SEQUOYAH 78 / 79 / LIBROS / / Carlos López Dzur / 2 Premio en UCI, Irvine / Proyecto de Pueblo para Puerto Rico / Kool Tour Activa / Codice / Blog personal / Blog / Carlos López Dzur / Blog Negro / Carlos Lopez en PR / La Naranja de OC / Revista Sequoyah / 80Este artículo reúne ciertas ideas que ya he manejado en algunas intervenciones mías en la blogosfera.
Fernando Ravsberg
Uno de los temas mas socorridos en lo tocante a la comunidad cubana en el exterior -y muy especialmente en los EEUU- es éste del envío de dinero a Cuba. Este sencillo trabajo de un cubano «de a pié» -sin embargo profesor universitario- da un espaldarazo a mis ideas sobre el tema y nos regala dos conceptos muy valiosos: la buena vida... y la vida buena. Gracias Eduardo, de Matanzas, por este excelente trabajo.
Me las motivó un artículo de mi amigo Tatu en La Joven Cuba, el cual abordaba una solicitud al Congreso de los EEUU de uno de los más connotados especímenes de la Mafia de Miami; el Congresista Mario Díaz Balart. Esta medida infame está destinada a retrotraer al estado en que se encontraban durante la fatídica Era Bush, la posibilidad de viajar a Cuba, y de enviar remesas a familiares en la isla.
Los alabarderos de la contrarrevolución cubana y la prensa reaccionaria, sobrevaloran tanto el envío de las remesas familiares a Cuba, que cualquiera pensaría que este país sobrevive gracias a ellas, y que el cubano que no tenga familiares en los Estados Unidos, vive una vida plagada de miserias y calamidades. No se puede desconocer que muchas familias cubanas se benefician de ellas, pero en cierta medida las llevadas y traídas remesas, que no son un componente esencial en nuestra economía, desestimulan nuestra productividad del trabajo.
Un artículo de Fernando Ravsberg en su blog Cartas desde Cuba de la BBC, indica varias ideas básicas:
De acuerdo a Manuel Orozco, especialista en remesas de Diálogo Interamericano (DI), un tanque pensante con sede en Washington, el valor de las remesas hacia Cuba oscila entre los US$ 830 y US$ 985 millones al año.
Coincide en tal sentido con el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola de la Organización de Naciones Unidas y con el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo. Ambos sitúan las remesas en los US$ 983 millones.
Es difícil encontrar cubanos, de acuerdo al periodista, a los que les envíen más de US$100 al mes.
Si así fuera el caso, y Cuba recibiera anualmente 1000 millones en remesas anualmente, suponiendo que el 80% de los cubanos reciba remesas, resulta que a cada uno le tocarían alrededor de US $0,28 diarios.
Se puede asegurar que la vida en Cuba no es tan barata como para poder comer, vestirse y pagar la electricidad con la cuarta parte de un dólar al día. ¡Y hay optimistas que suponen que les sobra dinero para vacacionar en hoteles de 5 estrellas!
Se compara con los envíos de remesas desde la comunidad cubana en el exterior, con los envíos de los emigrados de El Salvador, un país con la mitad de los habitantes de Cuba, solo en enero del 2010 se recibieron US$236 millones en el país centroamericano, lo que significa que esa comunidad envía anualmente a sus familias casi 3 veces más que los cubanos.
El millón de emigrados, apenas envía la cuarta parte de lo que se obtiene por el trabajo en el extranjero de los 50.000 cooperantes cubanos empleados del Estado Cubano.
Si usted recibe en Cuba una remesa de 100 dólares todos los meses, vive como un ciudadano de clase media en los EEUU. Si algo beneficioso para nuestra economía se les puede señalar, es que constituyen entradas de divisas en el erario de la nación, que no están afectadas por las restricciones cambiarias que incluye el bloqueo a nuestro país.
En conclusión, el cuento de que la comunidad cubana, principalmente en los EEUU está manteniendo este país es pura falacia, aunque no deje de ser cierto que las familias de los emigrados se beneficien. Mi experiencia me dice que algunas de las personas que viven sin trabajar en Cuba, lo hacen porque son mantenidos por algún pariente desde el exterior.
En mi barrio algunos jóvenes en edad laboral, viven sin trabajar gracias al dinero que les envían sus parientes del norte. No es la misma situación que presentan esos humildes mexicanos y centroamericanos que son masacrados en la frontera norte de México, que en sus patrias no tienen fuentes de empleo, cosa que no ocurre en nuestro país a pesar de sus carencias, porque uno de los grandes problemas de la sociedad cubana es que se puede vivir sin trabajar. Esta situación debe ser revertida, como lo ha indicado en sus últimos discursos el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el compañero Raúl.
Mi esposa y yo tenemos un ingreso de 1857.00 pesos cubanos en salario, sumados ambos cobros. A veces gano un poco más por servicios técnicos (cobramos el 2% de lo que cobra la universidad), o actividades metodológicas en los municipios (pagan 100 pesos adicionales), pero básicamente vivo de mis ingresos legales. Es verdad que nuestro salario está por encima del salario del cubano promedio, pero no percibo otros ingresos que no sean esos. Además, nuestro salario está en correspondencia con la labor que realizamos, y con los largos años de servicio a la Educación Cubana.
Sin embargo, no tengo el don, común en muchos cubanos, de poseer habilidades adicionales de supervivencia, como un amigo que además de ser un profesor muy calificado, es uno de los mejores artesanos artistas de Matanzas. En mi casa nos vestimos con modestia, y nos alimentamos bien, sobre todo en los últimos tiempos, en que saltan a la vista los incrementos de las producciones agrícolas de nuestra provincia.
Mi vida tiene otros paradigmas que no son los de muchas personas signadas por la banalidad y los patrones de consumo. Yo soy seguidor de la música clásica, el ballet, el teatro y el cine. En mi ciudad, una función de primer nivel, en el Sauto, uno de los mejores teatros de Cuba, cuesta 5 pesos en platea por persona, 10 en palco y 3 pesos la tertulia, o como le decimos en Cuba, la guanajera. Si voy a ver una película al cine Velazco, como cuando Matanzas es Subsede del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, la entrada cuesta 5 pesos cubanos. Si voy con el niño al estadio Victoria de Girón a ver un juego de la Serie Nacional de béisbol, pago un peso por ver deporte de primera calidad. Para el lector no cubano, les aclaro que 25 pesos cubanos equivalen a un Dólar Estadounidense. Por tanto si usted paga un peso cubano por ver un juego entre los Cocodrilos de Matanzas, y los Leones de Industriales (este último equipo es el equivalente en Cuba a los Yankees de Nueva York) estará pagando solo 4 centavos de dólar.
Practico el excursionismo y el deporte al aire libre con mis amigos. Voy todos los años a Varadero, en el Plan Vacacional de la Universidad, que consiste en dos días en que la guagua del campus nos lleva a la playa, con un aseguramiento de almuerzo y merienda. Esos dos días cuestan 36 pesos cubanos, y voy casi siempre por mi hijo, porque siempre he preferido bañarme en la bahía de la ciudad. Yo no necesito viajar a la Riviera Francesa para nadar en el mar, solo debo caminar 10 minutos desde mi casa, y me sumerjo en cualquiera de las Playas de mi barrio, que son como siete, todas con arena fina. No son como Varadero, pero para mí están bien; y como no tienen turistas, me gustan mucho más. En esas playas de Versalles, los que nos encontramos frecuentemente, somos los vecinos que nos vemos todos los días en el barrio.
En la UMCC, pagado con el dinero que el Ministerio de Educación Superior asigna a nuestro presupuesto para pagar talento artístico, he visto en vivo, sin pagar un centavo a Buena Fe, Arnaldo y su Talismán (dos veces), Gardy y su orquesta, Pupy y los que Son Son, Héctor Daniel y la Constelación, X Alfonso, David Blanco, y hasta a Carlos Manuel y su Clan, antes de que este último abandonara Cuba. Para los no cubanos, les aclaro que los nombres antes mencionados son figuras de la cultura cubana, de primer nivel.
Eso sin contar, que ver un Festival de Artistas aficionados de la FEU en la UMCC, es un espectáculo de calidad superior. En la Universidad hay trovadores con su peña establecida, grupos de teatro, músicos, pintores, escritores y poetas, uno de los cuales recientemente ganó el Premio Nacional de la Asociación Hermanos Saíz.
Yo disfruto mucho leyendo, y nunca prescindo de este placer, porque cuando no tengo dinero para comprar un libro, saco uno en préstamo de la biblioteca de la universidad. En fin que como dije anteriormente, defiendo el concepto de la «vida buena», que difiere un poco de la opinión de muchos humanos en este planeta consideran acerca de lo que se ha dado en llamar la buena vida.
La segunda tiene mucho que ver con el despilfarro y el consumismo y la primera, en disfrutar las cosas buenas que te rodean diariamente, y que te permiten vivir en primer lugar con dignidad, y con el suficiente bienestar material, como para sentirte realizado como persona, y útil a la sociedad.
A pesar de que no recibo remesa, vivo feliz en mi tierra.
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