La evolución: ¿por qué es tan atrayente?

Por Arturo Cardona Mattei / Escritor puertorriqueño

Para mí, este tema es crucial, me fascina en extremo. No creo que pueda existir un tema más importante para la humanidad, pues es precisamente aquí donde la humanidad toma dos caminos totalmente opuestos, contradictorios e incompatibles. Esta sí que es una gran manzana de la discordia. Ciencia y fe se juntan, se persiguen, se repelen. Unos creen en un Ser Supremo que todo lo ha creado, incluyendo a los seres humanos. Otros creen profundamente que el hombre viene de un tronco animal. Hablamos que es científicamente imposible que del árbol de china obtengamos almendros, pero esa misma ciencia nos reta, nos inquieta y perturba cuando nos dice que el hombre fue primero animal. Entonces, un proceso evolutivo –algo así como mágico- fue puliendo ese animal hasta convertirlo en hombre, en ser humano.

Estamos en lo que la cristiandad llama la Semana Santa. Sería sumamente interesante saber cuántos de esos cristianos creen en la evolución. Sería bueno saber si esos cristianos tienen alguna idea de lo que dice la Biblia con relación al origen del hombre. Y sería bueno saber si esos cristianos entienden que aquella mujer llamada María, madre de Jesús, tuvo un tronco animal. ¿Habrá algo en la Biblia que mueva a pensar que Dios se valió de un proceso evolutivo para llevar a cabo su máxima creación, el hombre? ¿Dice algo el Viejo Testamento? ¿Contiene algún atisbo el Nuevo Testamento? ¿Por qué Jesús y sus apóstoles nunca hablaron sobre este fascinante tema? ¿Sería que lo olvidaron? ¿No lo creerían conveniente? ¿Sería un secreto para ser guardado por los siglos?

Por un lado, la evolución presenta al hombre moderno como la versión mejorada de un animal, y la Biblia lo presenta como la versión deteriorada de su antepasado perfecto. El confrontamiento está ahí para ser discutido por muchos años. Claro, la ciencia tiene una gran ventaja; pues detrás de ella hay un presupuesto enorme con el cual se nutre todo un sistema de enseñanzas. Los conocimientos, trabajos y adelantos de la ciencia no se pueden tapar ni desechar. Pero la ciencia también ha tenido sus desatinos. Y aunque parezca contradictorio, dentro del mundo científico hay hombres y mujeres que sí creen en Dios. También los hay filósofos, historiadores y otros muchos profesionales. En el otro plato de la balanza, tenemos líderes religiosos que sí entienden que la evolución jugó, en cierto grado, un papel en ese cambio tan dramático de animal a hombre.

Lamentable decirlo, pero la Iglesia Católica Romana ha abonado a toda esta confusión, pues su postura sobre este tema está en una zona gris. Su postura es tibia. Y esa ha sido su postura en tantos y tantos temas. Por eso es que estamos viendo tantos ataques contra ella, porque juega a la política aun en los asuntos que tienen que ver con el propósito de Dios para el hombre. El resultado de toda esa mezcolansa ha sido un conjunto de enseñanzas que tienen a toda una enorme feligresía en el mar de la confusión e ignorancia con relación a las cosas de Dios. He aquí un último ejemplo. La Iglesia Católica Romana ha recurrido a la Organización de las Naciones Unidas en busca de apoyo, pues se ve atacada y marginada por la “intolerancia contra los cristianos” en el mundo en general y en Occidente en particular. La Iglesia se siente marginada por el laicismo agresivo de algunos países europeos. Jesucristo, sus apóstoles y fieles seguidores fueron brutalmente perseguidos, encarcelados, azotados y asesinados y nunca pidieron ayuda a los poderes políticos de aquellos días. ¡Qué abismo insalvable!

Todo cristiano que crea en la evolución no puede tener una buena relación con Dios, pues sencillamente está negando el relato bíblico de la creación. Le está negando a Dios su infinita sabiduría, su poder y su santidad. En esas aguas turbias hay peligro. También está diciendo que Jesús no vivió una vida perfecta, pues de su boca salió mentira. Y eso no es así. ¿Por qué? Porque el propio Jesús dijo: «¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra?» El apóstol Pablo, dirigiéndose a los filósofos griegos, les dijo: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra”. Si Dios se hubiera valido de un proceso evolutivo, eso significaría que ha sido él quien ha conducido a la humanidad a su lamentable estado actual. Eso contradice lo que el propio Dios dice en Génesis: “Después de eso vio Dios todo lo que había hecho, ¡mire!, era muy bueno”.

El cristiano creyente en la evolución niega rotundamente el sacrificio de Jesús, su muerte y resurrección. Jesús proveyó para el perdón de los pecados. Quien peca es el hombre, no los animales.

Un destacado bioquímico señala: «La evolución molecular no se basa en la autoridad científica. No hay publicación de la bibliografía científica –revistas prestigiosas, publicaciones especializadas o libros- que describa cómo ocurrió o pudo haber ocurrido la evolución molecular de cualquier sistema bioquímico real y complejo». Y añade: La afirmación de la evolución molecular darwiniana es pura bravata.

Mientras yo me iré a la cama a dormir esta noche, muchos otros se irán a los pastos y cuevas de nuestra alargada Cordillera Central. Buenas noches. Que nadie se avergüence de sus orígenes.

Caguas, Puerto Rico

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