Pagina12 
Por Fernando Krakowiak
El  intelectual marxista Raymond Williams definió la tradición como una  versión del pasado que se pretende conectar con el presente para  condicionar el futuro. El titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati,  posiblemente no haya leído la frase, pero su discurso de ayer en la  Exposición de Palermo constituye una muestra perfecta de ese ejercicio.  En este caso destinado a mostrar a los “hombres de campo” como los  forjadores de la patria, la cual supuestamente alcanzó su esplendor hace  cien años, entró en decadencia en la segunda mitad del siglo XX y  desbarrancó con el kirchnerismo. “Cada vez que castigamos al campo nos  equivocamos. En el Centenario éramos el granero del mundo y una de las  naciones más prósperas del planeta. En el Bicentenario somos un país  vapuleado por la corrupción, la imprevisión, la exclusión y la pobreza”,  sostuvo. Luego fue más allá y calificó al Gobierno de “autoritario”,  “soberbio”, “egoísta”, “crispado”, “arrogante”, “confrontativo” e  “intemperante”. A su lado, aplaudieron sus compañeros de la Mesa de  Enlace y una pléyade de opositores, donde sobresalieron el jefe de  Gobierno, Mauricio Macri, y el ex presidente Eduardo Duhalde. El  ministro Aníbal Fernández calificó al discurso como “espantoso” y  retrucó que “no hay mayor corrupción que la de la persona que, al ser  beneficiada con rentas extraordinarias, se niega egoístamente a  compartirlas”.
El relato de Biolcati fue la contracara de la selección que realizó  el Gobierno para la película que proyectó sobre la fachada del Cabildo  durante los festejos del Bicentenario. Allí las conquistas sociales del  peronismo tuvieron un lugar destacado. Sin embargo, el discurso del  ruralista pasó por alto esa historia a la que simplemente englobó como  parte de esa segunda mitad del siglo XX que supuestamente marcó el  declive del país. Su recorte destacó a Manuel Belgrano en la “tarea de  promoción de la agricultura, a la que consideraba un pilar del progreso  económico de las naciones”, y al Mariano Moreno que escribió la  Representación de los hacendados y “luchó por la libertad de comercio,  contra los altos gravámenes exigidos por el cabildo virreinal”. Incluso  se comparó con Moreno al decir que 200 años después “estamos luchando  contra otros gravámenes exigidos por otros mandatarios”.
Luego de esa breve mención referida al período de la Revolución de  Mayo, se concentró en el Centenario, la etapa que más le gusta. “En  1919, las exportaciones superaban los mil millones de dólares, récord  recién superado en 1946. El 50 por ciento del comercio exterior de toda  América del Sur era argentino. ¿Dónde equivocamos el camino?, ¿por qué  perdimos el rumbo?”, se preguntó Biolcati. Su historia contrastó un  mundo feliz despojado de conflictos con un presente casi apocalíptico.  “Hace cien años, el debate era si debíamos ser como los grandes países  de Europa o como Estados Unidos. Hoy compartimos con los países más  humildes y castigados de la Tierra los últimos puestos del ranking de  calidad institucional”, remató.
Cualquier desprevenido que ayer escuchó al titular de la Sociedad  Rural podría haber pensado que los historiadores mienten cuando dicen  que la buena performance exportadora de comienzos del siglo XX se  combinó con profundas desigualdades sociales, altos niveles de pobreza y  el fraude como herramienta política sistemática. De hecho, en 1910 se  registró el número más elevado de huelgas y disturbios sociales de la  época, pero Biolcati prefirió obviar esa parte de la historia y  rápidamente se trasladó al presente. Entonces sí habló de la pobreza e  incluso precisó qué porcentaje hay en la actualidad de hogares sin  cloacas, hacinados y ubicados en zonas inundables. Si bien no precisó la  fuente, es muy probable que no haya sido el Indec, pues aseguró que sus  encuestadores son “barrabravas” y sus funcionarios “mitómanos”.
Cuando intentó profundizar en las causas de este “empinado tobogán  por donde se fueron deslizando las expectativas, los sueños y los  proyectos de aquellos que bajaron de los barcos”, le apuntó al Gobierno  con un párrafo de colección que vale citar completo para apreciar la  superpoblación de adjetivos calificativos peyorativos que incluyó: “Sólo  los autoritarios, los soberbios, los egoístas descalifican al otro para  dominar la escena. Es que el egoísmo es pariente cercano de la  ambición, la avaricia y el poder. Esperábamos de las autoridades  nacionales un pequeño gesto en el Bicentenario de la Patria, quizá que  se acercaran hasta aquí. Que comprendieran que la sociedad ya no admite  ese estilo crispado, arrogante y confrontativo. Que abandonen por un  instante el sesgo autoritario, la mirada soberbia y el gesto  intemperante. Hace falta abrir una ventana en esa muralla de  intolerancia”, sostuvo para el regodeo de las plateas, que lo  ovacionaron.
Para reafirmar la idea, luego aseguró que los pobres y excluidos son  “esclavos de territorios electorales que conforman el feudo de una  federación de gobernantes, intendentes, caudillos y punteros políticos  que se hacen fuertes y poderosos a medida que los pobres son cada vez  más pobres y dependientes de sus favores. Le llaman clientelismo, pero  es una humillante manipulación de conciencias”.
La esperanza la depositó en la Mesa de Enlace que él integra. “La  Mesa de Enlace es un ejemplo. Un ejemplo de diálogo que construye y no  descalifica. Un paradigma que debieran imitar nuestros actuales  gobernantes”, sostuvo, aunque parecía estar pensando más en los próximos  que en los actuales ya que su opinión sobre el gobierno actual la cerró  diciendo que “al fin y al cabo son un episodio pasajero de esta  historia de 200 años”.
En esta oportunidad, Biolcati dejó para el final de su discurso los  reclamos sectoriales de coyuntura. Criticó a la Oficina Nacional de  Control Comercial Agropecuario. “Hoy parece que tenemos administradores a  los que parece que les gusta tener a nuestros productores sometidos,  encadenados llenando un montón de formularios. Haciendo cola en los  mostradores de la Oncca”, dijo y pidió que no se insista con una  política agropecuaria que derivó “en la peor cosecha de trigo del último  siglo” y “el incumplimiento de la Cuota Hilton”. También afirmó, en lo  que fue un claro guiño a la Federación Agraria, que “no queremos un  desierto verde de soja que produzca riqueza para pocos. Queremos  agricultura con agricultores”. El federado Eduardo Buzzi festejó la  ocurrencia.
El discurso también fue seguido con atención por el ex presidente  Eduardo Duhalde, la senadora Hilda “Chiche” Duhalde, el jefe de Gobierno  Mauricio Macri, el diputado Francisco de Narváez, y sus otros  compañeros de la Mesa de Enlace: Mario Llambías (Confederaciones  Rurales) y Carlos Garetto (Coninagro), quienes acompañaron con aplausos.  En un lugar destacado también estuvo el secretario general de la Unión  Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, Gerónimo “Momo”  Venegas, quien tuvo el dudoso privilegio de ser ovacionado por las  plateas donde se ubicaron los patrones de sus representados.
Además dieron el presente los diputados Lidia “Pinky” Satragno  (UCR), Federico Pinedo (PRO), Ricardo Buryaile (UCR), Ricardo Gil  Lavedra (UCR), Jorge Srodek (PRO), Cristián Gribaudo (PRO) y Alfredo  Olmedo (Salta Somos Todos). Este último aportó, como acostumbra, una  nota de color al repartirles gorritas amarillas con su nombre a un par  de camarógrafos que estaban filmando el evento. Del mundo empresario  estuvieron Gregorio Werthein (Grupo Werthein), Cristiano Rattazzi  (Fiat), Jorge Zorreguieta (presidente de la Copal), Héctor Méndez  (titular de la UIA) y Cristian Amuchástegui (presidente de la Bolsa de  Comercio de Rosario).
Una vez que Biolcati terminó de hacer lo suyo, todos se quedaron a  disfrutar de un espectáculo de luces, entonaron el Himno Nacional  haciéndole coro a la cantante Patricia Sosa y vieron pasar a los  ejemplares campeones, como si no hubiera pasado nada.



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