Friday, January 28, 2011

Esclavitud moderna y capitalismo global


Por Walter Mignolo / Sociólogo

Desde hace más de un año los medios de comunicación y el clima generado por la catástrofe de Wall Street (a poco tiempo de la catástrofe de Iraq y la catástrofe del huracán Katrina), pareciera mantener en vilo a la población mundial. Entre tanto, el Tsunami el azotó Indonesia en diciembre del 2004. Los diseños naturales parecieran haberse puesto de acuerdo con los diseños del globalismo político y económico propulsado por el proyecto neo-liberal.

Estas catástrofes son de distinta índole, aunque están relacionadas. Katrina afectó a la mayor proporción de habitantes pobres de New Orleáns, en su mayoría gente de color. El Tsunami de Indonesia, no distinguió entre turistas ricos y nativos pobres. La invasión de Iraq provocó la muerte de un número indeterminado de Iraquíes, aunque arriba de los 100 mil, y de unos 5 mil soldados Estadounidenses, también ellos de distintos colores. Con epicentro en distintas regiones (New Orleáns, Indonesia, Iraq), las catátrofes naturales y políticas afectaron por igual a pobres y ricos, a hindúes y budistas, a musulmanes y cristianos. No obstante, las elites gubernamentales y económicas de Estados Unidos no sufrieron en carne propia ni el drama de Iraq y de Katrina, y menos aún el de Indonesia.

La crisis de Wall Street parece haber invertido el proceso. El informe de Global Issues más reciente estima que más de la mitad de los habitantes del mundo (3 billones y medio de personas), viven con menos de $2.50 por día. Al menos 80% de la población mundial (es decir, alrededor de 5 billones y medio de personas), viven con menos de $10 por día. De modo que 20% de la población vive con más de esta cantidad. Pero que significa vivir con $20 en vez de $10 al día en términos de la crisis financiera? Según UNICEF 25,000 niños mueren cada día debido a la pobreza. Alrededor del 80% de la población mundial habita en países donde las división económica creció en el último cuarto de siglo.

¿A cuántas personas afecta «dramáticamente» la crisis de Wall Street? Quizás a un 10% de la población mundial, es decir, a unas 700 millones de personas, lo cual es significativo, pero es una cantidad mucho menor de los 6 billones para quienes la crisis de Wall Street es un problema ajeno. Para este 80% de la población no hay drama en la devaluación de sus ahorros para la jubilación. Tampoco hay drama en posponer la compra de un nuevo yate para el próximo verano en el Mediterráneo o, siendo más modesto, cambiar el Suburú 2003 (que ya está viejo), por un Saba 2010.

Los debates en programas radiales y televisivos, los artículos periodísticos de todo tipo sobre el futuro del capitalismo abundan en los últimos meses. Una de las conclusiones, aún de los críticos, es que a pesar de todo no hay otro sistema mejor. Imagino que se refieren al socialismo. El cual es un capitalismo de estado y de regulación en vez de ser capitalismo de empresa privada y de libre mercado. Tanto las ideas socialistas en el siglo XIX como su primera versión histórica en la Unión Soviética, no escaparon a lo que ya era un tipo de economía de acumulación. Más allá del capitalismo y el socialismo, había y hay otros sistemas económicos posibles. El sistema comunal (no comunista) sería otro, por ejemplo, Por lo tanto, el capitalismo es el mejor sistema que se conoce para los 700 millones de personas hoy, esclavizados ambos, los delincuentes de Wall Street y la clase media consumerista. Al igual que el amo y el esclavo en la sociedad esclavista, ambos estan involucrados en un sistema de miedo y de muerte que el el amo se empeña en mantener.

Los debates de los expertos están enredados en las reglas de juego y las reglas del juego determinan que el problema es el futuro del capitalismo; que la preocupación será como salvarlo; y que la pregunta nos lleva a pensar en cómo será el capitalismo en el futuro. Ahora bien, si el capitalismo que es el mejor sistema que conocemos tiene hoy como consecuencia 6 billones de pobres y 700 millones de gentes con disponibilidad económica y una minoría (quizas un 1%, es decir, 700 mil muy acaudalados y acaudaladas) de super-ricos. Pues ya sabemos entonces de qué se trata la pregunta sobre el futuro del capitalismo indica que se trata de salvar y mantener estas proporciones, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico en el planeta en los próximos 25 años.

La cuestión en serio no es por lo tanto el futuro del capitalismo sino el futuro de la economía, de una economía que asegure una vida digna para los casi 7 billones de personas en el planeta. Una vida digna no significa un igualitarismo comunista forzado ni tampoco una ilusión de oportunidad y libertad. Desarrollo liberal y libertad no van de la mano. Por otro lado, capitalismo y economía no son sinónimos. Mientras que debates y tecnicismos se dirijan a salvar las instituciones y al reciclaje de las ciudades y no a dignificar el vivir y convivir de las personas y la regeneración de la vida y la grandeza planetaria, iremos por mal camino. Mientras se continúe distinguiendo democracia como un asunto político y desarrollo como un asunto económico, no iremos muy lejos.

La alternativa económica no es entre capitalismo y socialismo (el argumento clásico de F. A. von Hayek en su libro The road to serfdom (1944)), sino entre una economía democrática que administre la escasés (sistema comunal) y que estimule la reciprocidad más que una economía que promueva la privatización de la vida, que confunda acumulación privada con crecimiento colectivo, que imagine un mundo en que el que la acumulación no tiene límites. Estamos viendo que la confusión entre acumulación privada y crecimiento sin límites fue la inconsciencia suprema del globalismo (globalismo y no globalización) neo-liberal.

No esperemos que la reunión de los G-20 ponga prioridad en este cambio ético político. No obstante, seamos consciente de que este cambio no es sólo posible y necesario, sino que está ocurriendo más allá de los 700 millones de personas entrampados en la debacle de Wall Street. La economía comunal es el horizonte más allá del capitalismo y del socialismo.

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El vuelco de la razón: sobre las revoluciones, independencias y rebeliones de fines del XVIII y principios del XIX / Walter Mignolo /

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