El sol había encargado al murciélago que llevara a la luna una bolsa con oscuridad. En el camino, el murciélago paró a beber agua, dejó la bolsa en el suelo y unos animales curiosos la abrieron y la oscuridad se escapó.
El sol obligó entonces al murciélago a vivir en la noche hasta que hubiera recogido de nuevo la oscuridad que había perdido. Solamente una noche al año el murciélago y el sol se volverían a encontrar: la noche del solsticio de verano.
Leyenda de las tribus Komo
de Sierra Leona, África.
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