-Hoy: comprar un edredón hermoso para mi cama que aún no es...
-Mañana: Esperar la llegada de mi cama, al menos eso dijo hace un rato el chofer sevillano de Ikea (adiós al espanto de pensar en el colchón sobre el suelo, aunque sea de madera)
-Desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la noche (sepa Dios la hora):
En la casa actual: embalar cristalería, vajillas y enseres cocina, revisar el trastero y altillos de los closets, desarmar escritorio de Laura.
En la casa nueva: desembalar las 5 cajas que quedaron pendientes y las que tengo que llevarme... y matar al albañil si no termina mañana de poner la solería en la cocina, lavadero y alacena (Policías, favor, mirar a otra parte).
Semana próxima: llamar para pedir el traslado de la línea telefónica, de la TV por cable y de la conexión Wi Fi (la palabra pánico queda desbordada para lo que esto me produce)
En 10 días -si los Dioses lo permiten-: Dormir por primera vez en mi casita...
Si tardo un solo día más, por favor, alquilarme una suite con vistas... en el Psiquiátrico...
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