
El día de la inauguración el Rey había congregado a todo el pueblo para que viera su nueva adquisición, y cuando estaban todos expectantes, procedieron a quitar el manto que cubría el Reloj. En ese instante se produjo un gran silencio seguido de risas y burlas hacia el Rey, ya que el joven e inexperto relojero había puesto el número 4, con cuatro palitos: IIII.
El rey se sintió tan ofendido que mandó a decapitar a este relojero en el acto. Fue entonces que, desde ese día, todos los relojeros del mundo, fabrican los relojes con ese "error" en honor a aquel desafortunado relojero...
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