Monday, October 5, 2009

No hay mal que dure cien años...




A veces uno despierta en medio de la oscuridad más absoluta, aunque afuera brille el sol, se perdió el rumbo, no se sabe dónde es arriba y dónde abajo, y golpeándonos contra las paredes, luchamos por salir sin éxito... sin saber bien cómo o por qué, tocamos fondo y nos deshacemos en lágrimas, sin fuerzas para respirar, nos abandonamos al dolor...


Y un día, nos ponemos el mundo por montera y salimos a conquistar a los demonios... el sol nos calienta de nuevo, el corazón se nos llena de primavera y la magia vuelve a alcanzarnos... casi podemos escuchar las cosas buenas que vienen desde lejos a nuestro encuentro... Cuando eso pasa solo hay que abrir los brazos para recibir... y sonreír, sonreír siempre... atesorando esta cálida sensación para que cuando regresen los inviernos del alma, nos recuerde que volver a sonreír es posible...


Diría la abuela que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista...
Como prometido, aquí estamos de regreso, ¡gracias por la paciencia!


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