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Monday, May 2, 2011

En este mundo...

 

 
En este mundo hay tan poquitas cosas
capaces de endulzarle a uno la vida /
digamos la esperanza amanecida
o la lluvia que brilla en las baldosas
 
me gusta la constancia de las rosas
que nunca dan su espina por perdida
y también la tristeza repetida
de las palmas tan solas y orgullosas
 
pero no hay nada tan profundo y leve
como el alma y el vértigo y los labios
de esa mujer que al verla nos conmueve
 
para ser alguien entre cielo y suelo
y salvarse del odio y sus resabios
nada como el amor y su consuelo
 
Mario Benedetti 


 

Monday, April 11, 2011

La cultura del terror...

Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente
del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido
a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo.

La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba
presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de
por vida en la cárcel.Según es costumbre, los policías la
habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes
de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones.


Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían mucho
entre sí, como si ella hubiera cometido el asesinato de muy
diversas maneras. En cada confesión había personajes
diferentes, pintorescos fantasmas sin nombre ni domicilio,
porque la picana eléctrica convierte a cualquiera en fecundo
novelista; y en todos los casos la autora demostraba tener la
agilidad de una atleta olímpica, los músculos de una
fuerzuda de feria y la destreza de una matadora profesional.

Pero lo que más sorprendía era el lujo de detalles:
en cada confesión, la acusada describía con precisión
milimétrica ropas, gestos, escenarios, situaciones, objetos...


Alma Di Agosto era ciega.


Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos
de que ella era culpable:
--¿Por qué? --preguntó el abogado.
--Porque lo dicen los diarios.
--Pero los diarios mienten --dijo el abogado.
--Es que también lo dice la radio --explicaron los vecinos
-- ¡Y la tele!


Eduardo Galeano
"El libro de los abrazos"
Siglo XXI, 1989






Monday, March 14, 2011

Celebración de la Amistad...

En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.

En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.

Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.

 

Eduardo Galeano
"El libro de los abrazos"



Saturday, February 12, 2011

Preguntas sin respuesta...

"A menudo me he preguntado, como miles de otros...,
si hice bien en escapar de mi país durante la dictadura,
si tenía derecho a desarraigar a mis hijos y arrastar(los)...
a un futuro incierto en un país extranjero, o si hubiera
sido preferible quedarnos tratando de pasar desapercibidos,
pero esas preguntas no tienen respuesta. Las cosas se dieron
inexorablemente, como en las tragedias griegas; la fatalidad
estaba ante mis ojos, pero no pude evitar los pasos que
conducían a ella..."


Isabel Allende
"Paula"





Friday, January 21, 2011

Estática...

Algunas veces ella quiere quedarse quieta, en su cama, arrancarse los oídos y los ojos. Su perro, echado al pie de la cama, la intuye, sabe que si la deja inmóvil se puede deshacer como el polvillo de los grillos muertos.

Le ladra, tira las sábanas, lame sus manos colgadas, inertes casi. Sube al lecho, relame la cara, las orejas; le llora, rastrilla la cabeza con sus patas suplicantes.

Ella, reacomoda la audición y la mirada. ¿Cómo desairar al resucitador, con qué desacato? Hay tantas formas de ser Dios, de sanar las tristezas con saliva, hocico de perro terco que sabe de muertes emocionales, desganos de andar.

Se incorpora, lágrimas amorosas la visten... ¿Qué otra inducción puede acrecentar bendiciones y agradecimientos?


María Luisa Lázaro
De Ángeles y demonios
(Mérida-Venezuela)
Esbozo biográfico 
aquí




En la foto, mi Lola





Saturday, October 30, 2010

Cuando me haya ido...



...Un día me iré sin haberte conocido nunca. Recordarás entonces mis ojos grandes, oscuros. Mis silenciosos reproches. Mis gemidos de angustia al dormir. Mis pesadillas que eres incapaz de conjurar. Recordarás todo eso cuando me haya ido...


Arturo Pérez-Reverte
El Club Dumas

Sunday, October 10, 2010

Ninguna eternidad como la mía...




- ¿Adónde te vas cuando bailas como si te perdieras? -le preguntó Corzas a las tres de la mañana del sábado.
- A la gloria -dijo Isabel evocadora.
- ¿Y qué tienes conmigo?
- Todo.
- Qué terca eres, Isabel -dijo Corzas-. Déjame ir. Sálvate de mi.
- Métete aquí y no molestes -dijo Isabel llamándolo a la cama. Habían bebido de más y de más también se quisieron esa noche. Cuando por fin el cansancio los adormeció a uno en el otro, un gallo de pueblo cantó en mitad de la ciudad y los pájaros empezaron su alboroto como si nada.


Isabel despertó por ahí de las doce con el sol picándole los ojos. Encontró vacío el otro lado de la cama. Se acurrucó diciéndose que Corzas había bajado a la calle por el periódico. Pero tras media hora de espera, un susto le picó el ceño. Se levantó de un salto y caminó hacia la mesa en que Corzas acostumbraba pasar horas leyendo. Le soprendió un orden que no había el día anterior. No estaba el tiradero de libros y cuadernos de Corzas. En su lugar sólo había una caja de madera de olinalá. Isabel la abrió con más curiosidad que aprensión. Dentro encontró un pañuelo de colores que le habían comprado a una gitana el día que les predijo largos años de amor y felicidad, dos servilletas en las que Corzas le había escrito poemas, el programa del concierto en que estuvieron el viernes, un pedazo de pared desprendido del muro de una capilla colonial cuando se besaban recargándose en él, dos caramelos. Y una carta de Corzas pidiéndole perdón por irse sin ella.


Isabel la leyó sin llorar una lágrima. Luego, se lavó la cara. Peinó sus cabellos en desorden, cargó la caja y salió del cuarto como quien deja el cielo.


Llegó a la casa de Prudencia Migoya por ahí a las tres de la tarde y la encontró comiendo a solas en una mesa con platos y cubiertos para una persona más.


- ¿Esperas a alguien? -le preguntó Isabel.
- A ti, mi diablo -dijo ella con una sonrisa grande como una beneficencia pública.
- Podría yo suicidarme.
- Si ese final merece tu historia -contestó Prudencia Migoya.
- ¿Y cuál otro? -preguntó Isabel, dejando que unas lágrimas gordas le cruzaran la cara.
- Yo diría que quien ha merecido la dicha puede soportar la desgracia, y que toda emoción santifica.
- Yo no quiero santificarme -dijo Isabel derrotada.
- Pero quisiste el cielo. No hay cielo eterno. Ahora tienes que soportar el desfalco de perderlo. Pero la tierra también tiene sus encantos. Te voy a dar una probadita de alguno.


Prudencia Migoya se levantó a calentar una sopa de hongos y flores de calabaza. La puso frente al duelo de Isabel con una cesta de tortillas y un cazo de salsa verde.


- No llores y come un poco. No voy a dejar que te suicides de hambre. Te queda mucho por vivir.
- Tengo ganas de morirme -dijo Isabel empujando la sopa.
- Con que tengas ganas de algo -le contestó Prudencia acercándole la cuchara a los labios.


Isabel probó un poco de caldo y luego volvió a llorar durante los dos meses que siguieron a esa tarde. Lloraba camino a las clases y llorando bailaba todas las horas de su rutina diaria. Llorando comía uno que otro bocado de los muchos que Prudencia Migoya le acercó a la boca, llorando se iba a dormir y dormida soñó que lloraba.


- Mientras baile así, aunque llore -dijo Madame Giron, sin mostrar piedad.


Prudencia en cambio la consentía hasta llegar al extremo de cantarle en las noches para que se durmiera.


- No hay como un arcoiris cuando llueve -dijo una tarde abrazándola. Luego empezó a planear una excursión hasta el pueblo de Amecameca en las faldas de los volcanes.


Isabel fue con ella como iba a todas partes, sonámbula y hermosa, llorando.


- Parecen eternos -dijo tras una hora de contemplar los volcanes en silencio.
- Son lo más cercano a la eternidad que conocemos -dijo Prudencia -. Ni tus lágrimas van a durar tanto.
- Ni mis lágrimas -aceptó Isabel. Había dejado de llorar hacía una hora -. Espero que ningún desamor sea tan largo. Pero mi breve paso por el cielo, ese sí duró tantísimo. Tengo a estos volcanes de testigos. Ninguna eternidad como la mía.



Angeles Mastreta
"Ninguna eternidad como la mía"



Monday, February 8, 2010

Adentro...

Me ha dicho que le duele el aire, que la sangre quema sus venas, y que su cama es de alfileres, porque perdió a la mujer que ama en alguna de las vueltas del camino y no hay mapa que le diga dónde hallarla. La busca por la corteza de la geografía sin concederse un minuto de tregua ni de perdón, y sin darse cuenta de que no es afuera donde está, sino adentro, metida en su fiebre, presente en los objetos que toca, asomada a los ojos de cada desconocido que se le acerca...


"La multitud errante"
Anagrama, 2003

Sunday, November 15, 2009

Una de dos...


Lucía miró a su marido dormitar en un sillón. Despertaba a ratos, la miraba y sonreía como desde otro mundo. En una de esas pestañeadas ella le dijo con toda suavidad:

-¿Sabes? Cuando uno de los dos se muera yo me voy a ir a Italia.


Ángeles Mastretta
"Maridos"
Ed. Seix Barral, 2007

Monday, October 26, 2009

Ser o no ser...

Bucay es un autor que me gusta leer cuando tengo los engranajes de mi alma a todo vapor. Siempre me da una respuesta, siempre me recrea vivencias tan universales y tan comunes a todos que, a veces, me espanto leyéndolo y pensando a la vez: "¿Será que este gordito me sabe algo?".

Este texto lo publiqué en los inicios de Azules, cuando solo yo me leía y no aspiraba ni de lejos a tener tantas visitas y a conocer a personas tan maravillosas, así que lo rescato y se los dejo nuevamente, seguramente no los dejará indiferentes...












-Y este es tu cuento, Demián -siguió el gordo-. Cuando no tenés registro de tu dependencia frente a la mirada de los otros, vivís temblando frente al posible abandono de los demás que, como todos, aprendiste a temer.

Y el precio para no temer es acatar, es ser lo que los demás, "que tanto nos quieren", nos presionan a ser, nos presionan a hacer y nos presionan a pensar.

Si tenés "la suerte" del personaje de Papini y el mundo, en algún momento, te da la espalda, no tendrás más remedio que darte cuenta de lo estéril de tu lucha.

Pero si no sucede así,
si tenés la desdicha de ser aceptado u halagado,
entonces...
estás abandonado a tu propia
conciencia de libertad,
estás forzado a decidir:
acatamiento o soledad;
estás atrapado entre ser lo que debes ser
o no ser nada para nadie.
Y de allí en más...
podrás ser,
pero sólo, solo y sólo para vos.

Jorge Bucay
"Recuentos para Demián"
(En España se llama "Déjame que te cuente")



Monday, October 19, 2009

El mundo iluminado...

Una amiga de mi madre, monja desde hace cincuenta años, la visita un tiempo durante las primaveras, con la sonrisa infantil y el espíritu audaz de quienes todos los días le descubren un prodigio a su destino. Hace unos años, tuvo un accidente que la hubiera dejado paralítica de por vida, si su empeño no la pone a luchar con toda clase de aparatos y terapias hasta conseguir moverse despacio, apoyada en un bastón y en el deseo ingobernable de bastarse a sí misma. El mes pasado llamó desde el convento en que vive y yo, que no pude resistirme a escucharla por el otro teléfono, la oí responder a la pregunta de mi madre interesada en saber de su salud y su estado de ánimo: ¿Cómo he de estar? La vida es una fiesta.

Con semejante axioma como tesoro, dejé de oír la conversación y me senté en el suelo tibio y las plantas del patio que mi madre metió a su casa como quien mete un pedazo de convento sevillano. Estuve ahí un rato, sintiendo a los niños jugar con el perro, mirándome los pies y contándome las venitas lilas que a las mujeres de mi familia les proliferan en las piernas después de cierta edad. "Así se empieza", me dejé pensar. Un pedazo de sol entraba por el hoyo en el cielo que ilumina el patio y todo, hasta el aire ardiendo del mayo sin lluvias, me resultó sosegado y hospitalario como debe ser siempre la vida.

Cuando quiere elogiarme, la antropóloga Guzmán, antes mi madre, elogia la sabiduría con que elijo a mis amigas. Ese día me tocó devolverle el piropo. Al terminar su conversación con Aura Zafra me sorprendió divagando en su patio, y antes de oír su mirada de ¿qué haces ahí perdiendo el tiempo?, le dije:

- Cualquiera pensaría que su respuesta es la de una corista en mitad de un espectáculo.

´Así es Aura - contestó ella.

- Es una maravilla.

Medio coja, medio vieja, medio pobre, medio encerrada, y nada tonta, esa mujer considera que la vida es una fiesta, quiere decir lo obvio, que tiene la fiesta dentro que se busca razones para retenerla.

¿Qué cantidad de trabajo y talento habrá que dedicarle a ese empeño? Llegar a los sententa y un años dispuesta a hacer la misma declaración. Vivir en los cuarenta y cinco o en los setenta, sin cederle terreno al tedio y la desesperanza.

- ¿Cómo le hace? - le pregunté a la antropóloga.

- Dice que abriendo ventanas - contestó mi madre.

- ¿Y eso qué quiere decir?

- Cuando se lo pregunté me contestó que lo pensara yo - dijo la antropóloga.


Ángeles Mastretta
"El mundo iluminado"
Alfaguara, 1999

Wednesday, July 1, 2009

Porque sentir siempre es preferible...



Entre la pena y la nada,
elijo la pena...

William Faulkner
"Las palmeras salvajes"

Monday, May 18, 2009

Hasta siempre, Don Mario...

Desde Arriba...

Trepo por la escalera
peldaño tras destino
destino tras peldaño

asciendo lentamente
dosificando alarmas
midiéndome los vértigos

del mal de las alturas
todos saben ...... nadie habla
del bien de las alturas

desde aquí puedo ver
los prados y las calvas
las olas y los pésames

veletas y lealtades
gárgolas y dobleces
las libres azoteas

escalo por la escala
de servicio o de urgencia
de incendio o de socorro

peldaño tras destino
destino tras peldaño
inexorablemente

abajo hay miles de ojos
que contemplan e ignoran
cuándo cómo ni dónde

termina la escalera
y acaba mi avidez
o empieza mi agonía

Mario Benedetti

Inventario Dos

Wednesday, May 13, 2009

De los Amores Negados...

Era el mes de los vientos y en Garmendia del Viento ya sabían lo que era. Llovería a cántaros. Lloverían hasta novios, le decía su mamá cuando era niña, y Fiamma se lo creía y miraba al cielo, imaginando cientos de chicos que caían desde arriba con los brazos abiertos, volando como gaviotas inciertas desconocedoras inocentes de su destino. Pensaba que debía existir un chico para cada chica, y el de ella tendría que ser el mejor. ¡Qué ingenuidad tan bella la del niño! Ahora le gustaría volver a creer. Sabía que cada vez creía menos. Tantas historias vividas a través de sus pacientes le estaban endureciendo el corazón... le habían ido matando los sentires. ¿Cuánto tiempo hacía que ella no sentía? Las lágrimas se le habían ido secando, y no había cosa peor que perder las lágrimas; porque las lágrimas lavan; porque cuando se pierden las lágrimas se va perdiendo la tristeza, y al perder la tristeza se pierde el camino que lleva a la alegría, a la dicha de saberse vivo y vivido.





Ángela Becerra
"De los amores negados"
Premio Latin Literary Award 2004
de la Feria del Libro de Chicago

Wednesday, April 22, 2009

Y Punto...

Él no entiende que por dentro estoy rota, que soy como un hueso quebrado y recompuesto a base de años de estricta escayola, que he vuelto a mi forma original pero que no he conseguido ser entera, toda una, de una pieza. Creo que no se da cuenta o no quiere hacerlo, de mis fisuras, de las pequeñas grietas que guardo dentro, de la precariedad del pegamento que me une, a veces a base de mala leche, otras de genio, o de pasión, o de alegría. Por eso pierde la paciencia y se desespera cuando, más o menos una vez cada tres meses, me da por llorar descontrolada sintiendo que esas lágrimas son como la lluvia de donde vengo, lluvia sobre piedra gris que lava y pule y aleja el polvo, lágrimas que me liberan de una inquietud que siempre he tenido por dentro, de una pena que llevo en la sangre desde que nací, de un fatalismo personal asumido y silencioso que no puedo evitar ni vencer aunque intente disimular, porque se que llevo en la cara tres años perdidos y el frío de las seis de la mañana.

Él ríe cuando yo me río y se admira de mi empuje y me riñe por mi excesiva, por mi intransigente sinceridad, pero se confunde cuando lloro, le parece una traición que me hunda, no admite que me rompa.

Y no tengo remedio.



Mercedes Castro
"Y punto"

Friday, January 9, 2009

Vivir...



Quizá estar vivo sea esto:
perseguir instantes que se mueren...

Muriel Barbery
"La elegancia del erizo"

Tuesday, January 6, 2009

In Memoriam...

Hoy despedimos a mi tía que ayer abrió sus alas hacia un nuevo mundo... En medio del dolor que habita ahora mi corazón arde la llama de su luz, de su alegría de vivir, de la campana de su risa... sin duda el suyo fue un fuego de los que encienden...

Te extraño tanto ya...







Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano

Monday, December 1, 2008

Crepúsculo...


Cuando mi hija Laura regresó de Londres el verano pasado, llegó enloquecida con un libro que se había comprado allá, "Twilight" ("Crepúsculo" en español) de Stephenie Meyer, y empeñadísima en que me lo leyera, porque "te va a gustar, Mami"... La verdad es que el libro está dirigido a lectores jóvenes y adolescentes, pero será que yo tengo un espíritu quinceañero, porque me he bebido no solo "Crepúsculo", sino los tres libros siguientes de la saga : "Luna Nueva", "Eclipse" y "Amanecer", que hay que leer en ese orden para poder seguir la historia.

Igual hice con los siete libros de Harry Potter: me leí los leí todos y vi todas las pelis, porque suelo compartir con mis hijas las lecturas que hacen, ¡me gusta saber lo que se les mete en la cabecita cuando leen!

Este próximo viernes 5 será el estreno en España de la película basada en el primero de los cuatro libros, "Crepúsculo", así que ya se hartarán de escuchar sobre ella. Por lo pronto les dejo un avance en el trailer de la película que ya inunda la Red. No dejo reseña del libro, porque ya lo hice una vez cuando el estreno de la película de "El amor en los tiempos del cólera" y alguien me dijo en un comentario que le había "chafado" la película (¡?), pero si quieren leer más sobre el libro, hagan click aquí









- Artículo relacionado: Los vampiros de «Crepúsculo» hincan los dientes en Madrid
- Página Oficial de España: Crepúsculo - La película
- Página relacionada: Test de la Comunidad Crepúsculo

Tuesday, November 18, 2008

Presumiendo... xD

A los que no son venezolanos estas dos fotos no les dirán mucho del libro de Laureano Márquez... pero a los venezolanos ¡sí! Hoy, a casi un año de haberlas hecho, quiero compartirlas con Uds. Quien quiera saber un poquito más del autor del libro puede hacer click aquí, para ver una breve reseña en Wikipedia (que se queda cortísima, la verdad), o hacer click aquí y conocer su Blog :)

En estas dos fotos (hacer click en ellas para verlas más grandes; tranquis que abren en otra ventana) la dedicatoria está manuscrita por Laureano, pero en su libro "El Código Bochinche" hay un par de páginas de "Agradecimientos que forman parte del libro, en los que Laureano, además de a muchas otras personas, nos dedica unas líneas a mis hijas y a mi, así que quien tenga el libro que le de una miradita a ver si nos encuentra :) Y para quien no lo tenga, lo reto a ver si nos encuentran, porque como todo se consigue por San Google, encontré los agradecimientos mencionados aquí ;) Para más pistas, aparezco un poquitico más allá de la mitad de la segunda página, pero si pueden y quieren, leer los agradecimientos vale el ratito que se lleven...


Laureano es el padrino de bautizo de mis hijas y yo soy la madrina de la suya, como dijo él en su momento, "todo quedó en familia". Entre nosotros, sus cercanos, le decimos "Nano", porque mi hija Laura, cuando era muy pequeñita, ante la imposibilidad de decir su nombre en su media lengua de trapo, lo llamó Nano y así quedó...


Desde aquí -hoy y siempre- van para él (que nunca se asoma por aquí, porque ni sabe que este Blog existe, así que estoy a salvo) todo mi cariño, respeto y admiración...








Monday, November 10, 2008

Intimidad...

- Me pregunto si la serpiente es la Eva de Elokim -dijo ella-. Cuando hablamos en el Jardín me dijo que lo había visto hacer constelación tras constelación y luego olvidarlas. Se conocen desde hace mucho.

- Quizás ella estaba dentro de él igual que tú estabas dentro de mi.

-
¿Por qué crees que Elokim nos separó?

- Pensó que podríamos existir como un solo cuerpo, pero no resultó. Te dejó muy dentro. No podías ver ni oír. Por eso decidió separarnos, sacarte de mi interior. Por eso nos sentimos tan bien cuando los dos volvemos a ser uno.

-
Pero tú piensas que yo soy la culpable de cuanto ha acontecido porque te di a comer la fruta del Árbol del Conocimiento. Podrías haberte negado a comerla.

-
Es cierto. Pero ya una vez que tú la habías comido, yo no podía hacer otra cosa. Pensé que dejarías de existir. No quería quedarme solo. Si yo no hubiese comido la fruta y el Otro te hubiese echado del Jardín, yo habría salido a buscarte.

A Eva se le llenaron los ojos de agua.

- Yo no dudé que comerías -dijo ella.

-
Y ese día te vi como si nunca antes te hubiera conocido. Tu piel lucía tan suave y brillante. Y tú me miraste como si de pronto recordaras el sitio exacto donde existías dentro de mi antes de que el Otro nos separara.

- Tus piernas me impresionaron. Y tu pecho. Tan ancho. Sí que sentí el deseo de estar allí dentro otra vez. Te he visto en sueños. Tienes cuerpo de árbol. Me proteges para que el sol no me queme.

Sin ponerse de acuerdo se levantaron y entraron de nuevo al agua a refrescarse.

- Éufrates -dijo Adán.
Así se llama este río.

Flotaron en la corriente abandonándose a la sensación del agua cristalina. Entendieron sin dificultad la alegría de los peces cuyos colores a menudo habían admirado. Adán abrió los labios y sorbió lentamente el fresco líquido. Pensó en el sabor del fruto prohibido y buscó a Eva. Volvieron a besarse y a entrar el uno en la otra, asombrados de la insólita experiencia de sus cuerpos livianos y fluidos. Largo rato estuvieron quietos, fuertemente abrazados, cada uno intentando recuperar la memoria perdida de ser una sola criatura, alcanzar las imágenes que cada quien guardaba en su interior y verter en ellas el río de las propias. Recorrieron inútilmente los pasadizos tenues de sus mentes, deseando penetrar la densidad de las sensaciones del otro, sin poder traspasar el espacio donde cada quien existía irremediablemente solo en el límite del propio cuerpo. Por más que trataron, no lograron ver el paisaje intricado donde habitaban sus más íntimos pensamientos. Fue el reconocimiento de aquella traba infranqueable lo que finalmente los envolvió e hizo que sus músculos y huesos se abrieran sin reparos para tomarse la única intimidad plenamente concedida, a la que llegaron sobre la orilla, en medio del lodo y las algas de la ribera...






Gioconda Belli
"El Infinito en la palma de la mano"
Premio Biblioteca Breve de
Seix Barral 2008





La imagen es una reproducción del cudro de Gustav Klimt,
"Adán y Eva" que está en la cabecera de mi cama :)