Wednesday, March 24, 2010

¿Tiene sentido el universo?



Por Arturo Cardona Mattei / Escritor y poeta puertorriqueño

La investigación científica ha revelado muchos secretos sobre el universo. El conocimiento que se tiene ahora va desde los minúsculos componentes de la materia hasta las enormes dimensiones del espacio. Con todo, todavía queda muchísimo por descubrir. El planeta Tierra ocupa una minúscula parte del vasto universo. Sin embargo, nos asombra la enorme belleza y complejidad de su naturaleza: una hermosa flor, una vista sublime, el plumaje extraordinario de un ave, las alas de una mariposa, una encendida puesta de sol o la sonrisa de un ser amado.

Muchos han hallado en el universo físico suficientes pruebas para creer en la existencia de una Primera Causa inteligente. Aseguran que las leyes de la física parecen haber sido ajustadas con gran precisión para sostener la vida. Si se hubiese regulado el universo ligeramente diferente, no existiría vida. Pero la realidad es que la vida, con toda su diversidad, nos rodea.

El cosmólogo Paul Davies afirma: «A medida que se presenta el drama cósmico, parece que hubiera un guión; un programa coherente. La naturaleza no es una arbitraria yuxtaposición de acontecimientos, sino la manifestación de una interrelación ingeniosa de leyes matemáticas». Algunos científicos aceptan su punto de vista, mientras que otros no.

Por ejemplo, el físico Steven Weinberg, galardonado con el premio Nobel, proclamó: «Cuanto más comprensible parece el universo, tanto más sin sentido parece también». Paradójicamente, Weinberg declaró además que «a veces la naturaleza parece más bella de lo estrictamente necesaraio. Es casi imposible dejar de imaginar que toda esta belleza fue de alguna forma puesta para nuestro beneficio». ¿De qué beneficio se trata? Si existe una precisión extraordinaria, ¿no es lógico pensar que su artífice haya sido alguien –un Diseñador, un Creador- con un propósito? ¿Tienen sentido nuestra vida y el universo? ¿O estamos aquí como resultado de una serie de procesos físicos fortuitos y aleatorios?

En 1802, el clérigo y teólogo inglés William Paley expuso sus razones para creer en la existencia de un Creador. Dijo que si al caminar por un páramo encontrase una piedra en el suelo, lo más probable es que llegara a la conclusión de que se presentó allí por algún proceso natural; en cambio, si encontrase un reloj, difícilmente llegaría a la misma conclusión. ¿Por qué? Por el simple hecho de que un reloj posee todas las características de un diseño con propósito.

Las ideas de Paley influyeron mucho en el naturalista británico Charles Darwin. Pero, en contra de la lógica del primero, Darwin propuso que el aparente diseño de los seres vivos podría explicarse mediante un proceso al que llamó selección natural. Muchos vieron el concepto darviniano de la evolución como la réplica definitiva al debate surgido sobre la cuestión del diseño. Se han vertido ríos de tinta sobre este particular desde aquellos tiempos. Y se han refinado, pulido y actualizado con cierta frecuencia los argumentos a favor del diseño o de la selección natural. Ambas posturas han tenido una considerable influencia en lo que la humanidad opine sobre el sentido del universo. ¿Cómo puede influir en el propósito de su vida lo que usted cree?

La creencia en la evolución ha conducido a muchas personas sinceras a concluir que su existencia carece de auténtica finalidad. Si el cosmos y todo lo que lo puebla es el producto de combinaciones espontáneas de elementos tras una Gran Explosión inicial, entonces la vida no puede tener verdadero sentido. El fallecido biólogo y premio Nobel, Jacques Monod dijo: «El hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad indiferente del Universo de donde ha emergido por azar. Igual que su destino, su deber no está escrito en ninguna parte».

Una idea semejante expone Peter William Atking, profesor de Química de la Universidad de Oxford: «En mi opinión, la existencia de este extraordinario universo tiene una maravillosa y sublime grandiosidad. Se extiende con toda su gloria, total y completamente inútil». Por supuesto, no todos los científicos concuerdan con este punto de vista, y por muy buenas razones.

Cuando examinan las leyes naturales, muchos investigadores se niegan a aceptar la idea de un universo sin sentido. Quedan impresionados, por ejemplo, con las fuerzas fundamentales que lo regulan, cuyas leyes subyacentes parecen haber sido ajustadas con la precisión necesaria para producir un universo capaz de sostener la vida. «Modificar las leyes una pizca podría traer consecuencias letales», afirma el cosmólogo Paul Davies. Un ejemplo: si los protones pesaran levemente más que los neutrones, en vez de al revés, todos los protones se habrían convertido en neutrones. ¿Y eso hubiera sido contraproducente? «Sin protones y su elemental carga eléctrica, no existirían los átomos», explica el profesor Davies.

El electromagnetismo hace que protones y electrones se atraigan, lo que permite la formación de moléculas. Si esta fuerza fuera sensiblemente más débil, los electrones no podrían orbitar alrededor del núcleo de los átomos y no se formarían las moléculas. Si, por el contrario, fuera más intensa, los electrones se quedarían pegados al núcleo, en cuyo caso las reacciones químicas y la vida serían simple y llanamente imposibles. Una ligera variación en la fuerza electromagnética repercutiría en el Sol y la energía solar que alcanza a nuestro planeta, lo que dificultaría o impediría el proceso de la fotosíntesis. Por tanto, la intensidad exacta del electromagnetismo determina la existencia de vida en la Tierra.

La obra Science & Christianity-Four Views, ejemplifica de forma curiosa el delicado equilibrio de las fuerzas y los elementos del cosmos. Su autor pide a los lectores que visualicen a un explorador que visita una imaginaria «cabina de mandos del universo». Allí observa una multitud de diales alineados que pueden ajustarse a cualquier valor y descubre que cada uno tiene que ser calibrado con precisión para que sea posible la vida. Uno de los diales regula la intensidad de la fuerza gravitatoria, otro la de la atracción electromagnética, otro la diferencia entre la masa de los neutrones y los protones, y así sucesivamente. A medida que el explorador examina los numerosos diales, ve que podrían haberse ajustado con diferentes valores. Además, tras meticulosos cálculos, comprende con total claridad que la más mínima alteración de cualquiera de los valores habría cambiado la estructura del universo a tal grado que no sería posible la vida. No obstante, cada dial está calibrado perfectamente para que el universo siga funcionando y sea habitable. ¿A qué conclusión lógica llegaría el explorador sobre la manera en que están ajustados los diales?

El astrónomo George Greenstein dice: «Mientras investigamos las pruebas, la razón nos plantea insistentemente que una acción sobrenatural –o más bien una Acción- debe de estar involucrada. ¿Es posible que repentinamente, sin tener la intención, hayamos tropezado con pruebas científicas de la existencia de un Ser Supremo?»

¿Qué opina usted? ¿Qué explicación encaja mejor con la exactitud que se observa en el universo: un diseño con propósito, o un proceso aleatorio?

Caguas, Puerto Rico

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That's no angry mob / La Naranja / Artículo de Fernando Dorado / Sequoya Virtual 56

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