Tuesday, January 26, 2010

César E. Chávez: «Sí se puede»



Por CARLOS LOPEZ DZUR

EN TORNO A UN LIDER: California declaró, en 2001, un día feriado estatal en honor a César Chávez, mismo que se celebra el 31 de marzo, día de su cumpleaños, acaecido en 1927 en una pequeña granja cerca de Yuma, Arizona. De 1962 a 1993, Chávez y su movimiento de campesinos ganaron un sinnúmero de batallas por los derechos y protección para cientos de miles de trabajadores del campo, entre estos, la dignidad y el respeto, salarios justos, cobertura médica, beneficios de pensión, y condiciones humanas para vivienda.

Desde 1942, a la edad de 15 años, César Chávez piscaba lechugas y remolachas en los campos agrícolas. Había dejado la escuela durante el octavo grado y empezó a trabajar en los viñedos de Oxnard, California, después que su familia dejó su estado natal, Arizona (EE.UU.). Por su condición de jornalero agrícola, antes de pasar a California, había estado matriculado en 36 escuelas diferentes.

En los años de la Depresión, su familia creyó lo que se decía en esos tiempos: Que las mejores condiciones de vida y salario serían posibles trabajando para las grandes fincas y viñedos de California. Fue así que él y su familia se mudaron a California, donde se hallaría en una gran barraca, sin agua y sin electricidad.

El estallido de la segunda Guerra Mundial lo motivó a enlistarse en la Marina Naval y, al fin de su servicio militar, regresó a los campos agrícolas. Sin embargo, su evaluación acerca de la vida y el trabajo habían cambiado.

A mediados de 1945, formó una organización pionera que llamó «Unión de Trabajadores de la Agricultura». En 1948, él su familia se unieron a la «National Agricultural Workers Union». César Chávez entró en contacto con Pete Fielding, quien lo educara y entrenara como organizador sindical para la «Community Service Organization» (CSO), grupo de derechos civiles que urgía a los mexicoamericanos que se registraran para votar.

Es cuando, desde 1952, César Estrada Chávez comienza a viajar por distintos puntos de California, dando discursos en apoyo a los derechos de los trabajadores. Su talento para la tarea es indiscutible y se convierte en el director nacional de la CSO en 1958.

Lo que Chávez discursaba y puso en acción fue un marco teórico muy simple, pero poderoso políticamente. No sólo los jornaleros campesinos de origen mexicano, cada sector pobre y étnico en la nación, había sido excluído por los intereses económicos y el gobierno. Al no participar en el sistema político, la maquinaria de los partidos y, por lo menos, la mitad de los funcionarios elegidos, apoyaban a los grandes intereses de las minorías millonarias, llevando la democracia capitalista a la crisis, al pensar que las masas son estúpidas, carentes de educación, cohesión y propósito.

En el razonamiento público imperante, al no concebirse una opinión razonable y articulada de esa mayoría, tonta y pobre, se la excluyó e ignoró, convirtiándose el gobierno en una clase especializada de administradores sociales. Tales administradores sociales y especialistas, controlaron cada aspecto del proceso de toma de decisiones y evitaron que las clases jornaleras, los campesinos y obreros pobres, utilizaran las libertades y derechos del grupo excluído.

Las ideas federalistas tienden a gobernar al país al enfatizar en su oposición y su temor a la democracia popular. «Los intereses de los ricos y explotadores», como decía Chávez, «publictan y perpetúan la idea de la apatía y obediencia de la gente. La convencen de que ellos, como comunidad o grupo organizado, no sirven para nada. Ellos son los que condenan a los demás con la prédica de que NO SE PUEDE, pero el mensaje nuestro es lo contrario: SI SE PUEDE. Nuestros intereses no son los de la corporaciones que nos piden aislamiento. Que nos destruyen las organizaciones populares y sindicales y nos niegan el acceso a la información que necesitamos y obstruyen el que se nos ofrezca apoyo en el sistema de partidos».

Después de cuatro en esta prédica Chávez dejó el CSO. Cofundó, junto a Dolores Huerta, la «Asociación Nacional de Trabajadores Campesinos» que más tarde se llamaría la «Unión de Trabajadores Agrícolas» (UFW). Ambos dirigentes, con grupos campesinos que superaron el miedo y la pasividad, adoptaron un lema que había dormido en ellos. Con el grito «Sí, se puede» y «Unidad», energizaron el movimiento obrero. Se unieron a los campesinos filipino-americanos e iniciaron la Huelga de la Uva, en Delano, California, que el 8 de septiembre de 1965 se manifestó en petición de mejores Salarios. Seis meses más tarde la NFWA, liderada por Chávez, inició una marcha campesina desde Delano al Capitolio Estatal de Sacramento, California.

La Huelga que duró seis años atrajo la atención nacional. No había mucha fe, en particular, cuando se tenía la impresión de que Chávez pudiera ser un activista radical al estilo de los afroamericanos, quienes acusarían frontalmente a los líderes de los partidos políticos de ser «anti-pobres, anti-campesinos y dar su lealtad a guerras extranjeras [como Vietnam], partidos que sólo derrochan los recursos que deben invertirse en el país; partidos que son los partidos de los grandes negocios y de especialistas, sólo interesados en la gran industria y las corporaciones».

Un subcomité del Senado Federal escuchaba palabras como las dichas por Chávez y, al menos uno, en tal comité lo comprendió y le dio su total apoyo. Ese hombre fue Robert Kennedy. Al verse con ese apoyo, el esfuerzo huelgario fructificó y fue la primera victoria laboral del movimiento campesino. Con acciones similares, el movimiento de Chávez dio frutos en el Sur de Texas en 1966, donde la UFW apoyó a los trabajadores de la fruta en Starr County, Texas, marchándose hasta Austin en apoyo a los trabajadores de la UFW.

El movimiento de César Chávez inspiró que se fundaran dos uniones independientes en los Estados del Centro Oeste: «Obreros Unidos» en Wisconsin (1966) y el «Comité Orgarnizador de Trabajadores del Campo» (FLOC) en Ohio en 1967. Ex-organizadores de la UFW fundaron la «Unión de Trabajadores Campesinos», en Texas, en 1975.

Durante la adminisración de la UFW, César E. Chávez y Dolores Huerta, combatieron el «Programa de Bracero» que existía desde 1942 a 1964, pues, éste explotaba a los jornaleros migratorios, al tiempo, que el arribo irrectricto de otros campesinos, sin documentos, disuadía y escindía el poder organizativo que se estaban dando los campesinos nacidos en EE.UU.. La posición de Chávez en este punto contribuyó a que el Congreso termina el «Programa Bracero» en 1964. Más tarde, se descubriría que dicho Programa desfalcó a miles de obreros, al desaparecer la evidencia de sus pagos de Seguro Social y otros beneficios de los que se le descontaban cuotas, generándose tardíamente pleitos legales.

La UFW se opuso, por igual, a que se aplicaran sanciones a los empleadores, por cuanto una ley federal —prohibía la contratación de campesinos indocumentados en 1973. Durante esa misma época, la UFW pedía salarios más altos para los campesinos, especialmente, para los jornalero que cosechaban la uva y la lechuga.

Muchos enemigos del sindicalismo, han intentado crear cierta rivalidad entre la labor de los miembros de la UFW y los inmigrantes indocumentados de nuevo arribo, alegando un favoritismo racista en cuanto a lo que ha sido la estrategia de lucha. Sin embargo, hoy se entiende que las ideas de Chávez y Huertas fueron muy claves para la aprobación de las provisiones de la amnístía contenidas en la Ley Federal de Inmigración de 1986.

Desde 1969, lo que Chávez y miembros de la UFW intentaron, a través de marchas obreras realizadas a través de los Valles de Coachella e Imperial, fue crear consciencia de que los agricultores, prepotentes y antisindicales, utilizaban y animaban el cruce ilegal de trabajadores para utilizarlos com rompehuelgas y reemplazo de trabajadores unionados. Esta misma visión la sostyuvieron el Reverendo Ralph Abernathy y el senador Walter Mondale.

Durante el decenio de 1980, Chávez condujo un boicot en protesta del uso de pesticidas en los viñedos. En esa ocasión, se sometió a un ayuno de 36 días. Poco después se hicieron visiblemente comunes e influyentes los «bumper stickers» o etiquetas vehiculares con las leyendas NO GRAPES / NO UVAS, hecho que llamó ampliamente la atención de los consumidores y produjo una reducción de ventas al producto del 15%, suficiente para que el margen de ganancia decayera y terminara en la firma de acuerdos entre el sindicato y el productor.

El legado de Chávez es obvio: fuerza clave para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los campesinos de los EE.UU. El enseñó, con su ejemplo, a que otras fuerzas vivas de la nación tienen una responsabilidad moral de mostrarse su solidaridad y comprensión hacia la gente que pone las frutas, vegetales y otros alimentos en la mesa de los consumidores y que ni estudiantes ni profesionales pueden estar exentos de apoyar a los obreros, peor pagados y que laboran en las condiciones de mayor peligro e inseguridad, en sus luchas, sean indocumentados o no.

En 1973, la facultad del colegio Monte Angel, de Oregón, primera institución universitaria de cuatro años, formada por mexicoamericanos, eligieron a Chávez como su figura inspiradora y simbólica y le cambiaron el nombre colegio en su honor. El colegio duró hasta 1983 como el primero, «sin paredes» y dedicado a la educación de los adultos, con una estructura normativa no tradicional.

La última marcha de la UFW por el Valle de Salinas poco antes de1992 convocó más de diez mil personas, número que da idea del poder de convencimiento y movilización que Chávez tuvo.

En vida, el «Comité de Amigos Americanos del Servicio» (AFSC) nominó a Chávez en tres ocasiones como candidato a recibir el Premio Nobel de la Paz. Después de su muerte en un apartamento rentado de San Luis, Arizona, ciudades californianas tales como Modesto, Sacramento, San Diego, Berkeley, San José, Los Angeles, Oakland y Santa Ana, le han dedicado parques, centros estudiantiles universitarios, avenidas, blevares, bibliotecas, escuelas y edificios. Los homenajes en estructuras físicas en su honor se repiten en diferentes estados como Nuevo México, Wisconsin, Michigan, Texas y, finalmente, con una estampilla postal emitida por el Correo Federal, se dio reconocimiento en 2003. Una estatua suya fue develada en la Universidad de Austin, Texas.

En 1992, el Presidente Bill Clinton le concedió la «Medalla de la Libertad». Un año después, mientras dormía y haber ayunado por tres día, muere el 23 de abril.

Un ícono de campesinos y estudiantes progresistas, profundamente cristiano y pacifista, se le reconoció por su pasión por la educación. «Esta es una de las puertas hacia una vida mejor y para fortalecer los vínculos armoniosos entre clases de diferentes niveles de interés y producción. La carta de identidad de una persona educada no es necesariamente un diploma, sino una actitud de colaboración, sensibilidad, interés en el bienestar del prójimo y, sobre todo, un carácter generoso, sin egoísmo y malas intenciones».

La oficina que ocupara Chávez en la UFW, quien fue esencialmente autodidacto, contenía cientos de libros relacionados a filosofía, economía, cooperativismo, sindicalismio y escritos biográficos sobre Gandhi y los Kennedy.

Fue la idea de la resistencia pacífica y la desobediencia civil las que, emulando a Gandhi y Martin Luther King, Jr., César Chávez utilizó en sus luchas, ayunos y protestas.

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