer cambios sea necesario), seguramente porque no podemos saber cuándo será la última vez que haremos algo o veremos una carita o un lugar querido... y gracias a Dios por que eso es así, de lo contrario viviríamos en un aullido de dolor contínuo... Lo que hay que hacer es darse cuenta, disfrutar cada momento como si fuese el último...
Carpe diem!





Yo no se si te he dado las gracias por tu amistad, Petardo, al menos no me alcanzará la Vida para hacerlo... Tú no sabes lo que significaban esas llamadas casi diarias a mi móvil, ese móvil que aún tengo en el cajón de mi escritorio, cuando me he deshecho de todos los que vinieron después. Ese móvil que no sonaba, porque no tenía a nadie a quien dárselo; en Venezuela el móvil sonaba cada minuto, aquí estaba mudo... y cuando sonaba yo sabía que eras tú, entonces entraba el sol a raudales y no me sentía sola, ni perdida. Marina y tú son mis soles, y conste que no sale su foto porque acabo de caer que ¡no tenemos una foto de los tres juntos!... Los quiero como solo a Uds. se les puede querer ♥

Wednesday, October 21, 2009

Un tren sobre la tierra...

Ya no recuerdo bien cómo fue que su tren entró en mi vida, lo que sí se es que desde entonces no ha pasado un día en que no de las gracias por sus rieles. Ella se llama Leo, yo la llamo la Maga de las palabras. En todos los meses en que he leído su corazón puesto en palabras, no me he encontrado nada que no me haya conmovido hasta los huesos, que no me haya erizado la piel y que no haya traducido de manera contundente, esta torpeza mía para expresar lo que me borbotea por dentro, porque ¡ya quisiera yo escribir la milésima parte de bien que ella! Así que me he "robado" con su permiso (¡Gracias, Maga, te quiero!) uno de sus textos, en la decisión final y tantas veces postergada, por lo difícil que me ha resultado, de escoger uno cualquiera, porque por mi me los traería todos. Este texto me ha tocado muy de cerca, por eso me salgo de la línea de un post por semana: tenía que traérmela a Azules ¡ipsofactamente!



















Postoperatorio...



A mí las bombas me estallan en silencio. Por fuera quedo intacta, pero la onda expansiva revienta todas las ventanas desde dentro. El corazón vuelve a romperse en todos sus pedazos. Camino y voy dejando un triste rastro de cristales por los corredores. Caen de debajo de la camiseta, desde la pernera de los pantalones, de la punta de los dedos. Lágrimas que cristalizan. Qué apuro. Y qué cansino. Otra vez recogedor en mano.




Al final junto más trozos de los que tenía, y me sale un corazón hipertrofiado, mucho mayor que el de antes. Y necesito pedir ayuda para las cirugías: que si ahora no entra en el pecho. Que sí, que sí que entra: venga, tú, separa las costillas, que yo lo empujo. Y ahora siéntate encima, mientras yo trato de cerrar la cremallera.



Durante el postoperatorio, aprieta el pecho y da un poco de miedo. Pero luego da de sí. Lo mismo que las horas. Al final incluso deja de oler a pegamento. Y se licuan las lágrimas. Y regresa la sangre a la punta de los dedos, a la pernera de los pantalones. Y aparece un hombrecito vestido de naranja que se descuelga de un andamio desde la azotea, por dentro, y limpia una a una todas las ventanas.



Leo

Un tren sobre la tierra



Wednesday, June 10, 2009

Santiago de León de Caracas...

Este slide que verán más abajo, se lo "robé" a mi amiga Rosa, porque cada imagen es una maravilla y quería mostrarles Caracas y su Ávila, la ciudad y la montaña por las que suspiro cada día de mi Vida...

A lo largo del tiempo he tenido la oportunidad y la dicha de viajar a muchos lugares, empecé a viajar fuera de Venezuela desde los 9 años y sola desde los 15, y siempre, siempre, lo mejor de regresar era la vista del Ávila, justo cuanto terminaba de subir a Caracas y llegaba a la primera curva, después del último túnel, de la autopista Caracas-La Guaira...
Ya perdí la cuenta de las veces que subí por sus laderas, que incluso dormí en su cima, que fuí a patinar sobre hielo en la pista que está arriba, al lado del Hotel Humboldt... y esa foto mía que está al lado de estas líneas, que alguno de Uds. habrá visto otras veces, es de la última vez que subí al Ávila, antes de venirme a España...





Monday, May 18, 2009

Hasta siempre, Don Mario...

Desde Arriba...

Trepo por la escalera
peldaño tras destino
destino tras peldaño

asciendo lentamente
dosificando alarmas
midiéndome los vértigos

del mal de las alturas
todos saben ...... nadie habla
del bien de las alturas

desde aquí puedo ver
los prados y las calvas
las olas y los pésames

veletas y lealtades
gárgolas y dobleces
las libres azoteas

escalo por la escala
de servicio o de urgencia
de incendio o de socorro

peldaño tras destino
destino tras peldaño
inexorablemente

abajo hay miles de ojos
que contemplan e ignoran
cuándo cómo ni dónde

termina la escalera
y acaba mi avidez
o empieza mi agonía

Mario Benedetti

Inventario Dos

Tuesday, January 6, 2009

In Memoriam...

Hoy despedimos a mi tía que ayer abrió sus alas hacia un nuevo mundo... En medio del dolor que habita ahora mi corazón arde la llama de su luz, de su alegría de vivir, de la campana de su risa... sin duda el suyo fue un fuego de los que encienden...

Te extraño tanto ya...







Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano

Tuesday, December 23, 2008

¡¡¡Feliz Navidad para Todos!!! ♥


Queridos amigos, paseantes, lectores anónimos y afines, en estas fecha especialísimas para mi, para todos, me siento agradecida de tener tantas personas a las que quiero y me quieren a su vez... y quiero usar las palabras de mi hermano Diego para desearles una felicísima Navidad:

"que se contagien de sentimientos positivos no solo
durante las fiestas navideñas, vivir es una experiencia
fantástica que nos depara sorpresas cada día si
sabemos respirar y abrir los ojos durante nuestro
día a día. Vivir es una actividad urgente,
ocurre aquí y ahora... solo basta tener conciencia de
que lo bueno está ocurriendo hoy y no debemos dejar
para mañana el placer de vivir..."



Gracias por estar ahí, de corazón...

¡¡¡Felicísima Navidad!!!




La foto tuneada es de mi Lola


Sunday, December 7, 2008

Ritos...




Cuando estaba en Caracas y durante muchos años, vestir la casa de Navidad era un ritual que compartía con mi amiga y comadre Magaly. Los dos últimos fines de semana de cada mes de Noviembre estaba agendada la cita: primero en casa de Maga y luego en la mía, poner el pesebre (nacimiento), montar el arbolito y adornar nuestras respectivas casas para darle entrada a la Navidad eran un ritual mágico... En esos dos días, mientras nosotras ideábamos cómo adornaríamos árbol y casa, los hombres cocinaban para nosotras: En casa de Magaly, nos hacían pan de jamón y para ella pan de queso, porque el de jamón a ella no le gusta... En mi casa, una famosa receta de un también famoso restaurante caraqueño -El Chalet Suizo del Hotel Crillón-, creo que lamentablemente ya desaparecido, en el que el plato ni siquiera aparecía en la carta y que unos diligentes mesoneros preparaban delante de ti, en tu propia mesa, y solo para los clientes asiduos: la Pasta Suiza.

Luego de mi salida de Venezuela me he ido adaptando a casi todo, pero lo que peor llevo de este exilio son justamente estas fechas, en que extraño a morir esos dos fines de semana de rituales mágicos e inigualables... y no dejaré morir la esperanza de volver a tenerlos, mientras me quede corazón...

En La foto superior se ve a Laura en la casa de Magaly y Laureano, en el último -por el momento- Noviembre que pasamos en Venezuela, en el año 2002 y en la foto inferior, nuestro último arbolito de Navidad en nuestra casa de Caracas, el mismo año...






Tuesday, November 18, 2008

Presumiendo... xD

A los que no son venezolanos estas dos fotos no les dirán mucho del libro de Laureano Márquez... pero a los venezolanos ¡sí! Hoy, a casi un año de haberlas hecho, quiero compartirlas con Uds. Quien quiera saber un poquito más del autor del libro puede hacer click aquí, para ver una breve reseña en Wikipedia (que se queda cortísima, la verdad), o hacer click aquí y conocer su Blog :)

En estas dos fotos (hacer click en ellas para verlas más grandes; tranquis que abren en otra ventana) la dedicatoria está manuscrita por Laureano, pero en su libro "El Código Bochinche" hay un par de páginas de "Agradecimientos que forman parte del libro, en los que Laureano, además de a muchas otras personas, nos dedica unas líneas a mis hijas y a mi, así que quien tenga el libro que le de una miradita a ver si nos encuentra :) Y para quien no lo tenga, lo reto a ver si nos encuentran, porque como todo se consigue por San Google, encontré los agradecimientos mencionados aquí ;) Para más pistas, aparezco un poquitico más allá de la mitad de la segunda página, pero si pueden y quieren, leer los agradecimientos vale el ratito que se lleven...


Laureano es el padrino de bautizo de mis hijas y yo soy la madrina de la suya, como dijo él en su momento, "todo quedó en familia". Entre nosotros, sus cercanos, le decimos "Nano", porque mi hija Laura, cuando era muy pequeñita, ante la imposibilidad de decir su nombre en su media lengua de trapo, lo llamó Nano y así quedó...


Desde aquí -hoy y siempre- van para él (que nunca se asoma por aquí, porque ni sabe que este Blog existe, así que estoy a salvo) todo mi cariño, respeto y admiración...








Thursday, May 29, 2008

Ellos son de Marte... nosotras de Venus...




Cuando comprendemos esto, llegarnos los unos a los
otros es mucho más fácil... aún así, siempre hay que
esforzarse más... pero vale la pena :)












Citas de John Gray,
Doctor en psicología,
especializado en terapia de pareja,
en su libro "Los hombres son de Marte,
las mujeres de Venus" (1992)






Los hombres y las mujeres no sólo se comunican de manera diferente
sino que piensan, sienten, perciben, reaccionan, responden, aman,
necesitan y valoran de manera totalmente diferente.


*

Cuando un hombre está preocupado, se retira a su cueva interior
y se concentra en la solución del problema. (...) Tanto se concentra
en la solución de este problema que pierde por el momento
la conciencia de todo lo demás. (...) A la mujer le resulta difícil en
estos momentos aceptarlo, porque no sabe en qué medida
él está agobiado. (...) El hombre no habla de sus problemas,
y ella cree que no le hace caso.


*

Cuando las mujeres hablan de problemas (...) el hombre supone
que la mujer lo considera a él responsable. (...) El hombre no sabe
que ella se sentirá agradecida sólo con que él escuche.
(...) No se da cuenta de que ella no espera de él una solución,
sino sólo su atención y comprensión.

*

Del mismo modo que para el hombre es una satisfacción
examinar los complicados detalles que llevan a una solución,
a la mujer le satisface comentar los detalles de sus problemas.

*

Los hombres se motivan y adquieren fuerza cuando se sienten
necesarios. Las mujeres se motivan y adquieren fuerza
cuando se sienten queridas

*

El modo más fácil de abortar una discusión
es decir «Lo siento»

*

Para otro hombre, ésta sería una frase cordial:
"Venga, no te preocupes por eso". Pero, para una
pareja femenina íntima, es un comentario insensible y duele.
(...) A continuación, el hombre ofrecerá una solución práctica
al problema esperando que ella se sienta aliviada y feliz.
No comprende que la mujer se siente descalificada y
falta de apoyo. No podrá apreciar su solución hasta que
él valore su necesidad de sentirse disgustada. (...) Es
posible que, cuando el hombre se explica,
el único mensaje que ella oye es que a él no le
importan sus sentimientos. (...) El hombre debe
contener sus explicaciones y escuchar con comprensión.

*

El éxito de una relación depende tan sólo de dos factores:
la capacidad del hombre para escuchar con afecto y
respeto los sentimientos de la mujer y la capacidad de ésta para
manifestar sus sentimientos también de manera afectuosa y respetuosa.

*

El amor no es siempre fácil.
A veces, exige trabajar duro.