Pagina12
Procesado y con su policía favorito preso, Mauricio Macri sigue sumando día a día dolores de cabeza gracias al caso de espionaje ilegal. El jefe de Gobierno porteño tuvo que suspender una visita a la AMIA porque los familiares de las víctimas del atentado a la mutual judía pensaban recibirlo con un recordatorio de que está involucrado en el espionaje a uno de ellos, Sergio Burstein, al que maltrató al decir que la víctima era “la ex mujer”. En lugar de eso, Macri se contentó con recibir al titular de la AMIA, Guillermo Borger, en el Palacio de Gobierno.
Velozmente, cambió el lugar de la cita y Macri recibió a la comisión directiva de la AMIA en su despacho, lejos de las protestas molestas. El director de Relaciones Institucionales de la gestión PRO, Claudio Avruj, sostuvo que lo hizo para “no entorpecer la relación entre la AMIA y familiares”. Avruj aseguró que el encuentro se originó en “una invitación que había hecho hace mucho tiempo la AMIA”. “Es obligación de la AMIA recibir al jefe de Gobierno”, interpretó Borger.
El secretario general de la administración porteña, Marcos Peña, planteó que “Burstein demostró una actitud poco respetuosa y agresiva. No les haremos el juego a los violentos”. Luego de designar a Jorge “Fino” Palacios al frente de la Policía Metropolitana, Macri no asistió al acto por el aniversario del atentado, donde sus funcionarios fueron silbados y Burstein le dedicó un discurso flamígero. Hoy, con Palacios preso por la causa de espionaje y procesado por encubrimiento en la causa AMIA, Macri se reúne con la dirección de la mutual en su propio territorio.
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