Sarah Jessica Parker se lo ha montado tan bien, seguramente porque lo merece, que acabará siendo el souvenir de Nueva York en lugar de la típica gorra con ILNY o ILYanquis.
No me extrañaría que la hicieran de color verde como las replicas de la estatua de la libertad.
Ya han decidido los medios de comunicación, que hacen y deshacen a su antojo, anteponer a su nombre icono del glamour.
A mi me gusta, pero no especialmente, y de icono le veo poco. Lo que pasa es que entre el estercolero cuando nace una flor, destaca mucho.
Lo digo por toda esa panda de stars frikis que aún no han madurado, Lady Gaga, Lindsay Lohan, Mariah Carey, Vera Farmiga, Paris Hilton, que los vestidos salen corriendo de las tiendas cuando las ven llegar.
Las buenas mozas llamadas, por mi, frikis, tienen el gusto donde la espalda pierde su casto nombre.
Y aparece una mujer, Sarah Jessica Parker, que la mayoría de las veces escoge muy bien su vestuario, y sus complementos. Y nació el icono.
Pues bien venida sea doña Sarah, faltaría más que no me alegre por ella.
Ahora la revista glamourosa por excelencia le dedica portada , vídeo, y lo que haga falta.
Hasta la veo más alta y todo, con lo pequeña que es, ha crecido, y no a lo ancho precisamente.
NOTICIA AQUI : Sarah Jessica Parker, tapa de Vogue
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