Saturday, August 8, 2009

El intelectual negro más importante del planeta: Henry Louis Gates




Dr. Henry Louis Gates, Jr.: La Ciudad de Cambridge tuvo que pedir disculpas al destacado académico de Harvard, tras un incidente en que la policía lo arrestó, sin justificación, cuando iba rumbo a su casa. Ver


Por Mayra Santos Febres / Escritora

Conocí a Henry Louis Gates en el otoño del 1987. Acababa de ser aceptada como estudiante graduada en la Universidad de Cornell. Ese septiembre, cuando me bajé de una Greyhound olorosa a sudor rancio y a cigarrillo, en medio de un pueblo de Central New York,creí que moriría de soledad y de aburrimiento. Pero pronto me enteraron de que en el departamento de African Studies era donde estaba la acción. Un nuevo profesor, recién llegado de Yale estaba trayendo a los más interesantes pensadores de los estudios afrodiaspóricos a dar harlas, clases y conferencias. Yo no sabía qué eran estudios afro-diaspóricos, ni que mi eterno interés por las literaturas caribeñas, brasileñas y africanas se podían estudiar de manera sistemática y con bibliografía amplia que apoyara mis lecturas. Pero eso cesó tan pronto me apunté a tomar clases con Henry Louis Gates.

La clase la daban él y el premio Nobel africano Wole Soyinka. Fue un festín. Ese año y los tres subsiguientes, vinieron a Cornell a dar charlas y seminarios Toni Morrison, Houston Baker, y Cornell West. Gracias a él, se le concedieron puestos a Anthony Kwame Appiah, filósofo de Ghana, experto en estudios de construcciones de discurso racial, a Biodun Jeyifo, lector de mi tesis, especialista en literatura contemporánea africana, a José Piedra- el más adorado de mis mentores y especialista en literatura afro-hispánica. A todos los trajo Skip Gates. Gracias a él, también fui a dar conferencias a Wesleyan College y a la Universidad de Dakar en Senegal. Obviamente, como estudiante graduada, yo no tenía un centavo para costear estos viajes. Skip me explicó cómo buscar fondos y aún hoy sospecho que una beca que me llegó de manera misteriosa, fue dinero que él sacó de su propio bolsillo para que yo pudiera asistir a una importante conferencia.

El tiempo dorado de los estudios afrodiaspóricos en Cornell cesó el día que Henry Louis Gates Jr. se fue de Cornell. Había aceptado un puesto en Harvard. Cuando en el 2004 me invitaron a dar clases a esta prestigiosa institución, me reencontré con Skip Gates, quien siguió siendo mi mentor durante ese año. Ahora me entero de que Skip Gates fue arrestrado cuando intentaba entrar a su casa en Cambridge, Massachussetts. El Presidente Barack Obama, quien obviamente lo conoce, se expresó enérgicamente contra este arresto. Dijo que fue un acto de suprema estupidez. Luego, por razones políticas, ofreció una tenue disculpa al sargento y al alcalde (negro) de Massachussetts, explicando que había escogido las palabras equivocadas para referirse al arresto de Skip Gates.

Yo pienso que Obama no se equivocó en su escogido de palabras. Henry Louis Gates es el intelectual negro más importante del planeta. Ha formado a cientos de intelectuales de todos los hemisferios (a mí incluida). Ha trabajado arduamente para incluir la literatura africana, afroamericana y afrohispanoamericana en el canon de la literatura universal.

Ha escrito los ensayos más esclarecedores sobre la formación de los discursos raciales que yo he leído en toda mi vida. Editó la primera colección de narrativas de esclavos de Estados Unidos, diseminando así los “testimonios” de esclavos manumisos tales como Oludah Equiano, Harriet Jacos y Mary Prince. Trabajó incansablemente porque en universidades tales como Yale, Cornell y Harvard estuvieran a la vanguardia de los estudios afroamericanos.Me convenció a mí y a miles de estudiantes en el mundo que ser negro no es tan sólo una cuestión de piel, sino una pertenencia a una tradición epistemológica, política e histórica. Que combatir el racismo se hace también desde la página, rescatando historias y saberes; criticando el binario que divide el mundo en civilizados y bárbaros, carentes de historia y de filosofía.

Pero, una noche, Henry Louis Gates quiso entrar a la casa y se le atascó la cerradura. Me lo imagino, agachado, intentando domar esa pierna que le nació más corta que la otra, para maniobrar, empujar, tratar de abrir la maldita puerta. Me imagino a la policía patrullando por la exclusiva sección de Cambridge en donde habita, encendiendo el biombo al ver a «ese individuo sospechoso» trasteando con el cerrojo de entrada de una vivienda elegante. Conociendo a Skip, me imagino que hubo cruce de palabras, me imagino su descreimiento de lo que le estaba sucediendo. Me imagino su humillación al ser conducido hasta la patrulla. Y también me imagino la risa de Skip Gates, casi la oigo. Me lo imagino citando para sí a Ralph W. Ellison en The Invisible Man: You just have to keep this niggerboy running.

El arresto de Henry Louis Gates sirve de termómetro para medir cómo van las relaciones raciales y el respeto por los derechos civiles en Estados Unidos de América. Puede ser que Obama haya llegado a ser Presidente de E.U.A y que Skip Gates sea uno de los profesores más distinguidos de la Univesidad de Harvard. Pero eso no cambia las maneras en que los negros son (somos) percibidos en el día a día en ese país y en el resto del mundo. Ya bien lo explicó Gates, las construcciones raciales no tienen nada qué ver con la razón, ni con las pruebas empíricas que destruyen estereotipos. Las construcciones raciales funcionan desde otras coordenadas, las coordenadas del mito, del terror, de las tipifi caciones criminales y de los hábitos.

Pero esos hábitos van a cambiar, tienen que cambiar, están cambiando. Es la primera vez que un Presidente (negro)
condena públicamente el exceso policial contra un intelectual negro. Ya son otras las coordenadas de esta discusión. Cada vez les va a salir más costoso a los racistas equivocarse con un negro.

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