Friday, March 19, 2010

El eclipse de los sunitas: Reseña de Libro de Deborah Amos





Por Carlos López Dzur / Fundador de La Naranja

La edición de Eclipse of the Sunnis: Power, Exile, and Upheaval in the Middle East [PublicAffairs Publishers, 1ra. ed., 2010], en carpeta dura, consiste en 230 páginas que explican, exactamente, lo que su autora Deborah Amos resume como subtítulo. Tras el reciente eclipsamiento del poder sunita (o caída de Saddam Hussein e invasión estadounidense) en el Oriente Medio la región vive una crisis de refugiados, marginalización interna de los suníes y trastornos sociales, internos y regionales. No menos de cuatro millones de iraquíes han tenido que abandonar sus hogares; otros dos millones han dejado el país, sin posibilidades de regreso, tal vez para siempre.

Se trata de un libro impotante sobre los suníes de Irak, nación en que se encarna una paradoja. El islamismo sunita es la religión de la mayoría de los musumanes. Sunita / o suníes / es el sector que, siendo entre el 25% o menos, de la población, con respecto al 60% o menos del sector poblacional mayoritario, que son los chiítas, más adeptos tiene. Están en el espíritu cultural de la Sunna o Tradición del Profeta Mahoma. Es el sunismo lo que realmente daba una unidad al país. La mayoría poblacional chiíta radiaba en el Sur de Irak; la minoría sunita, a pesar de su poder religioso y unificador de todas las regiones, se radicó en el centro, con la minoría étnica de los kurdos al norte.

El libro es tan revelador e inquitante que el teleperiodista y editor Bill Moyer en un comunicado dirigido al Presidente Barack Obama le decía: «Llévate este libro a Camp Davis por el fin de semana. Insístele luego a tus equipos de política exterior y seguridad nacional que lo lean y programa una ocasión para examinarles oralmente de su retención. Lo reportado en ese libro contiene las semillas para nuestro futuro en Irak y en el Oriente Medio».

Este memo de Bill Moyers explica por qué algunos comentadores que han reaccionado a él lo llaman un «libro intenso y perturbador», no escrito para principiantes, sino que requiere de algún conocimiento sobre la historia de la región, sus personalidades y trasfondo situacionales diversos. La autora sabe en qué se metió al escribirlo. Becada por la Universidad de Harvard, a principios de la década del '90, y miembro del Concilio de Relaciones Exteriores, Deborah Amos ha sidp por los últimos diez años una reportera televisiva de noticias para los principales programas, e.g., «Nightline» y «World News Tonight» (con ABC-TV) y, junto a Bill Moyers, en PBS, «Now» y «Frontline». Además, ella ganó el Premio «Edward Weintal sobre Reportajes Diplomáticos» en 2009, especialmente por sus análisis inteligentes sobre el Oriente Medio, donde ha realizado coberturas sobre corrupción oficial, elecciones fraudulentas, fracasos negociadores y violencia.

Para explicar sus tesis en este libro Eclipse of the Sunnis: Power, Exile, and Upheaval in the Middle East, lo resumiría, apretadamente, en lo siguientes puntos:

(1) la invasión norteamericana a Iraq en 2003, cualquiera que sea su justificación, ha tenido un efecto catastrófico en las gentes de la región, desatándose hostilidades sectarias, mismas que habían estado embotelladas por siglos, no sólo en Irak, pero en Líbano y otros estados árabes. Son milliones los iraquíes sunitas que sufren como refugiados y sólo muy recientemente el gobierno de los EE.UU. ha comenzado a reconocer la crisis, la marginalización a la que se les ha empujado, evidenciándose más que nunca la miopía estadounidense en materia diplomática, señal que implica «not only shortsighted American policy but the age-old schism between Sunni and Shia».

(2) Los conflictos entre sunitas y chíitas datan al menos de cien años atrás. Siempre se ha buscado la alienación de la clase media sunita, ya que tiene la capacidad de ocasionar resentimientos sólidos a través de su región y por generaciones. Cuando Saddam Hussein, que fue sunita, gobernó el país, los sunitas ejercieron casi todo el poder a pesar de que son una minoría.

(3) Con su salida y la violencia sectaria, hayan sido partidarios o no, de Saddam, los sunitas se han ido del país huyendo de la violencia y de los intensos bombardeos norteamericanos. Ahora les enoja que no puedan volver al país ni retomar las propiedades que tenían. Para 2005, según la autora, entre 2,000 a 4,000 iraquíes cruzaban la frontera cada día, huyendo de tan horrible violencia hacia fuera del país. Eran situaciones de 'Leave or die', salir a morir, creando unas migraciones distintas a la que se dan a gran escala para vivir en tiendas de campaña, ya que quienes salían no eran refugiados, en pobreza que buscar1an el alivio en campamentos pa que se les refugie por caridad ante la emergencia o el hambre:

This is not a poor population that lives in tents. These people can live wherever they can afford... They're on their cell phones every day. They're watching Iraqi television... It means that you have an exile population that in some ways is still connected with Iraq and with whatever family they have back in the country. So as they sit in their homes in Amman, Damascus and in Beirut, they are watching what is happening at home and they play some sort of political role there. They voted in this most recent election.

(4) Nuevos valores culturales occidentales han ocasionado nihilismo y fatalismo entre nuevas generaciones. La periodista cuenta sobre mujeres de clase media de Irak que para sobrevivir, yendo a Damasco, antes fueron empujadas a la prostitución («survival sex»). Destaca a la «generación perdida», juventud prometedora que ya no sueña con regresar a Irak.

They were toddlers when the Iran-Iraq war began, adolescents when Saddam invaded Kuwait, teenagers in the 1990s during the disastrous years of privations following the UN sanctions, and young adults by the time the Americans arrived.

Y, auque el gobierno actual de Bagdad, dominado por chíítas, bajo la dirección de Nouri al-Maliki y los invasores estadounidenses, apelan al regreso de los exilados, éstos aún piensan que son llamadps huecos e insinceros. Bagdad está lleno de criminales chiítas, pro-yankes, paramilitares chíítas («Shiite thugs and Iran-sponsored Shia militias») que no darín ninguna bievenida cariñosa a sunitas ni a cristianos. Por la experiencia investigativa que Ams ha tenido, haciendo entrevistas en Siria, Líbano y Jordanio, donde habitan decenas de miles de iraquíes que la violencia subsecuente a la salida de Saddam Hussein empujó fuera de Irán, ella ha constatado cuán infortunada ha sido esta gente. Sin embargo, para muchos de éstos que habría sido esenciales para la creación de «un moderno y democrático Irak» (ya que son médicos, artistas y exfuncionarios gubernamentales), si bien las puertas están cerradas porque los «chíítas, ahora en el poder» («Shiites now running the country»), ahora no consideran valiosos a los musulmanes sunitas ni a árabes de religión cristiana. Por fortuna, a Siria, se le considera un refugio de libertad cultura.

Curiosamente, la rebatiña y hostigación del actual régimen en Irak es de tal magnitud que Nouri al-Maliki, en su primera vista oficial a Siria, en 2007, llevó una lista de 65 escritores, poetas y artistas que viven en Damasco y le pidió al gobierno sirio de Bashar al-Assad que los arreste y se los entregue. Sria rehusó.

(5) Atenta al punto de que la vasta mayoría de los árabes son musulmanes sunitas, Amos arguye que la predominancia de los chíitas puede ser temporal; su labor consistirá no en construir un Irak más tolerante y multicultural, sino que, a fin de no perder el poder, tras la era dictatorial de Husssein, aferrarse a la presencia del tutelaje del invasor estadounidense o su alianza pro-occidental. Este régimen neocolonial es además, esencialmente anti-sunita, y Maliki se apoya revela sus actitudes de persecusión. inclusive fuera del territorio de Irak. El mensaje es que «los chiítas ganaron y los sunitas perdieron. Dice Amos que ya hay muy poca esperanza de que «el cáracter histórico de Bagdad, una ciudad iraquí donde su riqueza de mezclas y sectas una vez convivíieron» se restaura. «Ahora hasta las no chiítas que permanecen en Iraq viven separados, segregándose detrás de paredes protectivas, recortándose de su relación con sus antiguos compatriotas».

(6) La parte investigativa del libro ciertamente hace claro que el conflicto entre sectas dentro de Iraq es muy viejo y concierne esencialmente a los dos principales grupos del Islam (suníes o sunitas y chiíes o chiitas). Como mayoría religiosa, los sunitas o suníes consideran que la sucesión de Mahoma corresponde a un árabe que sea miembro de la tribu de Quraish, de la que procedía Mahoma. Los chíitas (que son el 10% de los musulmanes) establecieron como que Alí fue el iniciador de la línea sucesoria de Mahoma. Etimológicamente, chií viene de Shiat Ali (partido de Ali). Los chiíes consideran que los califas posteriores a la muerte de Alí han sido usurpadores.

Esto es parte de esas luchas de poder que sólo sabiduría nacional resuelve; porque, la parte más interesante de este libro de Deborah Amos es cuando explica por qué, cómo y bajo qué influencias se destapó esa botella de rivalidades sectarias. Y parte de la tesis, bien alimentadas de documentación histórica por Amos, apuntan a la ocupación británica en los años de 1920, cuando los dignatarios religiosos chiítas pidieron a sus fieles que boicoteen las elecciones organizadas por el ocupante británico.

En los años de 1950 los motivos de hostilidades entre sunitas y chiítas es que éstos últimos se identifican en su mayoría con el partido Baas y el partido Comunista iraquí, proceso se acelera en los años 1970, con el aumento del poder del clan sunita de los Tikrite de Saddam Hussein.

Hussein llega al poder prohibiendo algunas fiestas religiosas, como el Achura, y con una represión sangrienta contra los dirigentes religiosos chiítas. Así, por ejemplo, en 1980, ejecutó el ayatolá Mohamed Baqer Sadr.

La ocupación militar estadounidense, la derrota iraquí en 1991, la suerte final de Hussein en la horca, las mentiras y la manipulación de los hechos, durante la Administración Bush y cómo se fraguó el nuevo recrudecimiento regional y mundial de la Jihad, es materia de otros libros, donde esta autora tiene análisis y narraciones iluminadoras.




La autora Debera Amos fue becada por la Universidad de Harvard, a principios de la décda del '90. Es miembro del Concilio de Relaciones Exteriores, reportera televisiva y ganó el Premio «Edward Weintal sobre Reportajes Diplomáticos» en 2009. Autora del libro comentado «El eclipse de los suníes: Poder, Exilio y Malestar Social en Medio Oriente» (2010).


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