Nunca he sido pantojista, ni voy a empezar a serlo ahora.
Pero no puedo soportar ver a esas masas enfurecidas como si pidieran sangre en los antiguos circos romanos.
La entrada hoy de Isabel Pantoja a los juzgados ha sido para que se les caiga la cara de vergüenza a todos los "espectadores" e informadores.
Casi la aplastan, le han roto el vestido.
Lo siento, eso es en cierta medida, una lapidación pública, que nadie merece.
Si Isabel ha robado o blanqueado dinero, hay unos jueces que se encargaran de ponerle la pena o castigo que corresponda.
Todo ese histerismo de la gente sobra.
A Isabel le han puesto una fianza de 3,68 millones de euros, si no la paga le embargaran bienes por ese valor.
Y nada más, y nada menos.
Si Isabel presuntamente perdió la vergüenza y la razón, al cometer unos presuntos delitos, hoy ha sido la gente que allí estaba la que ha perdido la dignidad y le han devuelto, por eso mismo, un poco a ella.
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