Sunday, October 31, 2010

Las juderías / 35 / Tu misión


De la novela Indice / Las juderías / de Carlos López Dzur

35. «Tu misión: Estar con tu marido»

(...) todos los hombres son hermanos en naturaleza, de que todos los hombres deben recibir igual instrucción sin privilegios de castas, de que todas las escuelas deben ser neutrales en creencias religiosas y políticas, respetando la creencia religiosa del católico, del mahometano, del budista, del brahamano, del judío, etc.; y siguiendo sólo la senda de la ilustración y del progreso, caminando paso a paso a la perfección que tanto anhela, estoy segura, segurísima, de que el mismo clericalismo que hoy vocifera en contra del laicismo (...) estaría lejos, muy lejos de tocar las consecuencias de estar en abierta guerra de religión con la enseñanza(...) He ahí lo que hallará (el hombre) en el laicismo: ciencia, moral, justicia (...) Y hay que comprender que la Escuela laica es la escuela del pueblo, la única verdaderamente liberal y la única que puede converger con los ideales del siglo (...) la Escuela laica existirá porque lo pide el siglo, el progreso y el indiferentismo popular: Teresa Mañé i Miravet (alias Soledad Gustavo), 1 de abril de 1888, en: El Vendaval

¡Cómo odiaba Mamá este consejo seudobeatón y, como todo lo beatón, falso! Que la misión de la mujer es 'estarse con su marido, en las buenas y en las malas'. «¿Y qué tal, si la primera de las malas circunstancias, es que el marido es malo, golpeador, mentiroso, vicioso y asesino?», reaccionaba ella. La misión de una mujer es conocer a un 'camarada' y, con él, formar una familia decente y proyectarse como tal en su vecindario y, si no hay camaradas en el vecindario, por ser distintos a ellos, contribuir a formarlos. «Sin vecinos solidarios, no hay patria. No son posibles cooperación y alianza, políticas de buena vecindad».

Habían vuelto las recauda-firmas a llevarse fuera de La Habana a otros 14,000 niños y metían miedo a las judías para que sumen a la causa y con el grupo pasen la voz y se apresuren a salvar los niños, enviándolos al exilio...

Con unas pocas amigas entre los con que Sara hizo migas en La Habana, se hizo muy claro su concepto. La fidelidad es sólo para el servicio santo. «¿Pero entiendes qué es servicio santo? Educar». Estar con el marido puede ser una causa perdida: una guerra sin frutos y una pérdida del tiempo. El marido no es un esposo. Con el marido, se hace reeducación, inclusive se le reeduca sexualmente; con el esposo, ya se Comparte y se hace el Sexo».

Mas estar con el esposo son palabras mayores, sojuzgarse por el marido es una blasfemia, y no es lo mismo.

Entre algunos libros, siendo novia de Abram, y que Sara se leyó antes de su boda en Sevilla, sacó de un baúl de la casa, el libro favorito que de Teresa Mañé su madre anarquista, muerta, tenía muy guardado: El amor libre (1889). Este no, necesariamente, un manual de infidelidades o de fornicaciones. Quiere llevar consigo este libro a La Habana. Ahora fue la oportunidad, casi diez años después, de sacarlo del sótano de La Bodega y hablar sobre él con sus a amigas sobre cómo pensó que se reeducarán a los machos que aspiran a casarse con una Abeja Machiega, con una reina. Es un libro sobre cómo educar a los camaradas para que no se comporten como obreros estériles y violentos. Para que no tengan, ni el amor ni en la política, esa mentalidad voraz y calculadora de los Maquiavelo, que son los ingenieros de tantos tipos de poder sobre hombres, mujeres y naciones.

Acerca de Teresa Mañé, Sarita La Abeja conversó muchas veces con el Dr. Abram, con quien se casó al fin de cuentas, pero él es reacio a oírla, ni aún cuando todavía ni estaban atrapados en cautividad por circunstancias como las presentes y él carecía ambiciones materiales y políticas.

Es que, Mañé la maestra olía (y todavía huele) a anarquismo y, es cierto, es la tradición de los de Riga: Ricardo Mella, Anselmo Lorenzo y otros/as. La tradición de Abram es sentirse, o admirar, a los cruzados, guerreros dogmáticos que, en el fondo, aman lo heroico y se van a la guerras en pos de riqueza, vanidad, lujo y, al fin de la guerra, demandan algo más que condecoraciones, el ocio propicio a la meditación profana, el humanismo, que escupirán sobre las ciudades de la antigüedad, porque ya las han convertido en escombros.

«¿Qué más quieres Abram? Eres tan occidental como esta guerra misma, de bombas atómicas y misiles de Krupp», le dijo ella recién casada, cuando él se fue a Baltimore y, sin ganar dinero todavía, ya pensaba en comprar allá una casa con la arquitectura federal de los edificio de Johns Hopkins.

Según Sara rememora, el fantasma de su madre en la tumba, se revolcaría de ira si supiera lo que este hombre piensa. Le habrfía recordado, si viviera, que no es de su camada. «Tú le llevas siglos de pensamiento crítico a todos los Abram, antes y después de Benavito». Le latía que es cierto. Es que Sara le dijo que sus anarquistas, al estilo de la Mañé y Teresa Claramunt, otrora feminista anarca y una de las últimas, él les despreciaba, mas ellas sí entendían la vuelta a la naturaleza, el paisaje y el desnudo en las artes, el lenguaje popular en la literatura, la ciencia experimental, de un modo más profundo que la mística de la armonía kepleriana y las hipótesis estético-metafísicas, base del galileísmo investigativo que a los Abram les obseden. «Invocar esas alianzas del Papa Alejandro VI que echan a los turcos contra los venecianos, que ponen al Leonardo da Vinci, en sus laboriosas noches del hospital Santa María, a buscar el secreto de la vida y de la muerte por examinar cadáveres, no nos es necesaria a nosotras las mujeres. Somos madres, no execramos cadáveres abiertos por aquello que decía el castrado Abelardo, el nominalista, 'no se debe creer sin pruebas', pero, ¡carajo, si la vida no se ve a ojo pelado, bajo una lupa! ¿qué tal si la prueba es oír dentro del corazón, y no en una osamenta seca, para gritar ansiosamente, suplantando a Dios, como Da Vinci: «Voglio fare miracoli!»

«¿Qué tal si el misterio de la vida es un oir, no un ver, o guardar ombligos o tripas en un frasco de alcoholes?».

«How dreadful is this place!»: Hebrew 28:17

Hallarás a tu hermano de seis alas. En tu exilio, lo pongo y lo llamo Peniel, Quien defiende tu Norte de cualquier extravío y tu lugar terrible disuelve para el necio.

Binah, la Madre de los Niños, te envía sus bendiciones. Como un susurro de las Nanas Celestes: silva la brisa de Em ha’Banim, te tranquiliza tu madre, crío, y exhorta: «Duerme», aunque no quieras dormirte.

¡Qué duro ha de ser, Jacob desobediente, que haya que enviar al Sefirot alado, al más radiante de todos al reino de Malkut en tu presente Olam Hazeh; pero vas a ver lo sublime: Peniel accederá al norte de HaMaqom y vas a ser el Nuevo Hombre en el mundo de hoy, en la esfera de temores.

[13-11-2000: Carlos López Dzur: Seforot ha’Midot]

El método de la Abeja fue siempre como un vuelo del ángel que le dice: No abras ese cadáver todavía. Al cadáver se le fue la vida. Abre tu corazón y aprende. Es más útil que rasgar el pecho, o hacer sacrificios sangrientos, como la guerra o la eugenesia nazi. ¿Qué? ¿No entiendes lo que Peniel, rostro de Dios, viene y te dice cuando descoyunta tu muslo y te lleva ante Binah, la Madre de los Niños? Si quieres ver lo sublime, hay otra Ciencia, a la manera al norte de HaMaqom y no es un terrible en medio de la guerra... No se necesita la guerra y la plaga para aprender de los males... La Reina de la Empatía y del Conocimiento es una Serpiente. Dios no hizo un Toro para hablar de Sabiduría. El Toro es simplemente la fuerza y quien ha de criar a un hijo de sabiduría y educarlo para la libertad, soy yo, con la manera de la Serpiente, astuto y tierno como una paloma. Y la Serpiente y la Paloma que yo te propongo. Es una escuela laica, como aquella que fundara Mañé. Ella fue la primera maestra laica del Estado español. Con la ayuda de Bertomeu Gabarró, ella abrió la primera escuela laica en Vilanova y, si no hubiera en Cataluña, una escuela como ésa, seamos tú y yo camaradas en la tarea de fundar una, o tenerla en la casa.

Ni me gustan los prushím («fariseos») ni los tzukím («saduceos»). Ni La Becerra ni los gringos prusianos, o esos colegios militares que llamaste fabulosos y espléndidos. Sí, como Cicerón, te diría: «Sin la historia uno permanecería siempre como un niño»; pero no se trata de buscar una tradición académica, «a lo petrarca». Tirar a un niño, solo, uno entre muchos, en la lata de sardinas.. La historia humana caduca; pero la historia divina es eterna y no niega la dialéctica y nosotros somos la semilla, el primer cimiento de ese niño, y hay que tenerlo con nosotros; pero nosotros ser la Unidad / la unidad de los camaradas / y, por desgracia, no lo somos. «¿Dónde está tu mente Abram si no en quitar a Batista (de acuerdo, es necesario) para poner a los gringos y atajar a Fidel Castro? Entonces, ¿a quién tienes en mente para que sustituya a los ladrones?»

Yo si tengo algo en mente: la prioridad es nuestro hijo. Y eso no significa que yo sea una de esas damas, con miedo, que embarcaré a Karl en los vuelos de Peter Pan, o lo vea, ¡ay, mi niño! como sub-producto que se engendra en el estilo gracias a la publicidad de la película de Disney, o ese inicial The Boy Who Wouldn't Grow Up y que termina siendo un duendecillo, como Pan con su flauta, en Never Land, sátiro que nunca crece, contrario al Sileno mitológico... un putillo en camisa de mangas cortas, gorrito de pluma y orejas de reno... yo quiero un niño que vuele de verdad y que no sea el Niño Perdido entre indios, piratas, fantasmas y sirenas... Un niño real que no vuele, si no ha de volar con la imaginación creadora y alas de amor concreto...

Casi a finales de enero, el Dr. Abram visitó a su mujer.

«Me dijeron que te vieron en la calle. Hablaste con las judías de Obispo».

«Mas bien, ellas vinieron».

«Te dije que no salgas a la calle, porque hay muchos disparos de francotiradores».

«¿Me cuidas, me celas o me espías?»

«No mientas. Me encabrona».

Para esquivar la pregunta de su esposa, él se refiró a los periódicos sobre la mesa y el libro que vio, 'El amor libre' y ejemplares de La Revista Blanca, al que prefería llamar La Revista Roja.

«Imagino que ya leíste lo que acaba de ordenar El Caballo», se refiere a Castro, «utilizó el Estadio de La Habana y se planchó a Jesús Sosa delante de auditorio lleno».

«Fue generoso. Estaba condenado a muerte, ¿no estás contento? ¿Eres anti-Batista, o ya no?»

«Frente a 18,000 comunistas y 300 periodistas del mundo lo expulsó de país».

«Eso nos puede suceder a nosotros, ¿o no?»

«El juez del Tribunal Militar, Dr. Sori Marín, me conoce. El Mayor Chibás, no. Es receloso».

«Quienes protestaron por una ejecuciones en la noche, un par de ellas, vino en la mañana. Pedían firmas para que sigamos salvando niños de los contrarrevolucionarios y apoyandos a los peter-panes», informó ella.

«Le sigue el capitán Morejón. A ese sí, al paredón. Es un incendiario».

«¿Tienes miedo?»

«No por mí... Bueno, en fin de cuentas, ¿por qué querías verme?»

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CANDIDATA DE LULA EN BRASIL GANA LA PRESIDENCIA




Dilma Rousseff, una ex guerrillera y enérgica ministra de 62 años, se convirtió este domingo en la primera mujer en alcanzar la presidencia del país más poderoso de América Latina, Brasil, gracias al respaldo de su carismático mandatario, Luiz Inacio Lula da Silva.
Brasilia. AFP.-De temperamento explosivo, lo que le valió el apodo de Dama de Hierro de la política brasileña, Dilma ascendió de la mano de su padrino Lula, para quien actuó como jefa del Gabinete Ministerial (2005-2010).
"Estoy en un gobierno, en un país en el que ningún hombre asume sus posiciones. Soy la única mujer, y la única persona en Brasil, dura, cercada por hombres suaves", afirmó entre risas Rousseff, al explicar su fuerte temperamento en un encuentro con periodistas en Sao Paulo.
Su eficiencia en la administración y su capacidad política, llevaron a que Lula la considerara el mejor nombre del Partido de los Trabajadores (PT) para disputar las elecciones.
Sin experiencia en campañas electorales, ya que esta es la primera vez en que se sometió al veredicto de las urnas, Rousseff comenzó a posicionarse como firme candidata al sillón presidencial a partir de mayo, ya que hasta entonces estaba segunda en las encuestas de intención de voto detrás de Serra.
Este domingo, Rousseff derrotó a Serra, de 68 años, ex gobernador del Estado de Sao Paulo y candidato presidencial por segunda vez, por más de once puntos de porcentaje.
En 2009, Rousseff fue diagnosticada con un cáncer en el sistema linfático, aunque luego de su tratamiento en septiembre del mismo año los médicos la consideran completamente curada.
Nacida en diciembre de 1947, Dilma tiene una hija, Paula, y un nieto, Gabriel, que nació a principios de septiembre y logró que la flamante abuela interrumpiera por unos días su apretada agenda de campaña.
Se divorció del padre de Paula, Carlos de Araújo, después de treinta años de un matrimonioa estable, a pesar de las dificultades impuestas por la prisión de ambos durante el último régimen militar (1964-1985).
En su juventud integró dos organizaciones armadas clandestinas de oposición a la dictadura militar, el Comando de Liberación Nacional (Colina) y la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR Palmares), aunque su grado de participación en acciones armadas es aún motivo de polémica.
Arrestada en Sao Paulo en enero de 1970, fue condenada inicialmente a seis años de prisión pero finalmente fue liberada en 1972. Durante su arresto, fue sometida seguidamente a torturas para que revelara nombres de otros militantes.
A inicios de los años 80 participó de la refundación del Partido Laborista Brasileño (PDT, del legendario caudillo Leonel Brizola), aunque en 1986 abandonó esa sigla y se sumó al PT.
En 2001, el PT organizó grupos para elaborar propuestas de gobierno para las elecciones de 2002 en las que Lula participaba otra vez como candidato y ella se sumó al equipo que estudiaba específicamente medidas para el sector energético.
"Apareció una compañera con un computadorcito en las manos. Comenzamos a discutir y percibí que había algo diferente con ella. Entonces pensé: 'Creo que ya encontré a mi ministra de Energía", recordó más tarde Lula.
Electo presidente, Lula sorprendió al nombrar a Rousseff en la secretaría responsable por reorganizar el sector eléctrico y modernizar el segmento de petróleo.
El escándalo que en 2005 pulverizó la dirigencia del PT, ante las denuncias por pago de apoyos en el Congreso mediante una contabilidad clandestina, impulsó a Rousseff al primer plano del gobierno, cuando Lula decidió hacerla jefa del Gabinete.
Los primeros rumores sobre la candidatura presidencial de Rousseff surgieron en 2007, cuando Lula pasó a viajar por todo el país acompañado de su ministra.
La ex jefa de gabinete de Lula, lo sucederá en la Presidencia el 1 de enero de 2011.
"Gobernaré para todos, conversaré con todos", afirmó Rousseff este domingo tras votar en Porto Alegre, Estado de Rio Grande do Sul (sur).


TOMADO DEL PERIODICO LA NACION ON LINE, DE PARAGUAY

LF ESTARA CON EL PLD EN LAS CALLES



El presidente Leonel Fernández anunció que en su calidad de presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) estará en las calles conjuntamente con el liderazgo de esa organización para evitar que retorne al poder en el 2012 el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el que volvió a calificar como el camino malo.

El Jefe del Estado pronunció las palabras centrales de la Asamblea Regional del Nordeste del PLD en la que se les dio ingreso a esa organización a unos cinco mil miembros de las provincias Samaná, María Trinidad Sánchez, Sánchez Ramírez, Hermanas Mirabal y Duarte.
En sus primeras palabras el Presidente Leonel Fernández, quien agradeció los elogios de los oradores quienes le antecedieron en la palabra, precisó que estará al frente de esos eventos partidarios no como precandidato del PLD, sino como Presidente del Partido, a quien unanimidad el Comité Político dio mandato de organizar asambleas para unificar e incrementar la militancia del PLD en toda la geografía nacional.
El mandatario dijo que cuando el Partido de la Liberación Dominicana le ha tocado gobernar en el país se ve el progreso y el crecimiento económico, muy por el contrario a los gobiernos de los adversarios políticos del PLD;: “Cuando a nuestros adversarios les ha tocado gobernar, la Republica Dominicana se estanca” , lo que le llevó a repetir aquella frase usada en 1996 de que al camino malo se le debe cerrar el paso.
“Para el 2012 también el camino malo quedará cerrado” dijo el mandatario motivando una gran ovación de los aproximadamente diez mil presentes en un inmenso techado creado por la comisión del PLD encargada del montaje de la actividad la que se llevó a cabo en el Club el Mayorista en la entrada de San Francisco de Macorís.
Junto al Presidente Leonel Fernández participaron de la mesa principal el vicepresidente Rafael Alburquerque, los miembros del Comité Político, Alma Fernández, Alejandrina Germán, Francisco Javier García, Bautista Rojas Gómez, Ramón Ventura Camejo y Radhamés Segura, Reinaldo Pared Pérez, Secretario General presentó con antelación sus excusas por su inasistencia. Además formaron parte de la mesa Félix Bautista Secretario de Organización y los Senadores de las provincias participantes Arístides Victoria, Prim Pujals, Luis René Canaán y el anfitrión Amilcar Romero.
También presidieron la asamblea los Presidente del PLD en las provincias participantes Fausto Forchue, Jose Luis Cosme, José Rodríguez Aybar, Alejandro Jerez y Andrés Acosta quien inició el acto con las palabras de bienvenida a los asistentes.
En el desarrollo de la actividad se hizo un homenaje póstumo al recién fallecido Cheche Luna, miembro fundador del PLD con un minuto de silencio y una canción a su nombre a cargo del cantautor Félix D O leo.
Francisco Javier García, a nombre del Comité Político pronunció unas palabras en la que destacó la enorme asistencia al acto, lo que explicó la gran preocupación de los adversarios del PRD por ese acto.
El juramento a los más de cinco mil nuevos miembros recayó en el Presidente Leonel Fernández, quien posteriormente en las palabras que dirigió solicitó un cerrado aplaudo por el paso dado.
A nombre de los juramentados hablaron los ex senadores y ex dirigentes del PRD Ramiro Estrella, Pedro Antonio Luna (Papo) y Ángel de Jesús López ( El Compa) actual alcalde de Nagua, quienes coincidieron en anunciar que están integrados de lleno a la base del PLD para trabajar sin descanso por nuevos triunfos del partido morado
“El León del PLD seguirá en las calles para enfrentar el camino malo” proclamó el Presidente Leonel Fernández, quien enfatizó que el candidato que escoja su partido el próximo año recibirá el apoyo de toda la organización.
“Mi labor es la de transmitir a los peledeístas que aquí prevalece la intención de seguir en el poder para preservar los intereses de la familia dominicana”. Expuso el Presidente Leonel Fernández tal y como se reseña en un parte de prensa a cargo de la Secretaría de Comunicaciones del PLD
Expuso que no es casualidad que el Partido de la Liberación Dominicano haya ganado las últimas cuatro elecciones consecutivas con más de un 50 por ciento y dijo que la razón ha sido que ese partido ha calado en el sentimiento del pueblo dominicano.
Una cadena radial llevó en vivo el acto para la región nordeste, este, sur, norte y la capital. Un equipo de locutores antes de la actividad , describía profesionalmente cada uno de los momentos que se suscitaron.
Héctor Olivo y Omar Liriano llevaron la maestría de ceremonia de la asamblea regional de juramentación de nuevos miembros del PLD en el nordeste con el tradicional protocolo del Partido entonándose su himno y el lema de servir al Partido para Servir al Pueblo.
La actividad inició a las 11.50 minutos de la mañana con el arribó al escenario del Presidente Leonel Fernández y concluyó diez minutos pasada las una de la tarde.
Las próximas asambleas regionales de juramentación de nuevos miembros se efectuaran en las provincias de La Romana y Barahona.

Don Juan Tenorio (1922)


El clásico de José Zorrilla, está dirigido por Ricardo de Baños.
Para la noche de ánimas y de Todos los Santos, es la perfecta.
Aunque tiene más años que la tos.
Don Juan Tenorio es Fortunio Bonanova.
Doña Inés es Inocencia Alcubierre.
Pues la verdad no se quiene son, o fueron. No había leído nunca sus nombres, igual eran amateurs.
Una joyita del cine español.

photos from Parque Nacional Calilegua

rufous-bellied thrush

dusky-capped flycatcher

black vultures

dusky-legged guan


plush-crested jay

tapir footprint



buff-necked ibis footprints

fuzzy spider

pollywogs

corzuela footprints

plush-crested jay

tortilla verdura

Mike listening to Raúl

photo by Raúl

Libertador General San Martin

North of Salta, north of San Salvador de Jujuy, north of San Pedro, we came across the medium-sized city of Libertador Gral San Martin, which has a huge open market on Saturday & a national park next door, Parque Nacional Calilegua. This morning we hiked for 3 1/2 hours in the park, saw a number of new birds plus tracks of tapir, corzuela (a small deer), & bandurria boreal (buff-necked ibis).

On the way back to San Martin, we picked up two young women who were hitchhiking to the bus terminal. The gravel road & noontime heat made for a brutal walk we were glad to save them from.

We ate lunch at a restaurant called Las Yungas -- highly recommend. The parrillada (grill-man) arrived at our table with an empty glass, good thing because without him we were unlikely to have finished the liter of beer. He wrote this in my notebook:

Para Carol Mike

Mis grandes amigos norteamericanos de corazón

Raúl Delgado
1 Amigo Argentino
Ledesma (Jujuy)
Parillada
Las Yungas
31-10-2010

We had hugs & kisses before we left, & a promise that all Mike has to do for instruction in cooking on the parilla is to call Las Yungas & ask for su amigo Raúl.

One more thing: we ordered the following:
  • agua con gas
  • cerveza Norte, un litro
  • 2 empanadas de pollo
  • 1 tortilla de verduga (a fritatta made of egg, carrot, fresh greens, mashed green pea, onion, potato)
  • 1 chorizo
  • 1 morcilla (blood sausage)
  • postre de cayote con nuez (chayote jam with walnuts)

They also brought picante sauce for the empanadas & fresh bread served with a small bowl of fava-style beans cooked with onion, tomato, & red chilis.

La cuenta: 55 pesos.

RABINO DANY GOLDMAN: Por fin alguien se acordó de usarnos

Por Daniel Goldman *
 
Conocí a algunos presidentes de la Argentina, pero Néstor fue el único al que no podías no tutearlo. Este hombre de rostro pícaro, que ceceaba, usaba mocasines y andaba desaliñado, fue uno de los pocos que comprendió en su esencia el tema de la memoria como recuperación de una arista tan vituperada en la identidad argentina.

Para los que venimos caminando en este asunto de los derechos humanos, cómo nos irritaba que nos crean ilusos cuando los supuestos esclarecidos, desprovistos de argumentación fáctica, parapetándose en sus corazas y sólo promoviéndose en la antipatía que les causaba la corbata desajustada, ya no sabían qué alegar y nos corrían señalándonos que el Gobierno nos estaba usando. Y por fin alguien se acordó de usarnos, debía ser la simple y punzante respuesta, ya que ser consciente del uso era la mejor credencial para asumir el lugar que exigía la compleja multidimensional de un proyecto de Estado, que anhelaba penetrar en la profundidad del dolor de una sociedad que no resolvería sus problemas si no se proponía acompañarnos a viento y marea en la búsqueda de verdad y justicia. Sabiendo que los paradigmas de la memoria deben aplicarse tanto a lo lejano como a lo cercano, en esto no hago referencia sólo al repaso del ‘76, sino también al casi imperceptible hilo conductor que nos hizo estrellar con la realidad del 2001. El fallecimiento súbito del presidente al que accedí a tutear, permitió catalizar testimonialmente en la inagotable pantalla de televisión de estos días aquello que nuestra conciencia cortoplacista nos hacía olvidar: el recuerdo a flor de piel de lo destrozados que estábamos en el 2001. El rigor de las certezas nos exige, ante la ecuación de la muerte, mirar al pasado inmediato y recordar dónde estábamos, y dónde nos encontramos hoy. Y a mí que no me la cuenten, ya que el inicio del siglo me sorprendió dirigiendo el comedor popular de mi congregación en el que no dábamos abasto. Ahora, en el presente, puedo comprobar la merma en la demanda. –Los pobres están mejor –me dice mi amigo Eduardo de la Serna. Al padre no lo acompaño en su teología, pero en esto al cura le creo. No hay mejor termómetro que su experiencia en la villa. Salir del hambre cotidiano, ver que los pibes desayunen leche todas las mañanas y que vayan a la escuela, redignifica la identidad que se entrama en la trilogía de memoria, verdad y justicia, la cual indefectiblemente otorga esperanza al futuro y despierta una nueva dimensión en la joven generación, a la que no le empieza a pasar la política por el costado, sino que le instala la vocación militante perdida, que se amalgama con el compromiso del trabajo, el estudio y el esfuerzo. Eso es lo que se respiró en la plaza. Eso es lo que se multiplicó por cientos de miles.

Soy rabino, no profeta, pero en el proyecto fundante que va por más, avizoro un porvenir diferente y más auspicioso del que nos tocó vivir.
* Rabino.

Pagina12

HORACIO VERBITSKY: La resurrección

Al retirarse del cementerio de Río Gallegos donde despidió a su compañero político y sentimental de toda la vida, la presidente CFK entregó una definición que va mucho más allá del momento y el lugar en que la pronunció. “No vamos a cambiar justo ahora”, dijo con una sonrisa a pesar del dolor.

Por Horacio Verbitsky
Desde Río Gallegos

No era necesario ser creyente para sentir emoción durante la sobria y cálida ceremonia con que tres sacerdotes amigos de la familia Kirchner despidieron a Néstor, el viernes en el cementerio municipal de esta ciudad que él condujo, como intendente y gobernador. Todo transcurrió con una intensidad, un decoro y una ternura que ninguno de los privilegiados que pudimos asistir olvidará. Cristina quiso que la acompañara un centenar de personas, entre representantes de organismos defensores de los derechos humanos que llegaron desde Buenos Aires, familiares de Kirchner, unos pocos legisladores a los que siente próximos, como Agustín Rossi o Eduardo Fellner; amigos de toda la vida y compañeros de militancia, de ella, de Néstor y de Máximo Kirchner. En cambio, dispuso que los ministros y funcionarios no abandonaran el trabajo en Buenos Aires, con escasas excepciones como el jefe de gabinete Aníbal Fernández y su vice Juan Manuelito Abal Medina, y aquellos que acompañaron a los Kirchner desde Santa Cruz, como Julio De Vido, Carlos Za-nnini, Héctor Icazuriaga o Nicolás Fernández, o en la militancia setentista, como Carlos Kunkel y El Pampa Alvaro. Algunos que ignoraban la consigna, o que decidieron ignorarla porque necesitaban una foto, debieron volverse del Aeroparque sin asiento en los aviones, como el Procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, el resistente.

Murió sereno

Mientras aguardaba dentro de la capilla la llegada de la comitiva, el padre de Plaza de Mayo Julio Morresi se acercó a María Ostoic y le dijo que con su hijo se había ido el mejor. “Ya va a venir otro”, respondió la madre del ex presidente, que al filo de sus 90 años mostró una serenidad asombrosa. Contó que en el rostro de su hijo muerto vio una expresión relajada. “Murió sereno.” Como quien reflexiona en voz alta dijo que el acto en el Boxing Club con los gobernadores le sonó como una despedida y que no entendió qué intentaba transmitir Kirchner cuando dijo que volvía a Río Gallegos. “Tal vez así impidió una tragedia mayor”, reflexionó, enigmática. No parecía que estuviera hablando de política. Suspiró y dijo: “Vuelve a la ciudad en la que nació. Los hijos deberían enterrar a los padres y no al revés”. Amigos de Río Gallegos contaron que Kirchner acababa de comprar una parcela en el cementerio local y que la noche anterior a su muerte había hablado de ello con Cristina. Los dos dijeron que no les gustaban los velorios en el Congreso, a cajón abierto, en los que los restos de lo que fue una persona quedan expuestos a las miradas morbosas de cualquiera. En la segunda fila de la nave escuchaba estos comentarios la hija menor de María Ostoic, María Cristina Kirchner, Macris o la verdadera Cristina Kirchner, como bromean los íntimos, a quien acompañaban sus hijos, un morocho fornido de 12 años y una señoritunga pizpireta de 11. Farmacéutica del hospital local, Macris rara vez viaja a Buenos Aires. Todos los Kirchner han heredado la nariz de María Ostoic, pero Macris comparte el rostro romboidal de su sobrino Máximo, a quien se parece más que a sus hermanos Néstor y Alicia. Máximo, que durante más de veinte horas no se separó de su madre en la capilla ardiente, se estremeció con un recuerdo al abrazar a un compañero en Río Gallegos. “Al matar a ese pibe en Constitución también mataron a mi viejo. Estaba indignado. Todos esos tipos tienen que ir en cana”, musitó. Junto con Cristina y sus hijos llegó su hermana, la médica Giselle Fernández. En la capilla también se abrazaron Alessandra Minnicelli, la esposa del encanecido Julio De Vido, quien hace apenas un mes perdió a su hijo Facundo, de 21 años, en un estúpido accidente cuando su auto mordió un cordón y embistió un poste, y la actriz Andrea del Boca. Hace cuarenta años ambas actuaron en Andrea, una película infantil filmada en esa misma ciudad. No habían vuelto a verse desde entonces. Se tenían de la mano, con los ojos empañados por el llanto.

La muy austera ceremonia ocurrió en la capilla del único cementerio de Río Gallegos, que no es privado por si hace falta decirlo, y estuvo a cargo de tres sacerdotes de estrecha relación con la familia Kirchner. Junto al espacio reservado para el féretro instalaron una corona muy sencilla, de pocas pero frescas flores, con una cinta argentina de plástico que sólo decía Cristina, Máximo y Florencia. No fue una misa, sino la lectura de un breve texto bíblico y una conversación entre amigos. Por eso el obispo Juan Carlos Romanín, quien desde el conflicto docente encabezó la oposición provincial, aceptó un consejo de conocidos cautos y se abstuvo de comparecer. Todos tenían presente el sonoro improperio, “Hipócrita”, con que un feligrés católico respondió a las melifluas palabras del cardenal Jorge Bergoglio, y el fastidio que causó la fugaz aparición para las cámaras en la Casa Rosada de Alcides Jorge Pedro Casaretto, luego de siete años en que ambos políticos episcopales trataron de hacerle las cosas difíciles a Kirchner y a su esposa en todo lo que estuviera a su alcance. Esa jerarquía tiene escasa relación con el gobierno pero preferiría que se notara menos. Lo siente como una capitis diminutio porque sólo se concibe como parte de una Iglesia del poder, aunque declame lo contrario. En cambio se comentaba con tolerancia, por su edad y porque nunca hostilizó a Kirchner, el rezo del jubilado obispo de San Isidro y Morón, Oscar J. Laguna, y con respeto la discretísima visita del arzobispo de Luján, Agustín Radrizzani, a quien CFK debió consolar cuando le tomó las manos en un pasillo lateral, lejos de la vista del público, y la de su predecesor, el jubilado Rubén Di Monte.

La última zambullida

Imposible imaginar mayor contraste entre el boato y la artificiosidad del rito celebrado en la Catedral porteña y el encuentro afectuoso entre viejos conocidos en la capilla patagónica. Sus paredes están pintadas de un vivo color salmón, y vidrios amarillos y ocre, sin iconos, filtraban la luz de un día nublado. Con su techo de madera clara y apenas una cruz como símbolo religioso, es tan despojada como un templo protestante. Allí se celebró la vida y no la muerte. La comitiva logró vadear con mucha dificultad y lentitud el río humano que se desbordó a los lados de la ruta desde el aeropuerto. Algunos presuntos buenos cuberos estimaron que se había volcado a la calle la mitad de los 117.000 habitantes de la capital provincial. Como hacía en vida, Kirchner se zambulló por última vez en la multitud. Al pasar por algunos barrios se veían más lágrimas que dientes. Unas pocas vallas cayeron por la presión humana y no faltaron empellones, entre petroleros y albañiles, a ver quién cuidaba mejor a Cristina. Los invitados por la presidente vieron por televisión en Río Gallegos cuando Cristina hizo detener el auto, bajó y les recriminó a los policías por empujar a quienes sólo querían despedirse de Kirchner. Fue un gesto como para que nadie tuviera dudas sobre el carácter de la persona al mando, a la que tantos se proponen ayudar, con las mejores o las peores intenciones. Los amigos de Santa Cruz acotaron que no era un gesto para los medios, que lo mismo hizo durante la campaña electoral con un custodio que empujó a un militante que intentó acercarse al helicóptero. “Las elecciones se ganan con votos y no con seguridad. Y los votos se ganan de a uno”, le dijo.

Resucitar en el pueblo

Dentro de la capilla, que terminó de construirse durante la intendencia de Kirchner, el cura Lito Alvarez recibió a la presidente y su familia. Cristina se sentó en la primera fila a la izquierda del féretro, junto con sus hijos, el gobernador Daniel Peralta y el presidente de Venezuela. A la misma altura, sobre la derecha, seguían su suegra, sus cuñadas y sus sobrinos.

–Este es mi cura preferido le explicó Cristina a Hugo Chávez Frías, señalando a Lito Alvarez.

–¿Y yo, qué soy?, protestó el sacerdote Juan Carlos Molina, el rubio alto de barba rala que durante las interminables horas del velatorio porteño permaneció de pie consolando a su amiga Alicia Kirchner.

–Bueno, los dos son mis preferidos. Pero no se hagan los locos, concedió Cristina

De pantalón y campera los dos, azul tejida Alvarez y de paño gris Molina, el único ornamento que cada uno lucía era una estola blanca, con cruces de color. Alvarez dijo que estaban allí para despedir al amigo y acompañar a su familia y que serían breves y cuidadosos, no fuera cosa que Néstor se levantara y les apoyara una de sus manazas en la cara y los hiciera callar con un “ya estásh diciendo macanas”. Leyó el bello párrafo del Evangelio según Mateo sobre el juicio final (25: 35/40) en el que Jesús dice a sus discípulos que el Reino de los Cielos se abrirá para ellos porque “tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Los justos le preguntarán sorprendidos cuándo le dieron de comer y beber, lo alojaron y vistieron y lo fueron a visitar, y “el Rey les responderá: cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Luego, el cura Lito dijo que hablaría de la resurrección. Explicó que todos nos morimos, pero pocos dan la vida, como Kirchner la dio. Y que quienes dan la vida resucitan en el pueblo. “El pueblo argentino resucitó, porque estaba humillado y sin esperanzas y Néstor con sus actos se las devolvió.”

Alvarez, quien ese día cumplió sus 49 años, es el sacerdote de El Calafate a quien dos horas después de la muerte de Kirchner la presidente le contó cómo fueron sus últimos momentos de vida, desde que se desplomó en sus brazos luego de intentar incorporarse al sentir un dolor en el pecho y dificultad para respirar. La vio entonces, tal como horas después la vería todo el país, destrozada de dolor pero entera, afectuosa y preocupada por sus hijos. Lito le dijo que recién entendía por qué Kirchner la llamaba “Presidente Coraje”.

Caprichoso, caprichoso

Lo siguió en la predicación Juan Carlos Molina, quien atiende hogares para jóvenes con problemas de adicción en Caleta Olivia, en la provincia del Chaco y en Haití. Contó que durante el velatorio en Buenos Aires, Cristina pasaba la mano por el lustroso ataúd y como si acariciara a Kirchner le decía en voz muy baja “caprichoso, caprichoso”, que quería decir empecinado, cabeza dura. “Caprichoso, sí. Néstor era caprichoso y por eso el pueblo argentino está hoy como está y le responde como le responde”, dijo el cura. Dijo que Kirchner entró al salón de los patriotas latinoamericanos preparado con los atributos de presidente, pero que Cristina y Alicia fueron colocando sobre el féretro y a sus pies los regalos que la gente le fue alcanzando, “hasta que salió de allí como el hombre del pueblo, como un líder”. Cinco cajas grandes llenaron esos tributos populares. Como Sergio Soto es el primer nativo de Gallegos que llegó a cura, dijo unas palabras sobre su emoción al despedir al primer presidente nacido en Santa Cruz, así como Fernando de la Rúa opinó por televisión que la gran lección de estos días es que hay que respetar a los ex presidentes. Un parroquiano que lo escuchó después de asistir al velatorio, increpó al televisor en una parrilla de Buenos Aires: “Kirchner murió, vos mataste”.

Cuando terminó Sergio Soto, Juan Carlos Molina recordó que al asumir la presidencia Kirchner dijo que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. “Tampoco quedarán enterradas ahora en el cementerio de Río Gallegos”. Luego convocó a madre, hermanas, esposa, hijos y sobrinos de Kirchner a rodear el féretro y despedirse con alegría por la vida. Después de ese último abrazo, la presidente acompañó hasta el aeropuerto a Chávez, quien apenas pidió un viva por el ex presidente y otro por la Argentina. También ordenó que los miles de personas que esperaban en la calle pudieran entrar para despedirse de Lupo, como todos siguen llamándolo aquí, aunque para eso hubiera que postergar el traslado a la cripta familiar. Antes de irse, Cristina avanzó hacia las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo y se abrazó con ellas. “Viste, somos peronistas. Siempre andamos en medio del pueblo y el tumulto. No vamos a cambiar justo ahora”, me dijo con una tenue sonrisa y con una entonación endulzada por el dolor y el cansancio. ¿Quién que la conozca y no la subestime puede esperar otra cosa?

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Las juderías / novela / 20 / Sara de Riga


De la novela Juderías / Indice / de Carlos López Dzur


20. Sara de Riga la Abejita y la Bodega

Al segundo día de vivir en La Habana, Sara tuvo la oportunidad de ver el exterior de lo que sería su casa.

La Bodega había sido un almacén de vinos y, en el sótano, sus cavas estaban vacías. Descubrí la reminiscencia de enormes toneles. Una muchedumbre de ratas campeaba por sus restos, huidizas en la oscuridad. En pasadizos, o túneles, se les contenía su propagación o salida, con venenos y trampas.

Cuando yo describí a mamá, ya en el exilio, cómo recordaba La Bodega, me dijo que también ella ya hurgó esos lugares y sótanos. No había la peste a ratón muerto que me sorprendía en ocasiones. «Vino después, cuando salimos de Cuba por casi tres años», me dijo. «Aún los sótanos y los cubujones de una casa, hay que cuidarlos».

El tercer piso, también deshabitado, vacío, todavía guardaba indicios de mercaderías de sus viejos acopios. «Y antes que nacieras, sí que no había un tercer piso deshabitado. Tuvimos vecinos».

En el primer piso, se habilitó la Clínica Médica de Benavito, que después compartió brevemente con el Dr. Otilio Matías y heredó mi padre. Había arrendamientos de oficinas comerciales y profesionales, como las que tuvo el ingeniero Leopoldo Matías de Neves, la oficina de exportaciones de Novás Calvo, el bufete legal de los Díaz y las oficinas de viajes, boticas y maicerías, de otras gentes que no recuerdo.

El edificio tenía tres ristras de ventanas barrocas del siglo XVII o XVIII, con logias voladizas y vidrieras emplomadas en el segundo piso, añadidas en 1900. En el interior, yo descubrí el ancho alféizar de las ventanas y, por tanto, supe que antes que mi familia alguien tuvo allí su residencia. A principios del siglo XIX, la segunda planta del edificio se utilizó como escuela de música, lo que explica la cantidad de viejos instrumentos de viento y tambores destartalados que hallé en el declarado sótano.

El anterior propietario del edificio reforzó paredes, desde dentro y fuera de la enorme estructura, y ordenó que se hicieran cornisamientos o dinteles en las áreas habitadas como viviendas. En el exterior, a ras de la calle adoquinada, las paredes frontales del palazón, sin balcones frontales en la planta baja ni en la tercera, cada puerta de entrada o pórtico residencial, se flanqueaba con un largo y corrido macizo, sobre el cual se apoyaban los estilóbatos, con columnas cuadradas espaciadas cada veinte pies. Y la estrecha calleja, sombreada por casas menores, tenía un tráfico humano intenso.

Recuerdo muy pocos automóviles. Los transeúntes y, en especial, los pordioseros, a menudo utilizaban los muros macizos para sentarse y facilitar su tarea de mendigar.

Mi padre me vedó mi salida a la calle. Le tomó tirria a la cáfila mendicante que se reunía en las cercanías de su puerta. En tiempos en que vivía Leopoldo, antes del arribo de Sara, también se quiso eliminar los macizos que la gente tomaba por asiento.

Ya en su vejez, conocí a Andrés y me aficioné a él. «Yo te confiaba a él porque te quería, te cuidaba. Y salías con tu tío Andrés, [porque yo lo permití, aún en contra de tu padre. Me alegraba que te enseñara el mundo fuera de la casa. Una no tiene patria si no tiene un vecindario al que y en el cual confíe». Que Tío Andrés te dijera: ¡Mira las parejitas, nalgas fría! Son colegialas enamoradas y sus cucaracheros! me gustaba y, ¿sabes por qué? porque supe que Abram, tu padre, se crió, aislado del mundo, y por eso es como es. Es malo ser tan solitario y abrir los ojos al mundo, al exterior, muy tarde en la vida»].

Mi mamá, Camarada Sarita / La Abeja / no sólo quiso ver el exterior del paisaje, o de este edificio. Creo que sabía todos mis rinconcillos de juego o escondites. Cuando mi padre se fue a Baltimore a estudiar, jugábamos mucho a las escondidas. A veces Mamá fue más niña que yo... pero veía el interior de las almas. Me hizo querer a Andrés, porque sufrió mucho, y querer a papá. Y quererla. Por de pronto, viéndolo a él por dentro, me habló sobre Andrés.

Tío Andrés, hijo de Rachel, fue hombre mucho más simple que mi padre. Su judaísmo, sin ascetismo, nada tenía de ultramundano ni heroico. Mercader de telas en Almelo (Holanda), se hizo muy próspero que, en Overijseen, olvidaron que vino con una mano atrás y otra delante. Antes de ser almacenista y exportador de telas, fue sastre de día y conserje de noche en las industrias de tela de algodón y, sin los ahorros de sus desveladas y el apoyo financiero tan menguado de Leopoldín, él no tendría para coser ajeno al día siguiente ni una chaquetilla de lino. La maldita guerra lo hizo otra vez botellero, la política arruinó su fábrica de botellas y hasta lo puso a coser. El pudo haber ido a Ceiba Mocha, donde tenía una enorme extensión de la Hacienda de Benavito, pero dijo: «Si yo no labro la tierra, ¿por qué voy a ir a pedir que me alimenten de ella y a poner presión a un peonaje que está desesoso de que se acabe el latifundio y tenga tierra el que no la cultiva?»

A peones de su padre, aunque ya la tierra estuvo en su propiedad, no pidió jamás ni un gajo de bananos. Ni una naranja. Le preguntaban de quiénes son los cultivos y él, siendo dueño, decía: De Bartolo y nunca supimos quién era Bartolo. «Pero los hombres buenos y humildes no tienen que pedir... les dan. Vienen a obsequiarte aquellos que saben que no es su tierra y que, en el fondo, el generoso eres tú».

Su madre Rachel, la más pequeña de las hijas del Dr. Moritz, fue el primer amor de Benavito. Seguramente, algo de la humildad de Andrés la aprendió de ella. Rachel vivía a la sombra, opacada por su hermana Paquira, aunque tenía la misma belleza. Mas Rachel era retraída, solemne y matrera. Disimulaba su interés por los hombres, con su aire muino. Hecho que mortificó y desalentó a Benavito y sus primeros devaneos por ella hasta que un día supo que Antonio, por lastimar el orgullo de su esposa Paquira, cometió estrupo y que, en ocasiones, a pesar de la resistencia de la muchacha, la gozaba. Así sucedió con Alicia, la vírgen. Dicen que era estéril.

Y, seguramente, Rachel fue quien más gozaba con Benavito. Cierta complicidad de moscamuerta. A sabiendas de tales circunstancias, él compitió por quitársela a Atonio, medio-hermano de Antonio, siendo demasiado jovenzuelo. «Te digo ésto, hijito, para que aprendas a quererlo y entiendas por qué Benavito, herido por engaños de Rachel con Antonio, les rechazara... pero, no creas que los rechazos son por siempre. Tú no pudíste conocer a Benavito ni yo; sólo podemos juntar pedacitos sinceros de las memorias de aquellos que nos hablaron sobre él... Hay días que una persona que nos quiere, nos hiere. Al otro día, lo puedo lamentar. Se arrepiente y es quien más nos ama».

Benavito sufría muy profundas crisis religiosas que, a menudo, las ocasionaría su antipatía por Antonio López y después sus diferencias con Leopoldo. A su juicio, el primero dio mala vida a las dos hijas del Dr. Moritz Abram Matías. Este fue uno de los parientes que él más admiró. «Nunca pienses que Benavito no quiso a su hijo y sé prudente. No le digas, sin saber, que su padre no le quiso. Recuérdale lo que ya sabemos con seguridad. El amó a Rachel, tu tía-abuela. Y, aunque Rachel, fuese imprudente, inmadura en muchas cosas, ¡qué ironía! era hija de un sabio y el Dr. Moritz, padre de Rachel, es bien querido... De Antonio López nada sabemos, excepto que Andrés no lo considera su padre. Y su padre es tu Abuelo Benavito».

No lo voy a preguntar a Mamá de este modo: «¿Te dijeron abejita porque eres chismosilla desde pequeña, y metes tu naricita en cada flor que ves?»

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Las juderías / novela / 1-15 / Las juderías / Rachel, Andrés y otra gente de La Habana / Piratas judíos en el Caribe / Reseña de libro de E. Kritzler / 16. ¡Qué camarada ni qué ocho cuartos! / 17. El Moisés cornudo y sin timbales / 18. Llegó con gran euforia el hermano esquivo / 19. Presentaciones de rigor / 20. Sara de Riga la Abejita y la Bodega / 21. Antonio: La jactancia de un macho estéril / 22. La moral descuartizada / 26. ¿Quién es el faraón? / 28. «Ya veo por donde van tus sincretismos»

Las juderías / 18 / Llegó con gran euforia


De la novela Juderías / Indice / de Carlos López Dzur


18. Llegó con gran euforia el hermano esquivo

Independientemente de mis escrúpulos, si bien admiré al hombre de ciencias que fue el Dr. Abram Matías, héroe en Berna (Suiza), ex-estudiante en Leiden (Holanda) y graduado en Johns Hopkins (Baltimore), dudo que tenía buenos ojos para averiguar lo oculto. Me habría gustado que, de veras, hubiera visto a la luz de Dios. O que confesara que tal Luz fue mi madre, judía luminosa, ya que cuando tenía sus días excepcionales de amor, o necesidad de consuelo, recurría a ella y, entonces, si le decía... camarada, camarada de Berna... Mas, paulatinamente, cambió su testimonio de lo visto en Europa como salvación y ella en sus quehaceres, por cosa tan vulgar como decir que Adonai se representa en forma de parásitos. Y que contra los parásitos no se puede luchar... Esos mentados bichos son las emociones de la gente.

Mi madre dijo que la llegada de Abram a La Habana fue eufórica. La misma euforia con que se recibiera a Malká, La Sueca. «Aquellos primeros días», según contó mi Abuela, Abram era irreconocible. Se sentía heroico, aunque no lo dijera.

Antes de viajar a Europa, él vivía tan encerrado en sí mismo y en sus libros que, entre 1934 a 1940, aunque le hablaron sobre la realidad de Cuba y sobre cómo había una dura represión contra los movimientos comunistas y socialistas de las centrales azucareras, a él sólo interesó lo que pasaba en los alrededores de La Bodega. Su mundilllo, su torre de marfil. Se le podía preguntar quién estaba gobernando la nación durante esos seis años y no sabía. Los tabaqueros de las Calles Obispo y Neptuno sabrían más. «Lo único que tenía sagrado era el Viejo Benavito, ni siquiera Malka, su abuela», me dijo Mamá.

Extraño que ésto fuese así, porque, cuando Benavito viajaba a Matanzas se enteraba de cosas horrorosas. Veía tanta hambre y desesperación. Quizás la única hacienda en Ceiba Mocha, donde había un nivel de salubridad y lealtad al patrón, fue la suya. Y se lo decía: «Caridad y misericordia... lo que Grau San Martín no trajo ni traerá la Coalición Socialista-Democrática que se organiza con Batista».

Durante el primer mandato de Batista, él cooperó en la 2ª Guerra Mundial con los aliados y declaró la guerra al Imperio japonés, la Alemania nazi y la Italia fascista. Y Leopoldo y Leopoldín festejaron esta señal, como las cosas buenas de Batista, además se discutía el aprobarse una nueva Constitución, que introdujera en la práctica política cubana el semiparlamentarismo y una cierta intervención del Gobierno en la economía, a través de un sistema de cuotas, puesto que la industria azucarera se vio duramente afectada por las politiquerías y el asunto de querer oponerse al yankee.

Con el ditador Batista, que sería un ladronazo, a la larga, ofrecieron a Benavito comprarle cada pedacillo de tierra que tuviera en Ceiba Mocha. Nunca, les dijo, y fue en fecha de un festejo de Tu B'Shevat o Comienzo de Primavera, cuando para reverenciar el renuevo de los árboles iba a sus frutales de Ceiba Mocha e invocaba las almas renovadas de Eretz Israel, porque cada arbolito es como crio humano. Lleva dulces a los vecinos para los guajiritos y se cocinaba una 'matbucha' o ensalada de verduras para que comieran todos los peones.

De hecho, la mejor porción de su tierra se la dio a Andrés, el Tonto, y éste le dijo que no le interesaba la agricultura y, aún teniéndola escriturada a su nombre, Andrés se la dio de palabra a Abram y le dijo: «Si Benavito no me dio cariño, que tampoco me contente con hacienda. El respeto debe ser primero». En vano, su mediohermano le decía: «El te respeta. A mi también me llama klotz y entiendo que a quien no respetara fue a tu madre». Duele igual.

Después de todo, las tierras de Benavito y Andrés (con sus sueños de ser empresario exitoso, con oficinas en el enorme edificio de La Bodega, donde ni alquilándole una puerta en el primer piso su padre accedió) daban de comer a cientos de guajiros. «Caridad y misericordia. Ellos doblan la espalda, no quiero que siembren caña para el gobierno corrupto; pero que me cuiden el pedacito que me ayuda en mis faenas, el laboratorio de patología, porque, ¿quien quita que seas tú, Abram, el futuro patólogo?»

Como parte de la euforia con que Abram vino, recuerda Mamá, que llamó a Tío Andrés, quien fue el primero en llegar de los hijos de Benavito y quien de veras le escribiera. De hecho, en 1940, Andrés fue el único que vio morir y estuvo presente en las exequias de su padre. A él si tuvo el tiempo de bendecirlo.

«Murió, ya sabes, y me bendijo», le dijo Andrés cuando lo vio. No supo por qué Andrés sintió que su medio-hermano lo abrazaba por primera vez.

«¿Te dejó algún mensaje para mí?»

«Lo que dijo siempre: Que su dios es el Viviente Chai, Eeel Chad, el que Es y Será, y que no quiere muerte ni sacrificios de sangre...»

Estas palabras las sintió como una bofetada. Mas su contento podía más. Volvió a abrazar a su hermano mayor... Sí. Abram vino eufórico y le presentó a una mujer muy hermosa, «Mi esposa y Camarada». En vano, sería preguntar cuántos años se tardó en querer de veras regresar, o cuándo realmente pudo. Teóricamente, el Armisticio se firmó el 22 de junio de 1940, y había llegado en 1944. «Llegaste tarde. Te dimos por muerto». Mas, tarde y seguro, aqui el vivo, casado, y ya con diploma de médico. Ofertas para irse a Baltimore, y el Gobierno de los Estados Unidos pagaría sus estudios postdoctorales.

Aquí, sin embargo, encara al fracasado quien quiso labrarse su futuro solo. «Cuba jodida, desde que llegué. La fábrica de botellas en ruinas y, con la guerra, ya no hay negocios de telas ni exportaciones. Yo, en la prángana».

A la casa, cuando Benavito vivía, iba por la compañía de La Sueca, no por la de su padre. A Andrés le gustaba los alborotos de la capital y, en ésto no fue distinto a Abram; pero él sigue el olor de la gente de su querencia. «Soy como un perro». Abram no. Apenas llega y le ha dicho a Sara y La Sueca que lo primero que le corresponde ahora es lavar las camisas de fatiga del Ejército, quitarse las pesadas botas, y terminar sus estudios médicos.

Andrés que siempre valoró la espiritualidad de Abram, «uno con los ojos puestos, en un más allá sin geografía, obsesiondo con saber si Dios es visible en realidad, si se hace carne», no supo decir si éste es la copia de Benavito, la sombra de él. Razonó, «pero buen gusto tiene», miraba como Abram, como su padre en su oportunidad, sigue trayendo suecas. Esta judías hermosas que parecen muñecas, hechas para la sensualidad. «Y uno acá, perdiendo la cabeza y los cojones con las mulatas, como Rosa Belén», meditó. Llegaba a pensar que suecada y hermosura / o heterodoxia / eran lo mismo.

En menos de media hora, tiempo que se entrevistaron, Abram preguntó sobre todo, tomó la voz cantante. El, que era silencioso, introspectivo, estaba ansioso de información. De todo, excepto el ir a dar respetos a la tumba de su padre. Si Abram no preguntó cómo fue su muerte, no le quiso presumir un milagro, no sea que le crea jactancioso.

En días del Yom Kippur, al presentir su muerte, Benavito pidió perdón a Andrés. «Si viviera un poco más, querría ver que regreses a casa, bene mío!» Fue la primera vez que Benavito se retractó de tantas erranzas e injusticias que cometió, aunque siempre añadió la palabra «de mierda», al aludirlo, porque era su forma de disfrazar su cariño y marcar su distancia, como el gran fiscalizador ante la prole de su cepa.

«¿Quién gobierna?

«Fue reelegido presidente Ramón Grau San Martín».

«¿Y la hacienda?»

«...»

«¿Y Lleó? ¿Y sigue de chismoso El Cotorro?

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Saturday, October 30, 2010

Las juderías / novela / 14


De la novela Indice / Las juderías / de Carlos López Dzur


14. Regreso a la cosecha y el reposo

Este es el Día del pequeño huesito de la Luz.
Luz que no es asimilada al polvo de la tumba.
Luz que no muere con la muerte:
De Teth, mi serpiente / Carlos López Dzur

Solo, entre la gente, está él (aunque conoce las uvas del majuelo); y triste ... pero los jilguerillos trinan como siempre y las golondrinas se anidan en balcones y él las mira con la dulce piedad de la simbiosis... A él esperaban muchos de los que sufren, niños con trichulis y parásitos, guajiritoscon los ojos tan grandes como sus barrigas, mulatas que serán primerizas. (Su clínica está llena de enfermos y nadie le llama Simón sino Viejo Santo y bendito).

Las sombras lo acompañan, pero no le hablan. La Habana conoce su ternura; sus amores, admira; pero la calle es dura... y es como cerviz de piedra, muy pulida y jabata.

En la noche volverá a casa y estará solo. La vejez está diciendo: No sonrías. Su boca ya no quiere tantas voces. El corazón multiplica más recuerdos que paliques en guatequerías.

El hijo de su carne está en la guerra; el hijo de su hermano, tan amado, está en la noche, muerto. Los nazis lo reventaron a balazos.

Mi abuelo Benavito ya no es pobre, pero la riqueza de su casa tiene lágrimas y el azar del capricho hila ironías con lutos y premeditaciones. ¡Mirad qué solo está, abuelo solo, porque Elohim se hizo para él una simple, hueca palabra del Siddur! La palabra sola y el solo Dios caminan entre infieles e incrédulos, entre saduceos como él, que antes litaba, y se comía el libro de los píos. Hoy no visita ni a los templos del consuelo. Realenga está su alma, sin sábado de justo, sin havdalah en el vino.

Bet ha tefillah fue asaltada en riña de estos años de guerra sucia y de imperialismo anglo-británico, fascismo sin sentido, ultraje colectivo. Y el abuelo maldijo y se mordió en su lástima por no querer la lengua como llama ni la Mano de Elohim como su amparo.

La soledad da coces al aguijón y en el abuelo triste, viejo solo, la historia pudo más que el príncipe del sábado y la reina Nashim, Sueca, abuelita.

Ella, dulce de alma, a su sombra permanece y le seca sus lágrimas y le oculta las suyas. Con la pipa en los labios, Simón está y oculta que está solo, aunque hay gente que lo llama a los partos, y lo abrazan y le besan en el pecho, porque es alto como nube o vara larga de guayabo.

Triste se tiende sobre el lecho al lado de la esposa. Vehemente en dolor, en yugo primitivo, su barba amanece, crecida en grises; pero no piensa cortarla jamás.

Como al hijo del castigo, la soledad saluda a su mañana; el sol de baronshin está en desobediencia: el viejo está sin fe, por días y días. Seco de labios, mustio, aunque del vino rutinario él probara su dulzura y del secreto majuelo del ayer bebiera dicha, aún no se seca la queja: «Se fue a la guerra» o el aviso del maskilim, es por falta de ángel, de dulce fantasía, o vigor en la carne.

La soledad te vencerá poco a poco, le dijeron, hasta la muerte, pero la gente ¡qué sabe! El se sostiene activo y, en privado, La Abuela con los suyos consolidan su mundo: «¡Te amamos, Benavito! ¡No llores!»

En agosto de 1940, los bombardeos («blitz») nocturnos sobre Londres, procedieron a pactos entre Japón, Italia y Alemania y pese a las reuniones de Churchill con el Presidente F. D. Roosevelt, en Norteamérica se tenía la cómoda actitud de recobrarse de la Recesión de 1938 con la venta de armas y equipo militar que Europa ordenaba.

Eisenhower sería el fin del cambio de actitud: la señal que esperaba de Roosevelt. Benavito si odiaba lo vicioso de la guerra. Sin embargo, en la barbería de Lleó se escuchaba, por la radio, con el mismo alboroto con que otrora, antes de la guerra, se sintonizaban los partidos de Grandes Ligas, los boletines explicativos del discurso de W. F. Churchill, Blood, Toil, Tears, and Sweat.

«Como la guerra no es aquí en América, acá estamos como noveleros. Esta es nuestra película», comentaba con amargura.

Y, entre los propalados decires y titilares, se magnificó la noción de que: «Se rindió el ejército holandés». Otros editorializaron: «Polonia ahora es de Alemania». «Los rusos se quedaron con Finlandia». Imagino que Abram, donde quiera que esté, se clavará en la lectura de los periódicos ingleses que destacaban la tercera reelección de Roosevelt.

A Benavito le aseguran que, a lo mejor, debido a que el Congreso en Washington aprobó la Ley del Servicio Selectivo, se enlistarán los judíos, todos esos infelices que sufren en Europa, con la resistencia aliada. Y a Leopoldo lo enorgullecería que se dijera: «Claro, claro. Es lo que debemos hacer. Es lo que hizo el hijo mío, der Soldaten Leopoldín». En parte, es por lo que han vivido, su padre Otilio y él. Se supo que Leopoldín se unió a la resistencia austríaca, porque había conocido a Karl Gruber, quien lo instó a reclutarse, en los días en que llovieron las bombas alemanas sobre Bélgica, Francia y Luxemburgo.

Alguna cartas, de procedencia desconocida, llegaron más rápidamente. Unas con significativos detalles y no por eso más esperada que la que enviara Andrés, tan lacónico y, aún peor, impreciso para dar informes. Abram debió escribir para consuelo y alegría de su padre, no él. Abram y hacerlo con su puño y letra, no delegando su mensaje a un tonto, que no sabe expresarse sin que vea a los ojos y se convenza que tiene un interlocutor. El es práctico. Ve y cree lo que toca. «Escribir cartas no se hizo para él».

«Perdona, ama a tu muchacho. No seas tan cruel por Andrés», le dice Malká La Sueca.

«El hizo ya lo que pudo. Me dijo que está vivo. Lo que dijo en su carta: ¿Puedo ayudar en algo? es evidencia de lo tonto que es. Si puede ayudar que ayude, que no ofrezca nada. Que haga. Ya sé que se fue a Basilea, ¿por qué no se llevó a Abram consigo, que es más joven y ha viajado menos?»

«Volvamos al campo porque no hay disfrute en tus sábados. ¿Cuánto hace que no escortas a la Reina? Antes me llamas Malkah... yo era tu Ceres / Java / la amada del Sábado representada en una aceituna / y contigo despedía al rey quien nos dio su huesito de luz, la vida... pero ya no tienes gozo. Se'udata d'Dovid Malka Meshicha', tu fiesta de David y el rey Mesías, no te nutre... ya no me llamas tu Aceitunita... ¿Es que no ves en mí el huesito de la luz? y ¿dejaste de ver Creador que hizo a la mujer en la séptima hora de la Semana de la Creación y la llamó Java -Eva. Un alma adicional... bendíceme en el próximo Melaveh Malkah y, si la muerte es designio de estos días, en la base del cráneo, amarremos el Tefillin y recrearemos desde ya resurrección; pero que Luz nunca se destruye y vamos a bendecir huesitos de luz de tus hijos... y vamos a hacerlo en el campo, en Ceiba Mocha, donde te sientas en contacto con la cosecha y el reposo....». E intervino así La Abuela porque venía mucha gente con fastidios, aún en días de la Despedida del Sábado y la comida de Melaveh Malkah...

Llegaron, quizás no de mala fe, a dar versiones sobre la guerra en Europa marinos con prostitutas, empleadillos y sinvergüenzas, ebrios fingindose llorosos, y fue Benavito echó a correr el aviso de que se urgían noticias sobre Leopoldín, Andrés y Abram. Y todos tenían amistades en barrios de gentiles... Y cierto es que Benavito murió sin saber que Abram, el estudiante de medicina, vistió el uniforme americano. «¡Ay, Abram, nunca lo esperé de tí, porque las guerras matan, aunque quede uno vivo». Ni supo sí, efectivamente, se había casado, y si lo hizo fue sin su bendición. Mucho de lo que se le informó fue cierto; pero no pudo ser su consuelo...

Según Benavito, para los trafalmejos, todos estos pueblos tan lejanos no significaban la vida espiritual, unicidad, lo único que atesora el judío. Le son como entidades abstractas: idea-nación, otredad extranjera y prescindible. Los germanófilos cubanos aplaudían los triunfos nazis alegando que Alemania había sufrido con los tratados humillantes que contra ella se pactaron tras la primera Guerra Mundial. Justificarían el derecho alemán a la represalia. En violación de la neutralidad declarada por los Países Bajos, las tropas alemanas entraron a Holanda. Establecieron su imperio de terror en Rotterdam en 1940. Con exterminios judíos en Holanda y las bombas alemanas, como en el centro de la ciudad de Rotterdam, cumplen esta ignorancia que llaman las «últimas noticias». Y lo hastiaban. Ya no desea oír.

Cuando pasó a Ceiba Mocha, celebraron el primer Sábado. Escortada la Reina del Shabat, como correspondía y La Sueca bonita, lo amó cuando le escuchó su plegaria, Acción de Gracias para morise en paz:

Siempre me comprendo como Ser, ker que crece, hijo del crecimiento, ente sembrado en la Tierra, puesto para el cultivo. Esta fue mi ser es, mi ceremonia en silencio prometeico de luz porque el Rey vendrá. Vendrá mi día de reposo y veré un fruto, mi forma de aceituna, yo brotando de la tierra, de lo profundo de lo oscuro para ser un huesillo de luz bajo la mirada del Sexto Día que me entierra y dice Ser-semilla, hueso primero, único entre los cinco misterios de Iejidá y Jaiá, la vida.

Aunque la tierra, lo coma, Ser es. No será Nefesh, porque la sangre es vida que nadie ha de comer. Este huesito de luz Ser-es, y «no comerás tú la vida con la carne».

El mejor de tus huesos pongo como tu espiga de trigo, más allá del polvo de la muerte y te lo entrego con instancia de Melave malka para que sea tu ceremonia cuando me esperes, cuando me despidas, Sembrador, panadero de trigo limpio. Ser es, como esperanza de crecimiento, Ceres como diosa de lo agrario, ser es en el Shejiná de tu hembra en los sábados.

Desde el sexto día, en la primera hora cuando Tu Creador hizo, como Saturno, el Tiempo y con él la bondad de Tu Ser. En la sexta hora se te hizo Alma porque todo debe ser de ese modo, que en el espacio donde se te echara la tierra sea transformada en barbecho, preparada, abierta en surcos, arada con dedos que puedan hacer agujeros, sembrada por el Aliento y el Sudor gozoso del Creador / el Gran Labriego / Rey de la Tierra y el Agro / como Ceres / es Tu Rey Obarator divino. El escarifica y escarda para mejor clarearte en los días de la cosecha, Messor.

Después, antes de gozarse en su audacia, te esconde, bondosamente, el brindis de tu aceituna, te da su Java, su delicia, ese huesito de su luz, Eva, premio para la octava hora de Tu Día porque mujer Ser-es, y ceremonia del Descanso, cúspide del Reposo. Recibe a tu Rey, Shabat es Su Nombre y luego, en el Melave malka, agradece, despídelo, y entra en la novena hora para seguir cultivando el Jardín de la Tiera, al Edén planetario.

Carla Duval ha fallecido


La actriz Carla Duval, hermana de la vedette Norma Duval, ha fallecido hace unas horas debido a una complicación en su enfermedad.
Carla Duval tenía 46 años. Descanse en paz.
Carla estaba en el Hospital de La Paz, donde ha fallecido hacia la una de la madrugada del 31 de Octubre.
Acompañada de su hermana Norma que no la ha abandonado ni un momento.
La actriz tiene dos hijas.
Mis condolencias a la familia y amigos de Carla Duval.

Las juderías / novela / 19


De Indice / Las juderías / de Carlos López Dzur

19. Presentaciones de rigor

Considerando el hecho de que, por la euforia de Abram, Sara no sintió que fue adecuadamente presentada, ella misma lo hizo. Abram ni siquiera recordó cuán cansada estaba su delicada Camarada. Antes de retirarse a la habitación, por estar su yerno presente, saludó a Andrés como se debe. Abram, que ni por cortesía le invitó a su paseo, dijo que tenía que salir en la noche, caminar por la ciudad, ver La Habana, su barrio y localizar a amigos que creyó que tuvo. O que hizo antes de su estadía de muchos años por Europa. A ella sí la invitó, pero Sara se le quejó, aduciendo el cansancio y el desempacar y no dejar a su anfitriona sola.

Entonces, hizo claro que deseaba ir solo (porque su medio-hermano lo opaca, por ser gregario y miel para los amigos). El médico necesita la visibilidad de sus dotes e instintos, su individualidad. Entonces, dijo a Sara que atendiera a su hermano, o que dejara que se fuera a donde quisiera. Y, para corregirla, otra correccioncilla:

«Malká no es anfitriona. No estamos de visita. Estamos en nuestra casa y Malká es mi madre y la tuya desde hoy».

«Pero yo soy, por de pronto, quien me siento extraña. Ház lo que quieras hacer. A mí, déjame descansar», le dijo al marido.

«No es para que repliques, mi amor».

Cuando Sara conversó con La Sueca, a quien le encantara que le llamaran Malká (y así la trataría), simpatizaron profundamente. Le dijo que su padre a ella le llamaba la Abejita. «Pues, como eres tan dulce, así te llamaré», le dijo Malká Aaarhaus, la sueca.

Le dio el debido tour por la casa y le mostró algunos de los retratos que hizo de Benavito y de su parentela. «Te pintaré. Me queda energía». La Abejita Sara comenzó a sentirse feliz, zumbar, curiosear todo lo que veía. Cuando aludió a que había estudiado medicina, con Abram en Berna, aunque no tenía su carrera terminada como él, Malká la animó. «No dejes eso sin acabar» y se refirió al servicio médico, o todo cuidado de salud, como lo sagrado: «La medicina es la más generosa de las ciencias. Así lo había entendido Gregorio, Ruy, Otilio y Moritz, para quienes la medicina era el sacerdicio mayor.

Hablaron sobre Leopoldín. De su padre Sara sólo tuvo referencias y le confirmó algo triste. El sí murió. José Finat Escrivá de Romaní, embajador de España en Alemania, le escribió una carta que Malká no le pudo enviar al pobre Leopoldo. La abrió y leyó, porque Andrés la instó a hacerlo a finales de 1941, ya muerto Benavito.

«Será un joven con la edad aproximada de 30 a 35 años y colgada a su cuello estaba una pequeña Estrella de David y corresponde a la descripción que diera usted. Ante nadie que lo reclamara, se incineró el cadáver, que ya estaba muy deshecho».

Es cierto, insistió Sara, quien dijo que su padre también había muerto en combate.

De algún modo, estas cosas llevaron a hablar de Leopoldo, quien se desvió y, aún cuando dio fervor a las ideologías por las que él se fascinara, no vio cómo «se unirán extranjeros y se juntarán a la familia de Jacob», y que, con alianza tal, serán los opresores de Babilonia, «ciudad codiciosa de oro», y serán quebrantados. Malká la sueca no hablaba así. Mas Sara, la Abejita, sobreentendía que eran las profecías de Benavito. El profetizó que Leopoldo, «con el báculo de los impíos, el centro de los señores», sería cortado y se vería cautivo de los que le cautivaron y que los que él llamó amigos se señorearían sobre él, oprimiéndole. Y, a pesar de su pretensión de predicar las Siete Lámparas, fue llamado Leopoldo a Oscuras y su hijo, el desobediente soñador, murió sin gloria y su cadáver siquiera fue recuperado.

«No debe ser fácil la vida con mi hijo», se sinceró Malká. «Cuando Benavito vivía, Abram no tuvo ojos para mí porque mi esposo era el Juez y Anciano Sefatzer, nuestro Rey (y era una devoción merecida)... Tenía mucha influencia entre algunos grupos judíos habaneros entonces: El Centro, Adath Israel y El Patronato... Con el Patronato sigo con mis caridades para los pobres».

La referencia carácter arduo de su hijo, o la gravitación excesiva de Benavito sobre él, intereso mucho a Sara, mas no creyó que sería conveniente discutirlo; pero se han tratado durante cinco años por lo menos y, como vida de pareja, funcionan. Es ardiente y tierno.

Sara volvió al tema de Joachim de Riga, su padre convencido de que la guerra que Alemania libraba contra el mundo era, sobre todo, una guerra contra la más alta visión de la historia, la de Sión como Ciudad Deseada y «linaje escogido, pueblo santo». Cuando el jefe de la Gestapo alemana, Adolf Eichmann, se asignó la tarea de destruir a los judíos en toda Europa, tanto Sara, como Abram, siguiendo el consejo de Joachim: combinar el ministerio de la medicina y la honra de su fe con la autodefensa, las armas. Todavía dudaba; pero la destrucción y la mortandad de judíos en Rotterdam les convenció a todos.

«He visto a mi hijo y no lo reconozco», dijo su madre. Su temperamento auto-centrado, indiferente a la bulla, lejano como quien dice adiós, sin prodigar besos y últimos abrazos, «y ha venido como una tromba. Mira que antes de preguntar por su padre, o Andrés, me dijera: 'Vengo loco por ver al Cotorro'... Ahora. ¿es siempre así?»

«Hasta yo misma necesitaré mi tiempo para saberlo», dijo Mamá Sara.

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