Wednesday, November 5, 2008

Ella es Isabel...

No creo que alguien que viva en Córdoba no se haya tropezado alguna vez a Isabel González Navas, la lotera que recorre la ciudad de punta a punta durante 21 horas diarias, todos los días del año, aunque la artrosis le apriete los brazos sin piedad...


Yo me enamoré de su carita enjuta y surcada de arrugas desde la que vi por primera vez en 2003, cuando llegué a Córdoba... Alguien en algún momento me contó su historia: "Tiene un hijo drogadicto que se queda con todo lo que con tanto esfuerzo gana Isabel vendiendo lotería..."

El 30 de Julio me la tropecé en la contraportada del Diario de Córdoba, aunque no pude encontrar ese artículo que me ha hecho escribir estas torpes líneas, sino este otro, más hermoso aún que el que ayer me conmovió...

Isabel trabaja de sol a sol desde que tiene memoria, pero no tiene un techo propio en el que cobijarse, así que va de pensión en pensión. Un restaurante del que ella no da el nombre, le da de comer, pero llegado el verano, el restaurante cierra todo el mes de agosto, así que entonces Isabel se pregunta dónde irá a comer, porque con lo poco que se vende la lotería en estos tiempos de crisis, le alcanza escasamente para pagar los 28 € que le cuesta la habitación en una pensión para dormir cada noche...

Isabel no tiene ropa, lava cada noche su vestidito y por la mañana, muy temprano, se lo pone y sale a caminar por toda la ciudad, vendiendo ilusiones en forma de cupón de lotería...

Isabel no sabe leer, ni escribir, así que a veces, cuando termina de trabajar, se da cuenta de que alguno la ha engañado y le falta dinero: algunos clientes saben que yo no se contar y me lían. Y a mi no me cabe en el alma que alguien pueda ser capaz de hacer algo así...

Isabel vende ilusiones y en tres oprtunidades fue ella quien vendió los boletos en los que cayó el premio gordo de la lotería, pero nunca sabe dónde irá a pasar la noche, ni si podrá comer...

Isabel tiene el corazón roto, no solo por los dos infartos que ha sufrido. Su hijo es su obsesión y ella solo quiere que lo ingresen y lo curen de su adicción a las drogas

Isabel me conmueve hasta el infinito, cada vez que me la tropiezo en alguna calle de la ciudad... Siempre va de prisa, llena de energía, a pesar de sus muchos años, pensando quién sabe en qué cosas, pero siempre sonríe cuando la saludas, con ese gesto tan suyo de taparse la boca con la mano para que no le veas la sonrisa de pocos dientes... siempre sonriendo, a pesar de todo lo que su alma lleva a cuestas...


Isabel...






La foto de Isabel González Nievas pertenece al Diario de Córdoba




Marta - Nena Daconte



No Dudaría (Antonio Flores) - Iguana Tango

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