La Poesía estuvo en la calle

Lecciones del 15 de octubre en Puerto Rico

Por Marcos Reyes Dávila / Director Revista EXÉGESIS

Octubre es un mes nimbado de heroísmo y grandeza de leyenda. Ayer fuimos cientos de miles de puertorriqueños testigos de una nueva epifanía.

Inútil las comparaciones con la inmensa marcha en apoyo de Vieques. En aquella oportunidad se concentró un pueblo para marchar. En esta ocasión la convocatoria fue a un paro nacional, y un paro cristaliza fragmentado en cada centro de trabajo, disperso por todo el país. Hubo, sí, una gran concentración. Pero en esta ocasión las marchas partieron de centros diversos, numerosos, en diferentes puntos del centro del área metropolitana de San Juan. Somos diferentes grupos, con motivaciones diferentes, pero convergentes. La inmensidad no está está en la dispersión de causas y orígenes, sino en la convergencia de propósitos y en la solidaridad que libera.

Tradicionalmente las marchas van dirigidas hacia el Capitolio de Puerto Rico, y avanzando hacia el Viejo San Juan por una avenida importante, pero marginal, que no aísla la isleta pues hay otras avenidas de acceso. Esta vez, la dispersión de puntos de origen, localizados en áreas centrales de la actividad ecónomica y financiera del país, fracturó la espina dorsal de la actividad económica e hizo muy difícil la vigilancia policiaca.

Se ha señalado, por otra parte, la multitud de rostros jóvenes. Vimos, otra vez, como en la legendaria marcha a favor del pueblo de Vieques y contra la Marina de Guerra Norteamericana, una comunidad religiosa unida detrás del Arzobispo de San Juan y de los obispos de otras denominaciones religiosas. La inventiva y creatividad del pueblo se puso de manifiesto más allá de la multitud de sindicatos. Los estudiantes, los trabajadores de la cultura, los camioneros. Cientos de miles, y ni un solo incidente violento. Ni una sola vitrina rota.

Quién no quiera ver, que no vea. Canten sus laudes en la Fortaleza --Bunker-- del Morro el gobernador Fotuto, su secretario Rodríguez Enema, y la Legislatura de la Basura Fascista, mientras arde el país de indignación ante un gobierno que pretende sacrificar decenas de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos de carne y hueso en pos de una gráfica financiera simpática a empresarios y bonistas, como si su primer deber no cayera rendido ante cada hombre, mujer, niño y anciano que padece hambre. Pero el pueblo demostró que está sensible ante la protesta, y que desea ver que continúa concertándose una protesta que no es sino una sensación de libertad y poder en las manos que destella.

La POESÍA estuvo en la calle ayer. ¿Estarán los líderes del país a la altura de este pueblo?

La POESÍA dice: Libertad, Hermano, ¡denme sus manos!

UPR-Humacao, Puerto Rico

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