Friday, October 16, 2009

Fortuño: versión moderna del Rey Midas



Por Arturo Cardona Mattei / Escritor puertorriqueño

El paro nacional, llevado acabo hoy 15 de octubre de 2009, fue uno que alcanzó las metas esperadas por sus organizadores. El pueblo rompió barreras políticas y sociales. De muchos rincones de la isla se movilizaron hombres y mujeres para dejar sentir su desagrado por todos los males que nos han caído encima durante la adminitración del gobernador Luis Fortuño. El infortunio es desesperante en todos los niveles de nuestra sociedad. Universitarios, obreros, la clase artística, y hasta la clase empresarial están de acuerdo en que este gobierno tiene a todos cogidos por el cuello. Y es que hay un gran deseo por parte de esta administración de entregarle todo el patrimonio del pueblo a los grandes intereses privados. De eso no hay la menor duda.

La gran concentración humana que arropó toda el área metropolitana sanjuanera fue un gran golpe que no esperaba La Fortaleza. El pueblo se presentó, marchó, habló y dijo que esto no finalizaba hoy. Y eso tiene que ser así. Desde hoy el pueblo tiene que seguir usando su garrocha para que los bueyes gubernamentales respondan con actitudes y leyes que verdaderamente beneficien a todo el pueblo puertorriqueño. No se puede permitir un gobierno oligárquico ni tampoco una monarquía. Los bienes que se producen en este país tienen que usarse y distribuirse más equitativamente. Eso sería justicia. Eso sería una muestra de lo que es el verdadero bien común. Los ricos están muy gordos y los pobres están muy flacos.

Queramos o no, nuestro pueblo está hondamente dividido en clases muy apartadas unas de otras. El progreso material nos ha llevado a grandes vicios. Y los vicios engendran insensibilidad. Parecemos muchas tribus viviendo en esta pequeña parcela llamada Puerto Rico. Indudablemente, si seguimos por este camino vamos a ver cosas muy duras y desagradables. Si no se logra cerrar las brechas que nos separan vamos a presenciar largas agonías y muertes seguras. Y ese no es el Puerto Rico que todos anhelamos. Las cosas tienen que cambiar, pero tiene que ser en forma tal que toda la sociedad se sienta segura de que somos una sola familia. De que hay cohesión en nuestros propósitos y metas. Si olvidamos la verdadera justicia y seguimos atropellando la dignidad de la mayoría de la gente, entonces vamos a cosechar grandes tempestades sociales, políticas y económicas.

Pero día a día vemos que las cosas no marchan bien. Las malas noticias no se separan de nuestro diario vivir. Vemos cómo nuestras instituciones siguen fallándole al pueblo, al que se supone que protejan. La última muestra nos llega de nuestro honorable Tribunal Supremo. En una decisión dividida [cuatro a dos y una abstención]canalladamente sostiene que los ex-gobernadores tienen un derecho adquirido a unas escoltas que le cuestan al pueblo unos cuatro millones de dólares anualmente. No hay dinero para los trabajadores, pero sí lo hay para proteger a unos señores que son dueños de grandes capitales. El Tribunal Supremo lo que ha hecho es otorgarles un privilegio de por vida. Que bueno que no tenemos petróleo en nuestro suelo. Porque de ser así, nuestra corrupción desplazaría las aguas que nos rodean.

El cuento mitológico del Rey Midas nos relata la avaricia denigrante de ese rey. Un día le pidió a un dios que le concediera el poder de que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Luego de una advertencia, ese dios lo complació. Inmediatamente, empezó a ver que todo lo que tocaba se convertía en oro. ¡Hasta los alimentos se convertían en oro! Había caído en su propia trampa.

Luis Fortuño, nuestro gobernador, es el Rey Midas moderno de nuestro pueblo. Este hombre en su loco afán de privatización daña, mancha y corrompe todo lo que toca. Y para aliviar sus pecadillos continuos cuenta con una recua de líderes religiosos que van hasta La Fortaleza para pedirle al Dios de las alturas que le de sabiduría para gobernar a este pueblo puertorriqueño. Cabe preguntar: ¿por qué necesita tantos profetas a su alrededor? ¿Acaso no le basta el que tiene alojado permanentemente en La Fortaleza con un fabuloso sueldo de $120 mil anuales? Por ese precio yo soy capaz de memorizarme la Biblia y se la recitaría todos los días y todas las noches. Lo levantaría todas las mañanas al son del Viejo Testamento, y lo llevaría a la cama todas las noches al compás del Nuevo Testamento. Y de ñapa, le obsequiaría unos cuantos Ave María, pues se dice que es hombre muy católico. No empece a eso, sus relaciones espirituales con el arzobispo [cabeza de la Iglesia Católica Puertorriqueña] son nulas.

Así son estos cristianos de papel.

Caguas, Puerto Rico

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