Monday, January 25, 2010

Haití: Requiere apoyo para desarrollar


Por Addhemar Sierralta / periodista

Tal vez la tragedia más terrible y dolorosa de América es el terremoto acaecido hace poco más de una semana en el hermano país de Haití. Los cien mil o doscientos mil muertos revelan una realidad más triste que la propia hecatombe : el terrible subdesarrollo y pobreza de una comunidad olvidada por el resto del mundo.

Que el sismo fuera grado 7.3 de la escala de Ritcher, o que su duración fuera de 34 segundos, o cualquier otra cifra estadística es irrelevante ante la realidad social que no puede escapar a la sensibilidad de los seres humanos.

Haití fue, después de los Estados Unidos de América, el primer país que obtuvo su independencia en los albores del siglo XIX en nuestro continente, es decir tiene mucho más de 200 años de vida independiente. Pero su población, integrada en su mayoría por ex esclavos africanos, no ha podido desde entonces lograr ningún tipo de desarrollo.

Si bien es verdad que sus gobernantes han sido un desastre, entre los que hubo dictadores crueles, deshonestos e incapaces, así como presidentes sin preparación alguna; no es menos cierto que no se pudieron concretar planes de gobierno adecuados y menos metas educativas. La pobre legislación y la casi nula capacidad organizativa de sus mejores elementos contribuyó a acrecentar el desastre actual.

También, y hay que decirlo con todas sus letras, nunca ha existido de parte de sus ex colonizadores y esclavizantes , una acción consistente de ayuda para su progreso. Tampoco hubo una contribución seria de las potencias o países cercanos.

Estas circunstancias de desgobierno y de total falta de planificación y acciones de mínimo control han devenido en construcciones sin normas técnicas, carencia de servicios básicos, además de una desorganización muy penosa. De allí que un movimiento telúrico de esta magnitud escapara a la atención del estado haitiano y sus capacidades.

Alguna gente culpa a los propios ciudadanos de su crisis. Esto no es justo. Conozco a muchos haitianos que emigraron a Miami y son gente trabajadora, honesta, con las mismas ilusiones de todos los inmigrantes. Entre ellos existen esforzadas enfermeras, exitosos vendedores, empresarios prósperos y amas de casa luchadoras, etc. Seres humanos de buen comportamiento y bondad que los distingue dentro de las comunidades extranjeras. Son personas de buena voluntad y comportamiento humilde y serio.

Hoy necesitan ayuda inmediata para atender las necesidades de esta terrible situación de la naturaleza. Pero la ayuda que debe proveer el mundo es la de darles posibilidades de educarse y desarrollar. Esta gente tiene las mismas capacidades que el resto de las comunidades internacionales y lo demuestran cuando en el extranjero prosperan y pueden lograr ser mejores.

Por otro lado el territorio de Haití tiene lugares hermosos que pueden ofrecer desarrollos turísticos. Una gran campaña para desarrollar proyectos productivos para dar trabajo a la gente, luego de la reconstrucción del país, debería realizarse. Hay en Haití mucho por hacer. Veamos esta zona con ojos de desarrollo y con una verdadera emoción social, así tragedias como la vivida no tendrán los efectos tan graves sufridos. Pero sin la solidaridad internacional no podrá levantarse este pueblo digno.

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