Sunday, June 21, 2009

Individualismo y conformidad




Por CARLOS LOPEZ DZUR / Fundador de Revista Sequoyah

Como parte del curso de Sociología de la Literatura, es imprescindible que se entienda que no es solamente para el poeta / escritor / o artista en general / que estas premisas son correctas, a saber:

Premisa de Antonio Machado cuando dice: «Creo en la libertad y en la esperanza». Que no es sino el eco de Miguel Cervantes cuando dijera, por la boca del Quijote a Sancho: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la Libertad, así como por la Honra, se puede y se debe aventurar la vida». Y la noción de Pedro Garfias es un programa que va parejo a los mismos ideales: «Libertad para el preso, / justicia para el pobre, / respeto para el loco, / para el gobernador honrado, ínsulas, / y palabras de miel y aro de sol / para la dulce, dulce Dulcinea».

Y Pablo Neruda, quien viviera los peores momentos de las guerras por la libertad y el surgimiento del autoritarismo contemporáneo, ¿no advirtió lo mismo, a pesar de sus épicas y odas de lucha militante?: «La poesía es un acto de paz. El poeta nace de la paz / como el pan nace de la harina».

El hombre concreto, histórico y social, el hombre en «monte o risco», como decía Darío, necesita existir en libertad. La canción de los poetas, la voz histórica de las artes, es un clamor por la honra, paz y la libertad:

Escribo la palabra libertad,
la extiendo
sobre la piel dormida de mi patria:
José Manuel Caballero Bonald

Hay palabras que hacen vivir
y son palabras inocentes
La palabra calor la palabra confianza
Amor justicia y la palabra libertad.
Paul Eluard

Pero, en esta sesión del curso, tendremos que referirnos a dos enemigos de ese ideal, o de esas premisas gestoras para el disfrute de la vida en el mundo. Meditaremos sobre el individualismo y la conformidad y cómo hay autores que son la otra voz, el perverso adoctrinamiento, que en nombre de los valores que admitimos [volvamos a mencionarlos: libertad, honra, paz, justicia, amor, etc.] formulan interpretaciones insidiosas, cuyo resultado es individualismo y conformidad.

Hay un problema, con este tipo de voces que se admiten políticamente incorrectas y lo son. Atacan al poeta, a la mujer combativa y al activismo social haciéndolos pasar como destructores del hombre real. Frank Miniter, quien es uno de los creadores del concepto The Politically Incorrect, para socavar la tendencia hacia lo políticamente correcto, es uno de muchos sofistas contemporáneos que hilvanan sus guías abarcadoras / comprehensive guides / para neutralizar a los creadores que se identifican con la izquierda. Así
, el sofista «and great thinker» Miniter concluye que, aunque se tenga por demasiado idealista la idea, «even a politician can and should be moral and honorable», pero no será un izquierdista, de ningún color, ni una mujer alborotadora, con acitudes feminstoides, la que incentivará a que el político sea moral y honorable». ¿Cuál es el miedo?

Vista la guía y la ideología conservadora de su autor, desde el punto de vista de la sociología de la literatura, los puntos débiles de su análisis y por los que se llega a una exaltación de individualismo, son los siguientes:

(1) Posiblemente, conoce más del control de la conducta de animales que del control de la conducta humana. Este experto cazador, amante de la vida al aire libre y de las armas, tiene una idea bastante limitada de la compasión en los contextos de sociología humana.

(2) Si educarse con hombría es un regreso a la Naturaleza, al contacto con el campo, «return to the outdoors», hay mucho que hacer por millones de niños y jóvenes que todavía no conocen sino los confines de su sector de apartamentos o caseríos públicos. Trabajar con las manos y apreciar paisajes, la fauna y su belleza, es buena idea; pero no explicar del todo las condiciones que hacen la geografía inaccesible para muchas poblaciones urbanas, las ciudades como cárceles artificiales y, simplemente, predicar la familiaridad con las armas de fuego y otras armas, como exponerse en Pamplona a ser víctima de toros y vaquillas sueltas en las calles, será medida de la solvencia de una cartera y de la adrenalina (la que hace turismo y caza deportiva); pero no la explicación del por qué se origina tanta blandura de carácter y fofez física entre la población masculina («the loss of toughness») del país.

(3}
(4) Es por ésto que tiene una idea falsa del pasado y del cúmulo de ideologías que ha formado, progresivamente, a individuos «dóciles y sumisos ante el sistema capitalista, como si éste fuera algo natural y no histórico».

Miniter en su Guía indica que la masculinidad no es una amenaza a la condición femenina, es el complemento. El varón no debe negar su esencia ante la mujer ni dejar que ella lo debilite, haciéndolo «lethargic and unable to defend yourself when they begin their post-sex taunting». «Women want the gentleman, hero, survivor, provider, and philosopher, not the metrosexual girly-man who plucks his eyebrows, has highlights put in his hair, and wimps out in a crisis. Women quite rightly realize they’re better off with Crocodile Dundee than with Ryan Seacrest». El tiene que comprender la hombría. No obstante, hoy la hombría parece ser indefinible en una sociedad en que se sobrevalora la juventud y se menosprecia la madurez y sabiduría. A los hombres adultos se les anima a vestir como jovencitos; se censuran los vicios del caballero y el refinamiento pasa a ser una afición a la dieta vegetariana: «Today’s popular contention that manliness has something to do with looks, taste, bearing, bravado, and sexual preference, but is largely an indefinable word».

En una sociedad donde los expertos calculan que entre 800, 000 y 900,000 personas son traficadas a través de las fronteras internacionales cada año y el 75% de ellas, con propósitos sexuales, ¿quién es el macho que disfruta del consumo? Casi el 80% de la trata mencionada, son hembras y la mitad de éstas menores de edad. Sex Trafficking. Obviamente, se entiende que haya más golosos machos que caballeros. La Guía de Miniter deja mucho sin contestar porque él está vendiendo del sofismo que sabe. El no quiere hacer un análisis de las conductas de clase y las desigualdades del poder económico. El vende un fantasma: la ideología que data del siglo XII y con el término caballería / chivalry / documentó un código de conducta moral, religiosa y social. En teoría, el código enfatizaría la importancia de las virtudes de la la valentía, el honor y el servicio.

Estos nuevos moralistas son simplicadores. Miniter, por ejemplo, resumiría con 20 reglas de «freir y comer» lo que llama la conducta del caballero. Cuando revisamos su temario, no hay deberes hacia Dios. Los señores feudales habría mencionado la protección de los inocentes y los fieles a su Iglesia. Al menos, en la teoría virtual de la literatura medieval, hay deberes hacia el campesino y los cristianos referentes a la misericordia, la justicia, la protección del débil y del pobre, y a todo lo que estuviese «in the servant-hood of the knight to his lord».

Leer acerca del sobrevivir, según la ética que Miniter nos ofrece, es como hablar de negocios y cacería, cómo evitar ser castrado por una mujer. Que la castración se produzca porque ella ya es un competidor o rival más en el mercado de empleo es uno de los tantos falseamientos de su lógica. El análisis del autor es sexista en muchos aspectos y uno no sabe si cuando habla sobre amor caballeresco da simplemente «a polite word for sexism».

Es cierto que ya no es asunto sólo de las clases altas la proliferación de la jotería, o los sissies. El hombre de hoy ha dejado de serlo. Se le han encogido las gónadas, qué sé yo. O, al menos, la plenamente establecida hombría se echa de menos en la América de hoy porque falta conexión de la gente, en campo y ciudad, con las raíces del mundo natural; hay mucha artificialidad. Hay un deseo de buena pinta, apariencialismo, gesticulación teatralizada, última moda, mimetismo de lo que es mensaje de cine y TV. Y es una pena que se tenga que ir al Tercer Mundo o la pisca de campos agrícolas de los rancheros del Suroeste de los EE.UU., para ver sobre la tierra alguien que, siendo pobre, todavía arranca frutos del suelo, tiene manos de campesino, o sabre la caza o cómo preparar un cebo para la pesca. Miniter tiene miedo de que el girly-man, obsesionado con la calidad y efiiencia de su shampoo, un día sea el mismo ente clonado que la globalización produzca fuera de nuestro país.

Hay más patanes que gente que merezca que se le distinga con el trato de caballero. Ser caballero del modo que estos nuevos sofistas pretenden es adoptar el pensamiento conservador. Y Miniter comienza, por examinar el código de honor de la época medieval en que los caballeros / señores feudales / existieron y diseñaron sus propias guías para tratar a las damas / a las mujeres en general. Con galas de abstracción, ausencia de historia y sociología concreta, en su libro The Ultimate Man's Survival Guide, se dispone a rescatar los códigos masculinos de honor y masculinidad, tarea para la que urge culpar el legalismo societario de hoy y la «tiranía fascistoide / marxista / feminista» que se ha creado. Estas dos tendencias que Miniter y otros representantes del Conservadurismo acusan (---) son los asaltantes de la masculinidad: «Our masculinity is assaulted at every turn. We're told we have to have feelings, and that we can't spit or adjust ourselves in public».

En nuestros tiempos, explica Miniter, vivimos una «Era débil y feminizada», en la que es difícil ser un varón y hombre de verdad. El hombre blanco y cristiano [«sorry plight-male», implica que los islámicos y el varón de otras etnias se rige por otro sistema] vive en apuros de arrepentimiento ante una mujer que lo domina y se ríe de él. «Se nos dice que tenemos que tener sentimientos. Y que no podemos dividirnos ni ajustarnos a nosotros mismos en público». Las revistas de mujeres han creado normas de perfección que ningún varón puede alcanzar. «Nuestras esposas cuando leen tales cosas y se ríen de nosotros nos llaman con nombres como General Tiny-Parts o Vienna Sausage Boy... Nos han molido a tal grado que muchos de nosotros no sabemos lo que es ser un hombre». Y así es que entramos a nuestra «(our) feeeble, feminized age», donde: «We've been beaten down so much many of us no longer know how to be a man»

El Sofista / pedagogo / discursador que se articula a través The Ultimate Man's Survival Guide, dizque puede enseñar a ser el sobreviviente victorioso, el proveedor, el atleta, el héroe, el caballero y el filósofo. En la época en que se deterioran los nobles impulsos que dejan a los jóvenes sin buenos modelos a imitar («good role models»), se urge quien enseñe cómo debe tratarse una mujer, cómo debe comportarse uno mismo y, aún cómo administrarse, moderadamente por supuesto, los actos de beber, fumar, protestar y jugar en los casinos. [Nuestro sofista, con el típico método de las dos verdades y el «quick-fix, I'll say how-to-do-it», propondráa que no han de censurarse ciertos vicios («gentlemanly vices: poker, tobacco, manly talk, an evening drink, the gentleman’s club») siendo que los hombres necesitan de vicios; pero practicados con moderación].

Frank Miniter, editor ejecutivo de American Hunter y editor de Outdoor Life, se sorprende de cuánto se le quita al varón en nombre de las políticas de identidad y las acusaciones de sexismo. Piensa que el sistema de vasallaje caballeresco y su código de honor se vino abajo porque, en última instancia, se juzgó como «estúpidamente idealista» y la caballerosidad como algo sexista. El está contra el sexismo

----- estadisticas de maltrato a la mujer y sexismo
Ciertamente, la lógica de Miniter está equivocada. Desde siempre, a la gente sin «falsa conciencia» [para utilizar este término lukácsiano], la teoría una cosa y la praxis otra. La comunidad se hace eco de ideologías dominantes' e intenta entenderlas y aplicarlas. Los valores [honra, amor cortés, vasallaje de protección y paz] en el modelo feudal y medieval estaban llenos de contradicciones. Ni siquiera la figura y enseñazas de Jesús el Cristo, como modelo del Héroe Honesto y Sin Egoísmo se pudo consolidar en la incipiente Cultura Occidental.

Cuando se trata de explicar el deterioro de esos valores («old chivalric ideal» y cristiandad, por ejemplo), si consideramos al Caballero / the gentleman de Miniter / la encarnación histórica del hombre «justo, educado, refinado, honesto, valiente y sobresaliente, que sigue un código de honor», ¿por qué oprime a otros? ¿por qué, con sus actos, desmiente lo que postula en teoría?

La ideología de Vasallaje Caballeresco que Miniter defiende me recuerda al Guillermo de Poiters, primer Trovador occitano, un libertino, vanidoso, que hablaría de un modelo divino del Señor Feudal. Miniter comunica la necesidad «ser predatorio». Escribe en su guía: «True respect for nature comes from being a predator». El verdadero respeto por la Naturaleza viene cuando se es un predador. Un hombre que emplazado por las condiciones del valor y la violencia («real-life corage»), asume con «confianza moral» la opción del «Lo Quiero Vivo / o Muerto» («Wanted: Dead or Alive». ¿Quién ha sido heroico a tal grado? Miniter cree que yn unilateral cowboyu

En la ideología de Miniter lo más cercano a un código de honor es The Texas Ranger Code of Conduct, pero, en ésto hay más mito que verdad. El Dr. Michael L. Collins, profesor de historia en la Midwestern State University, revela que ésto de los códigos de honor es mucho más complicado que lo que dice Miniter y otros defensores del Ranger Myth. Explica Collins en una investigación, publicada como libro que más que traer paz a la región, los Texas Rangers contribuyeron a la violencia y a menudo brutales injusticias contra los habitantes de habla española, por lo que motejaban a éstos los «diablos Tejanos, the Texas devils». [Michael L. Collins: Texas Devils: Rangers and Regulars on the Lower Rio Grande, 1846-1861 [University of Oklahoma Press; 2008) Ver: Michael Collins

La Unidad de los Rancheros de Texas ha sido glamorizada en cuanto es la agencia policíaca o de patrullaje a nivel estatal más antigua de la nación («the oldest state-level law enforcement agency in the United States») y ha tomado parte en muchos de los eventos históricos más importantes del Estado de Texas y en los casos más conocidos de la historia criminal del Viejo Oeste, incluyendo la investigación de asesinatos, corrupción política, control de motines, persecusión de fugitivos, fuerza paramilitar en servicio para la República de Texas (1836–45) y antes. Con los estudios del Dr. Collins se reexaminan muchos de los mitos queel discurso popular, la habladuría angloparlante y la industria del cine han divulgado: la imagen de los Rangers / rancheros «como jinetes de alta estatura, con sombreros blancos, que llegan a rescatar a una familia que, en la pradera, esté siendo amenazada por indágenas y brutales bandidos mexicanos y proscritos fuera de ley».

Este libro que también ofrece una nueva perspectiva, en cuanto a los anglotejanos y cómo fueron traicionados y representados, enriquece el libro, considerado uno de los mejores en la materia, The Texas Rangers: A Century of Frontier Defence, escrito por Walter Prescott Webbs. Con el libro del Dr. Collins. se publican fotos, nunca antes conocidas, de hombres como John S. Rip Ford y Juan N. Cortina, el Bandido Rojo, que fueron leyendas en Texas

Con los códigos de honor de los rancheros, el blanco hace mucha politiquería y reclamos y, recientemente, en actitud de jactancia, promoción de gesticulaciones peligrosas de libertad de expresión que más que tales son amenazantes y responden a sentimientos anti-Yankees por parte de los sureños. Esto se tiende a trasladar a la industria de los juego de pelotas, donde la anonimia, las T-shirt Yankee sucks! el fanatismo provocador polarizan el aire de familiar, incita a voluntades acusadoras a decidir entre lo que es presuntamenet «Anti-Americano» y lo que no lo es.

El Dr. Collins ha explicado las reacciones que entre los fanáticos a los Texas Rangers y las actitudes de los viejos Vaqueros se desata cuando él asocia los códigos de honor / o más bien, el Code of Conduct, a la franmasonería mexicana y discute la época en que el gobierno mexicano pedâa prueba del buen carácter de un inmigrante que quisiera ser vecino de la Temprana Texas («Early Texas») o fundacional, antes de Austen. Todavía la crítica europea no puede ver en la imagan del Cowboy otra cosa que un salvaje, «symbol of reckless irresponsibility». Y ésto choca, con la creencia de la mentalidad popular. La mayoría de los estadounidenses, por el muicho consumo de series de TV o muchas película de John Wayne y otrros, piens que el cowboy no es villano, sino un héroe. En la lógica de la falsa concencia, para la mayoría, los indígenas son los salvajes. En los mejores y pasados días del cowboy en el Viejo Oeste, se carecía de ley. «Trigger-happy gunmen shot it out with reckless abandon and brute force reigned».


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