El Presidente Barak Obama firmó al medio día de ayer el Proyecto de Reforma Sanitaria aprobado en la madrugada de anteayer por la Cámara de Representantes.
La firma presidencial convirtió en ley de la nación el sueño que no habían logrado presidentes desde el inicio del siglo veinte.
La ceremonia de la firma presidencial fue populista, aunque digna de los clarines del poema de Rubén Darío sobre la entrada del vencedor.
La nota populista salió de la boca del Vicepresidente Biden, de justificada fama por sus lapsos lingüísticos. El de ayer con su coño lo logramos.
Doscientos sesenta invitados en el Salón Oriental de la Mansión Presidencial aplaudieron una y otra vez al eufórico Presidente que no cesaba de exhibir el doble seis de su dentadura.
El Presidente destacó las victimas de la dureza de las aseguradoras y evocó el caso de su madre, a quien se le negó el tratamiento que requería.
La reforma sanitaria es el mayor hito en la presidencia de Obama y lo fortalece para el resto de sus objetivos como el empleo y economía. Pero los republicanos están determinados a matar la reforma sanitaria y ayer mismo radicaron el primer recurso impugnando la constitucionalidad de la ley.
El primero fue en la cavernaria Florida, pero se radicarán más en otros estados. Se pretende llegar al Tribunal Supremo donde hay diluvianos como Samuel Alito, el oreo Clarence Thomas y el resentido juez presidente. De inmediato no se percibe preocupación en el lado de Obama.
En Puerto Rico, donde cuentan con los millones de la reforma, se dieron ayer dos situaciones más interesantes y dignas de reflexión que todo el conjunto de actualidad.
Dos guardianes de recursos naturales fueron asesinados en Río Piedras e inmediatamente el súper policiaco puso el caso en manos de los federales. Parece confirmarse la tesis de que el gobierno azul quiere la federalización total y la erosión final del estado del Estado Libre Asociado como gobierno y no como nombre de arte, ya más que erodado.
El otro acontecimiento tiene que ver con la historia. Resulta que se halló una plantación de marihuana en una lujosa residencia en las alturas de Cayey.
Los que recuerdan la historia nos dicen que la primera plantación de marihuana de la que se tuvo conocimiento en Puerto Rico fue hace medio siglo en una finca de ensueño en las alturas de Cayey.
El gobierno se ha declarado por el verdor y reclama haber plantado un millón de árboles que disfrutaran nuestros descendientes.
Y en nuestro Humacao despedimos los restos mortales del afamado trompetista Miguel Carrillo y los de fe confían en que Miguel Carrillo los recibirá con su trompeta a coro con las demás trompetas celestiales.
Miércoles 24 marzo 2010
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That's no angry mob / La Naranja / Artículo de Fernando Dorado / Sequoya Virtual 56
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