Hay coyunturas en las que nos buscamos 300 vueltas para enredarnos nosotros mismos. Yo creo que cuando hacemos algo -acertado o no-, lo hacemos con los mejores recursos que tenemos en el momento concreto y que, al minuto siguiente, somos otros, mutamos, corregimos, enmendamos, crecemos, celebramos o lloramos -o nos saboteamos para fingir ceguera, claro-, pero siempre nos transformamos...
En todo caso, creo que es peor no hacer nada que equivocarse haciendo, obviamente, haciendo con toda la cordura posible, no a tontas y a locas. Definitivamente, lo perfecto es enemigo de lo bueno, porque sí, seguramente habrá un abanico de posibilidades que podríamos haber elegido y que habrían sido mucho más afortunadas, pero de todas-todas, lo que decidamos siempre habrá sido con lo mejor que teníamos en el momento de elegir qué hacer...
En Venezuela tenemos una frase bien ilustrativa para responder a esos "Si hubieras hecho esto o aquello habría salido mejor...", esa odiosa frase con la que suelen salirnos esos sabios a posteriori que señalan el error que cometimos o la no elección de una alternativa más afortunada cuando ya todo ha pasado, porque antes, en medio del espiral, cuando más necesitamos de consejo no aparecen para ofrecer el hombro ni de vaina. Decía que a esos moscardones en mi Tierra les respondemos con un
"Claro, y si yo tuviera dos ruedas sería bicicleta..."
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