Thursday, December 4, 2008

El antiimperialismo puertorriqueño y la integración antillana: la agenda irresuelta




Por Julio Ortiz Luquis (1)

La libertad de Cuba, sin la de Borinquen, no sería más que
media independencia:
Ramón Emeterio Betances



La nación puertorriqueña nació del fuego y la sangre que abrió el camino a la formación de la identidad latinoamericana y antillana. (2) Que al unísono se declaró distinta en el siglo XIX, y digna de derechos universales y naturales. La génesis latinoamericana tuvo la primera reacción imperial en la proclama de la Doctrina Monroe (3) de 1823, política exterior estadounidense decontención de las tropas libertadoras bolivarianas, y de los imperios europeos que pugnaban el botín caribeño desde el siglo XVII. Con la incursión yanqui en República Dominicana, Cuba y Puerto Rico se consolida en las Antillas la presencia hegemónica que obstaculizará militar y económicamente durante el siglo XIX, XX y XXI el acceso de las naciones caribeñas a la independencia y a la integración regional. Esta ¨ frontera imperial ¨, según la describiera certeramente el intelectual dominicano Juan Bosh, no permanecería en el Caribe libre de movimientos antiimperialistas e integracionistas.

La integración del Caribe cobró impulso en la segunda mitad del siglo XIX y desembocó en un proyecto confederativo promovido por patriotas antillanos. El Padre de la Patria puertorriqueña Ramón Emeterio Betances y el Educador de las Américas Eugenio María de Hostos, fueron algunos de los exponentes que impulsaron la idea de una Confederación Antillana de carácter geoestratégico y político, defensivo y antiimperialista, que acabaría con las fronteras imperiales y acorazaría la soberanía avanzada por Suramérica, Centroamérica y Haití.

En el Ateneo de Madrid en 1868 Eugenio María de Hostos definió de la siguiente manera la confederación en proyecto como una unión republicana de todos los pueblos caribeños:

Yo soy americano: yo tengo la honra de ser puertorriqueño y tengo que ser federalista… Desde mi isla veo a Santo Domingo, veo a Cuba, veo a Jamaica y pienso en la confederación. Miro hacia el norte y palpo la confederación, recorro el semicírculo de islas que ligan y federan geográficamente a Puerto Rico en la América Latina y me profetizo una confederación providencial (4)


La historia nacional borincana esta marcada por dos procesos paralelos: por un lado, la lucha heroica permanente de la nación puertorriqueña por el reconocimiento de su soberanía e independencia, iniciada con el Grito de Lares en 1868, y del otro, por las pretensiones concretas del Imperio para apoderarse, retener y modelar Cuba y Borinquen (5) como bastiones en su sistema de dominio militar, económico y geoestratégico. La obstrucción de la integración y la independencia antillana es causa directa de esta pretensión hegemónica. Don Pedro Albizu Campos sentenció en 1926 al calor de la guerra a muerte declarada por los puertorriqueños a los Estados Unidos:


¨Puerto Rico y las otras Antillas constituyen el campo de batalla entre el imperialismo yanqui y el iberoamericanismo. La solidaridad iberoamericana exige que cese toda injerencia yanqui en este archipiélago para restaurar el equilibrio continental y asegurar la independencia de todas las naciones colombinas.¨


Puerto Rico: la punta de lanza de la integración antillana.

Los Estados Unidos en plena ascendencia hegemónica global hace de Puerto Rico un Estado Libre Asociado mediante la Ley Pública 600 de 1950 (estatus de autogobierno aprobado por la A.G. de la ONU con la Resolución 748 del 27 de noviembre de 1953), sellando por el resto del siglo XX su poderío militar y económico en la región caribeña. En la década del 50, el Caribe sufría las dictaduras títeres de los Estados Unidos, como la de Pérez Jiménez, Duvalier, de Batista y de Trujillo que aseguraban la contención del comunismo, el control militar y geoestratégico del Canal de Panamá y el paso del Océano Atlántico al Pacífico, y de todo el Mar Caribe. El Caribe anglófono, desde Jamaica hasta Trinidad y Tobago eran colonias inglesas administradas burdamente por la llamada ¨ West Indies Colonial Administration ¨.

Como inspiración y presagio para los movimientos de liberación nacional en todo el Caribe se levanta la voz de Don Pedro Albizu Campos y su Ejército Libertador, ajusticiando en Puerto Rico al asesino de Augusto César Sandino, el Coronel Riggs, declarando la República de Puerto Rico en Jayuya, ocupando militarmente decenas de municipios y tratando de eliminar frontalmente al Presidente Truman en el ataque memorable a la Casa Blair de 1950 perpetrado por un comando nacionalista martirizado en pleno Washington D.C.

La Revolución Nacionalista de 1950 fue precursora del pensamiento antiimperialista latinoamericano del siglo XX y del proceso descolonizador que en las décadas del 60 y 70 arropó Asia, África y el Caribe. En medio de esta transformación geopolítica global, el Estado Libre Asociado se convierte en un instrumento de división y ruptura geográfica y política entre Centroamérica, el Caribe Occidental y el Caribe Oriental y Suramérica. Esta fisura en la geografía latinoamericana y caribeña implica que la presencia estadounidense en el área impulsando políticas e iniciativas financieras e industriales (Alianza para el Progreso, Iniciativa para la Cuenca del Caribe, actualmente cable eléctrico ultramarino desde Colombia hacia Puerto Rico y República Dominicana financiado por el BID) le da manos libres a la hegemonía imperial para imponer sus intereses nacionales en detrimento de las necesidades e intereses caribeños que pueden ser debilitados por la vulnerabilidad de sus economías. Las complementariedades económicas potenciales entre las naciones caribeñas y los múltiples conflictos comerciales recientes entre el CARICOM y EEUU, son prueba de las urgencias legítimas de integración y potenciación económica que albergan los países de la Cuenca del Caribe y en la cual la soberanía e independencia de Puerto Rico es decisiva para la consolidación de la soberanía y del impulso integracionista del Gran Caribe.

Las limitaciones que coartan la integración del Caribe son expuestas de manera escueta y certera por CEPAL en su informe Analysis of Trade Flows Between Puerto Rico and CARICOM: Prospects for Integration, concluyendo que el régimen comercial históricamente establecido y la carencia de poderes nacionales en Puerto Rico obstruye e inhabilita las relaciones endógenas con CARICOM:
The small size of CARICOM Caribbean economies and their trading regime which imposes higher tariffs to imported goods relative to those of Puerto Rico combined with the latter’s lack of autonomy have constrained, to some extent, the development of trade¨.
(6)

La intromisión imperial en Puerto Rico no solo segrega las naciones caribeñas, sino que cercena los intereses puertorriqueños de su entorno natural y mercados caribeños mediante una relación colonial que prescinde de poderes soberanos, del derecho a la libre determinación y de los intereses regionales de la nación boricua. CEPAL y el Departamento de Estado de Puerto Rico en su informe titulado Globalización y Desarrollo: Desafíos de Puerto Rico frente al Siglo XXI, señala las desventajas que representa las limitaciones coloniales impuestas a Puerto Rico:

¨ Las desventajas también son varias, principalmente la pérdida de recursos humanos formados en Puerto Rico, la carencia de instrumentos de una política monetaria propia, la variación de las concesiones impositivas, los programas de transferencias y legislación que responden a las condiciones, prioridades y necesidades de los Estados Unidos, la incapacidad de negociar acuerdos comerciales y la tendencia creciente de los rendimientos de capital pagados al exterior que, junto con las transferencias, van desvinculando las actividades de producción de las fuentes de ingreso de los puertorriqueños.¨ (7)

La inserción económica del Puerto Rico soberano e independiente servirá de catalizador de la integración regional concatenando las complementariedades económicas entre las naciones caribeñas bajo una ¨apertura protegida¨ por la conformación de una economía regional necesariamente encausada para la apertura preferencial de las economías caribeñas. Los sectores públicos y privado de Puerto Rico y el CARICOM deberán dirigir esfuerzos para poner en marcha estrategias de desarrollo e integración regional, buscando multiplicar las acciones concretas que sirvan para impulsar el desarrollo de nichos de producción e innovación transcaribeños. Se desprende de estas potencialidades que el desarrollo de los eslabonamientos industriales y la transferencia de tecnología (en el caso de Puerto Rico la experiencia con la industria de alta tecnología y los servicios) requieren del control de capacidades soberanas por parte de Puerto Rico y de políticas públicas que las hagan posibles y las promuevan.


Por el lado del la Comunidad Caribeña, las potencialidades de la complementariedad con un Puerto Rico soberano y libre parecen haber calado en la política exterior y la diplomacia internacional de los países del CARICOM si consideramos el apoyo irrestricto hacia la autodeterminación e independencia de Puerto Rico en el seno del Comité de Descolonización de Naciones Unidas desde el 2006. El choque con la realidad de la economía mundial y con el régimen comercial global por conducto del fin de las preferencias arancelarias del banano entre la Unión Europea y el CARICOM, supuso un enfrentamiento con los Estados Unidos dentro de la Organización Mundial del Comercio. Las transnacionales fruteras se supieron servir de los intereses hegemónicos norteamericanos para asfixiar y adueñarse la producción y cuota bananera caribeña, espina dorsal de la estabilidad económica y la cohesión social del Caribe anglófono. En este contexto, la apertura de la economía más grande del Caribe, Puerto Rico, se vuelve prioridad para la expansión comercial del CARICOM. Con estos fines parece estar dirigido el establecimiento en octubre de 2006 en San Juan (posterior a la firma de un Memorando de Entendimiento entre la Organización de Estados del Caribe Oriental y el Gobierno de Puerto Rico en el 2004) de una oficina de relaciones comerciales para el estimulo del comercio, el turismo y la inversión. Bajo el régimen de relaciones actual entre Puerto Rico y Estados Unidos esta oficina demuestra más voluntad política y aspiraciones regionales que posibilidades concretas de trascender las fronteras comerciales y políticas imperiales impuestas por el poder hegemónico continental.

La crisis del modelo colonial asistencialista en Puerto Rico y la obstrucción por parte de Estados Unidos del ejercicio de nuestros derechos humanos fundamentales de libre determinación e independencia, imponen una situación económica insostenible caracterizada por una recesión económica sostenida y un desempleo de dos dígitos. El respeto de la libre determinación, la soberanía, la independencia y la inserción regional de Puerto Rico son hoy labor urgente para la integración y la independencia definitiva de Nuestra América.

La realidad latinoamericana y caribeña exige un paradigma de la integración regional que explique las amenazas y la vulnerabilidad a la seguridad, a los derechos humanos, a la independencia, a la libre determinación y a la integración que supone las relaciones coloniales y poscoloniales, las pretensiones hegemónicas de algunos estados y las desventajas políticas y estructurales. Cuando Puerto Rico logre su independencia con la cooperación de sus hermanos latinos y caribeños, la frontera de América Latina se expandirá y la línea de frente de la nueva civilización suramericana afianzará sus intereses. Puerto Rico es la frontera natural de América Latina frente al Norte, y la trinchera junto a Cuba ante la influencia norteamericana y sus pitiyanquis. (8) La agenda irresuelta de la civilización latinoamericana y caribeña en materia de derechos humanos es esbozada por Frei Betto de la siguiente manera:

¨En este mundo de atrocidades no hay otro modo de celebrarla más que exigiendo su aplicación y perfeccionamiento: que cese la ocupación de Iraq, la independencia de Puerto Rico, el fin del bloqueo a Cuba, la reducción de la emisión de gas carbónico, la paralización del desmantelamiento de la Amazonia, la salvación de África. Y que se le añadan a la Declaración los derechos internacionales, planetarios, ambientales.¨ (9)
Ni más ni menos.


Bibliografía


(1) Julio Ortiz Luquis: Profesor de Estudios Latinoamericanos y Caribeños para Brooklyn College, Universidad de la Ciudad de Nueva York. Licenciado en Historia por la Universidad de Puerto Rico. Magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad de la Ciudad de Nueva York y en Cooperación Internacional Descentralizada: Estudios de la Paz y el Desarrollo por la Universidad del País Vasco.


(2) Sobre los múltiples levantamientos, boicots, el Grito de Lares y otros movimientos armados organizados por elites criollas boricuas. algunos auxiliados por la Gran Colombia durante la primera mitad del siglo XIX, leer de Oiga Wagenheim, Puerto Rico: An Interpretative History from Pre-Colombian Times to 1900, Markus Wiener, 1997.

(3) En 1848 se reafirma en su intención de colonizar toda América del Sur y el Caribe tras el corolario del presidente Polk ¨ América para los norteamericanos ¨. Cita tomada del articulo ¨Puerto Rico en el sistema de dominación militar de los Estados Unidos ¨ del Dr. Manuel Carbonell, Revista Tricontinental, No. 163/2007.

(4) Isabel Soto Mayedo, La historia inconclusa de la Confederación Antillana, Prensa Latina,
http://www.prensa-latina.org/article.asp?ID={25B88CBA-E46A-468F-89A1-C8F8E28DE774}&language=ES, 5/8/2008.

(5) Durante la segunda mitad del siglo XIX el Gobierno de los Estados Unidos intentó comprar las colonias de España, y en algunos casos se manejó la opción de anexar Cuba y Puerto Rico unilateralmente ayuda de independentistas caribeños que pretendían independizar las islas para luego anexarlas a Estados Unidos, siguiendo el mecanismo de anexión utilizado por la República de Texas y California.

(6) CEPAL, Analysis of Trade Flows Between Puerto Rico and CARICOM and Prospects for Integration 2003, Pág. 67.

(7) CEPAL, Globalización y Desarrollo: Desafíos de Puerto Rico Frente al Siglo XXI, 2004, Pág. 65.


(8) Término acuñado por el poeta puertorriqueño Luis Llorens Torres en el 1926 en su poema Nju! . Pitiyanqui (o pequeño yanqui) describe una persona que asume maneras, sentires, ideologías, aspiraciones, actitudes, ideas, prejuicios, idiosincrasia y pretensiones de un yanquee, o estadounidense del noreste de los Estados Unidos que fue motor del expansionismo capitalista estadounidense hacia el oeste de Norteamérica y hacia el resto del mundo. El pitiyanqui justifica y defiende los intereses de la hegemonía cultural, política y económica estadounidense dentro de su País o región en detrimento de su realidad nacional histórica, social, cultural, étnica y de su sistema de valores e intereses locales.
(9) Frei Betto, ¡Feliz 2008!,
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=61261, 3/ 9/2008.
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