Bronceado, después de su paso por la costa, Juan Cabandié volvió a su oficina en una Legislatura casi desierta. El jefe del bloque del Frente para la Victoria plantea que el mejor candidato a jefe de Gobierno de la ciudad es “el que elija la Presidenta”. El joven dirigente, que empapeló la ciudad con carteles que dicen “Cabandié 2011”, también sostiene que será Cristina Fernández la que decida su lugar en las listas. “Puede ser la Legislatura, Diputados, la jefatura de Gobierno o la vicejefatura”, enumera.
–Una pregunta para jugarse: ¿Boudou, Filmus o Tomada?–No, no, yo prefiero al que elija Cristina. Confío en su capacidad de decisión y de análisis. Voy a sentirme contento con el que ella elija.
–No, por supuesto. Tienen distintas características, pero un denominador común: son tres precandidatos que están consustanciados con el proyecto.
–Tengo una excelente relación con los tres. Cualquiera me viene bien.
–(Se ríe) Donde Cristina diga.
–La verdad es que el primer análisis que hago es que tengo que ir a un lugar si en ese lugar puedo acompañar el proceso transformador de nuestro gobierno. Ir por ir, no. El lugar, insisto, le corresponde decidirlo a Cristina. Puede ser la Legislatura, puede ser la Cámara de Diputados... puede ser la Jefatura de Gobierno.
–No creo, no creo, pero... para soñar. O la vicejefatura.
–Como estrategia electoral, tenemos dos virtudes: una nuestra y otra ajena. La nuestra es la experiencia de gestión a nivel nacional, que con sus características propias de la ciudad podemos trasladar: en vivienda, infraestructura, obras públicas. La virtud ajena es que nuestro adversario hace todo mal y nos beneficia. Las promesas fueron muchas y no se cumplieron: los kilómetros de subte, la infraestructura hospitalaria y escolar, el endeudamiento. Tenemos el canon más caro con los servicios urbanos y la ciudad más sucia. Lanzó una Policía Metropolitana y lo único que hizo es ponerla al servicio de sus intereses, a escuchar a su familia y escuchar a opositores.
–No va a haber muchos candidatos.
–No creo que Aníbal Ibarra vaya a ser candidato a jefe de Gobierno. Duhalde dice que va a ser candidato y, en realidad, está queriendo instalar a su mujer como senadora en la provincia.
–Puede generar una alianza con un sector afín...
–Nosotros siempre estamos abiertos a cualquiera que quiera sumarse. Pero, obviamente, con la preponderancia de nuestra fuerza política. Hay que tener en cuenta que la que más mide en la ciudad como candidata a presidenta es Cristina. Ninguna fuerza opositora tiene un candidato a presidente con ese nivel de adhesión. Nuestro candidato a jefe de Gobierno se tiene que acercar a la intención de votos que tiene ella.
–No deberíamos preocuparnos demasiado por ese escenario.
–Descartadísimo. Si Pino Solanas hubiese mantenido sus ideas del ’73 tendría que estar con nosotros, pero se corrió a la derecha con la ley de medios, con el tema agropecuario. Eso los desgastó: sus números en intención de votos son magros. Y gran parte de su voto es profundamente gorila. Es el centroizquierda de canapé, perfumado.
–Es parte del legado de Néstor Kirchner y de la voluntad de Cristina de generar renovación. No ocupamos el cargo por el cargo mismo. Se ocupan para apoyar el proyecto transformador de Cristina. Los herederos de Kirchner somos nosotros, nuestra generación.
–No sabe, no contesta.
–Eso sería pensar en términos individuales y nosotros somos un actor generacional colectivo. No lo pienso en términos personales. Néstor era para mí un sostén, además de político, afectivo. Pero también lo es Cristina.
–Si el Ejecutivo hace las modificaciones para contemplar las situaciones más acuciantes de la ciudad, no habría ningún problema para apoyarlo. De hecho, es una herramienta necesaria. Lo que ocurre es que era un Presupuesto con aumento de ABL e Ingresos Brutos. Fijate que doce bloques no lo aprobaron. Es muy distinto al Presupuesto que enviamos al Congreso nacional y que la oposición no aprobó.
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