Sunday, August 23, 2009

El narcotráfico toma dimensiones inéditas


Por JORDI ZAMORA / AFP

WASHINGTON: Durante los últimos 18 años los carteles mexicanos de la droga han introducido al menos 200 toneladas de cocaína y una cantidad similar de heroína en Estados Unidos, una estimación oficial que sin embargo no da cuenta de la magnitud real del negocio.

Los narcotraficantes se embolsaron como mínimo $5,800 millones durante esos años, pero, de nuevo, esa cifra no ilustra ni de lejos la dimensión de su lucrativo y arriesgado oficio, reconoce la Agencia de Lucha Antidrogas (DEA).

Esas cifras, calculadas durante años de incautaciones y detenciones, son las que sirvieron a las autoridades para anunciar el jueves la presentación de cargos contra 43 personas, entre ellas 10 grandes capos.

Los carteles de Sinaloa y de Juárez y la banda de los Güeros son las principales organizaciones incriminadas por esos nuevos cargos por el fiscal general, Eric Holder.

Pero las actas de acusación --cuatro presentadas en Nueva York y ocho en Chicago-- describen suscintamente un negocio cuya materia prima nace en los fértiles valles del norte de Colombia, llega en avionetas, submarinos, barcos o camiones a México y luego es trasladada al principal mercado mundial, Estados Unidos.

«Aproximadamente de 1.5 a dos toneladas de cocaína al mes y cantidades importantes de heroína llegaban a una organización en Chicago dirigida por los hermanos Flores», explicó el fiscal del distrito norte de Illinois, Pat Fitzgerald.

Esos hermanos, que acabaron siendo capturados, recibían la cocaína por dos canales diferentes, uno dirigido por el El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, que dirigen diferentes facciones del cartel de Sinaloa.

El 70 por ciento de la cocaína que entra a Estados Unidos lo hace por Ciudad Juárez, la más violenta urbe de México, fronteriza con El Paso (Texas), asegura una de las actas.

La droga a veces llegaba directamente a Chicago, a veces a Los Angeles, para luego ser redistribuida en cantidades más pequeñas.

El otro suministrador, según las actas, era el grupo de Arturo Beltrán Leyva, alias `El Barbas.

Esos tres grandes capos, junto a familiares y socios, formaron el núcleo de que lo se conocía como la Federación, que unía a otros carteles del narcotráfico mexicano en el negocio.

«A principios del 2008, Arturo Beltrán-Leyva rompió su alianza con Guzmán-Loera [El Chapo] y la Federación por numerosos contenciosos, incluido el control de rutas lucrativas de narcotráfico y la lealtad de clientes», explica una de las actas de acusación.

«De hecho, las dos diferentes fuentes de suministro se hallaban en guerra una con otra», explicó Fitzgerald.

Eso no impedía a pequeños grupos convertirse en correos para unos y otros de forma alternativa.

Esos enfrentamientos en Estados Unidos coinciden con el auge de la guerra del narcotráfico en México, que se ha cobrado en los últimos tres años más de 9,600 víctimas.

«A menudo nos preguntan, ¿por qué presentan actas de acusación una y otra vez?», señaló la administradora de la DEA, Michelle Leonhart.

«Es simple. Estas acusaciones son más recientes. Y a medida que detectamos y perseguimos a estos capos, encontramos más y más maneras de atacarlos», aseguró.

Pero estas nuevas acusaciones no incluyen a todos los carteles mexicanos, como michoacana La Familia o el temible grupo de Los Zetas, que poseen también sus propios canales de penetración en Estados Unidos.

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