Sunday, November 9, 2008

La Proposición 8 o el arte de estorbar a otros


Por CARLOS LOPEZ DZUR

SANTA ANA:
Una de las iniciativas en la papeleta eleccionaria del pasado 4 de noviembre en California recibió un SI del electorado, con el 57% de los votos. Es la controversial Propuesta 8 que pide la anulación del derecho al matrimonio entre parejas homosexuales o del mismo sexo. Como se esperaba, si la gente diera el SI al lenguaje de la proposición, devendría un caos. Casi inmediatamente se supo el resultado, las movilizaciones de homosexuales que se lanzaron a la calles, de Los Angeles a San Francisco y las primeras demandas en las Cortes ante el resultado de la votación se anunciaron, porque, en rigor, lo único razonable que pudo hacerse fue dar un NO. Las leyes de California no deben utilizarse para discriminar contra otras personas (sean homosexuales o no) y lo que han hecho (los autores de la propuesta, en primer lugar) y los 483,000 electores que votaron SI es estorbar, meterse en lo que no les concierne e intentar la eliminación de un derecho fundamental. El derecho a que un vecino, un familiar, o alguien en alguna ciudad de California, tenga una preferencia y opción homosexual a la hora de elegir pareja y casarse. El que no es GAY no pierde nada; el que lo es con el SI del electorado pierde mucho, pierde un derecho...

La Prop 8 pretende cuestionar una decisión de la Corte Suprema del Estado. La Corte Suprema de California, en una decisión mayoritaria de 4-3, a mediados de mayo del 2008, opinó a través del Juez Ronald M. George, que la Constitución estatal protege como derecho fundamental que casarse se extienda igualmente a las parejas del mismo sexo, abriéndose así una opción para que 10,000 homosexuales contraigan matrimonio en California.

Personalmente, creo en ese derecho, ya que enriquece la democracia. No me molesta que exista, no me estorba. Y voté NO a la Proposición 8. Más de 360,740 dijeron NO. Es decir, no es nuestro asunto desautorizar a una Corte Suprema que creó un derecho para una gente excluída y discriminada. No estamos para QUITAR DERECHOS ni OPCIONES sólo porque con nuestro derecho al matrimonio tradicional hicimos un papalote. Al crear derechos, también se crean deberes. Dejemos que los homosexuales / lesbianas / se asignen deberes, si hoy no se los asignan o la ley no se los ampara. Entendamos que las Cortes no deben utilizarse para hostigar a nadie y legislar en torno a la vida privada de la gente que puede tomar sus propias decisiones, sin que la Iglesia meta sus narices y menos lo haga el vecino chismoso y discriminador.

Con el matrimonio tradicional, hombre-mujer, ya tenemos más que suficiente para que nos mantengamos al margen. Ni ante la ley ni ante la iglesia, no las acabamos con los problemas. Y ahora ¿pretenderemos el complicar la vida a los homosexuales; creemos que tenemos la fuerza moral para tirar la primera pedrada sobre sus tejados o sus personas?... Cautela. No estamos libres de culpas con nuestras propias privacías. Consideremos las altas tasas de divorcio, los casos de violencia doméstica, las infidelidades, el mal ejemplo ante los hijos, reconocidos o no... y digamos si nos conviene poner los dedos en llagas ajenas...

El martes, 20 de mayo de 2008, dirigiéndose a la comunidad homosexual de San Francisco, el Gobernador de California, Arnold Schawarzenegger se refirió al hecho de que California pierde más que ganar algo con esta iniciativa, apoyada por los ultraconservadores. Prohibir el matrimonio homosexual en la Constitución Estatal es un caprichito costoso. Y, por eso, el Gobernador advirtió a Andrew Pugno, el abogado de Folsom que representa a los creadores de la iniciativa y ProtectMarriage.com, que no la apoyaría. El votó NO. Es más... les habló con ese pragmatismo tan típico suyo de que la economía del Estado de California puede salir beneficiada de que las parejas homoexuales vengan a recibir su bendición nupcial («wedded bliss») en el Estado; «California's economy is booming because everyone is going to come here and get married».

LOS PROBLEMAS REALES: Durante la campaña publicitaria en favor del SI a la Prop 8 («Protect Marriage»), a un costo de __ millones de dólares, ví los estúpidos argumentos de la desinformación. Recuerdo el comercial de TV donde una madre se asusta con la posibilidad de que su hijita quiera casarse con una princesa porque en la escuela los maestros puede que utilcen un texto que instruya el matrimonio homosexual. Un princesito se casa con otro en dizque un cuento infantil. Mangos. Eso no sucede, no se autoriza eso en ningún currículo.

De hecho, la Asociación de Maestros de California (CTA) y el Concilio de Iglesias de California, entre otras organizaciones, no creen que la enseñanza en la escuela sea un peligro, siquiera un motivo para que se justifique votar contra el matrimonio homosexual. Estas organizaciones, así como otras como la Liga de Mujeres Votantes, la NAACP de California, el hoy presidente electo Barack Obama y el Gobernador Arnold Schwarzenegger y la Primera Dama de California, María Shriver, endosaron el NO y lamentaron que una medida como ésta se imprima en la boleta para crear problemas legales en California y sirva para su derroche de propaganda homofóbica.

Hay problemas más concretos, reales y urgentes que, si queremos proteger la niñez y combatir otras patologías sociales, han de ser prioritarios. La politiquería religioso-conservadora debería tomarlos en cuenta. ¿Quién es el culpable de la mala salud del matrimonio tradicional, basado en mandamiento cristiano? Asumamos de una vez que somos nosotros mismos. No los homosexuales. Ese grupo promotor de la Prop. 8, defienden, con los argumentos equivocados una institución tradicional que está enferma y deteriorada en el Estado y en la nación, no por otra razón que por las actitudes hipócritas y malas mañas de los que ahora se postulan como legisladores de moral?

EL DIVORCIO, ENEMIGOS EN CASA: Consideremos, por ejemplo, las tendencias de ese sector conservador que tanto vocifera de los valores familiares y, al mismo tiempo, los traiciona. La tasa oficial de divorcios en general es mayor al 57%. Si se incluye en la estadística nacional el Estado de California, es mucho más real. Según estudiosos del tema, nacionalmente, promediaría entre el 65 a 75 %, por lo que la lógica popular, entre quienes no son homosexuales, es: «Why get married when there is a two-thirds chance that marriage will end in divorce?» ¿Por qué casarse si el matrimonio tiene dos veces más posibilidad de terminar en divorcio que perseverar?

El enemigo que se tiene en casa se llama intolerancia, impaciencia, disparidad de caracteres. Las estadísticas de divorcio apuntan hacia unas posibilidades cada vez mayores de que lo que en nombre de Dios se une con el matrimonio, termina siendo un mal carácter de uno de los componentes de la pareja y la impaciencia, en la escena cotidiana, los separa. Así, por ejemplo, en California, en 2003, la tasa de divorcio promedio fue 75.54%. [Reference: Court Statistics Reports for 1996-2004]

EL DIVORCIO CAUSA MUERTES PREMATURAS: La soledad, la tristeza y la frustración de los divorcios ocasionan muertes. Son un patología social que ocasiona la muerte prematura de entre 138,915 y 154,350 estadounidenses cada año. Entendiendo la dinámica emocional y espiritual que requiere estas alianzas, basadas en amor, sea cual sea el género de la pareja, se puede evitar la muerte prematura de hasta 5 millones de personas. La Prop. 8 al eliminar matrimonios, al obstruir vidas ajenas, en cierto modo, anima los divorcios. Es por lo que los Concilios de Iglesias de California han denunciado que: Divorce causes the premature deaths of 154,350 American citizens each year, and will exceed 5 million over the next three decades. La tasa de mortalidad prematura del 67% de los californianos, que se crían con ambos padres biológicos es 479 por cada 100,000 personas; cuando las familias se rompen la tasa sube a 690 por cada 100,000.

Niñez y divorcios en California: No son los homosexuales lo que están afectando adversamente a nuestros niños. Hay estadísticas que dicen que los padres divorciados, con sus actitudes, son los que lastiman y afectan adversamente a la niñez: «6.5 million children adversely affected by divorce between 1981 and 2001», en las décadas previas a la presente.

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