Espero y deseo, de verdad, que ya no se mueran más famosos en unos días.
Esto no son blogs de news, son esquelas blogueras.
Pasado el primer sorpresón de la muerte de Michael Jackson. Al cual le deseo que esté en el cielo de su religión, que ni la se ni me importa.
Os diré en petit comité, que nunca me gusto ese señor descolorido, será el rey del pop, pero no soy monárquica.
A mi tanta rareza en un ser humano, de por si ya raro, me daba dentera.
Cuando era pequeño y era un negrito normal, y cantaba con sus hermanos, me hacía gracia. Pero ya de mayor, con tantos arreglos faciales, cambios de color, y que no sabias si era Michael o Diana Ross. O si se había escapado del psiquiátrico con su mascarilla, no era santo de mi devoción.
50 años no es mala edad para morir, si lo que te gusta es la infancia. Puesto que todo ya empieza a descolgarse de mala manera.
Desde luego lamento su muerte, igual que lamento la de cualquier ser humano, pero no más.
Eso de encender velas, o llenar su casa de flores, como pasó con Lady Di. Ni lo entendí entonces, ni lo entiendo ahora. Pero lo respeto sin compartirlo.
Cada cual hace ídolo a quien le apetece, normalmente quien no tiene referencia de algo superior, pienso, igual me equivoco.
Ahora toca ganar pasta los herederos, las casas de discos, y algún que otro "amigo" que previo pago, nos contará sus vivencias.
Bueno, es lo de siempre, y normal, dentro de la anormalidad de una vida.
Que poco supo, a mi entender, disfrutar los dones y dólares que recibió.
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