Luego de ver el paso de los Legionarios en la calle Lucano, nos fuimos buscando la procesión del "Esparraguero", por lo que comenzamos a cortar por callecitas del casco histórico por las que yo no recordaba haber pasado antes, en dirección hacia el Ayuntamiento. Llegamos a unos jardines muy bonitos, a pesar estar en obras, que desembocaban en una plazoleta, luego supe que era la Plaza de Orive. Como ya me habían hablado de la leyenda en otras oportunidades, uno de mis amigos me señaló una casa y me dijo que ésa era la casa encantada de la que me habían hablado otras veces.
Total, que estando allí un rato sentados, mientras nos tomábamos unas coca-colas, me contaron varias versiones de la misma leyenda y cómo los vecinos dicen que se escuchan llantos y que al poner velas en el portal, éstas se consumen en segundos. La casa la han intentado vender desde hace muchísimos años, pero nadie quiere comprarla con la fama que le precede, así que en ciertas partes del palacete funcionan actualmente las oficinas de Cultura del Ayuntamiento (vaya valientes :D)
Lo cierto es que me he sentado a buscar la historia de la leyenda del tesoro del Palacio de Orive o de los Villalones y, limpiando detalles que en cada web le añadían, he dejado la parte en la que todas coinciden.
La verdad sea dicha, a mi la casa no me transmitió ninguna mala vibra y estuve observándola todo el ratote que estuvimos sentados frente a su puerta...
En este Palacio, hacia fines del siglo XVII, vivió el Corregidor Don Carlos de Ucel y Guimbarda, viudo, con su hija Blanca. Una noche pidieron albergue en la casa unos hebreos y el Corregidor les permitió dormir en el zaguán. Pero, en vez de dormir, los huéspedes encendieron una vela, rezaron unas oraciones y la tierra se abrió. Los hebreos descendieron por una escalera de mármol que apareció y, al poco rato, aparecieron de nuevo en la superficie, con un cofre cargado de oro. Al amanecer se despidieron del dueño y se marcharon.
Blanca, la hija del Corregidor, que esa noche los había estado observando por el ojo de la cerradura, quiso hacer lo mismo que los hebreos a la noche siguiente, así que encendió la vela, rezó y la tierra volvió a abrirse, apareciendo la misma escalera, por la que la muchacha descendió en compañía de una criada.
Habiéndose demorado más de lo conveniente, la vela se consumió, cerrándose la tierra y la única que pudo escaparse fue la criada. Bajo la tierra quedó enterrada para siempre Blanca sin que, por más excavaciones que el padre realizó, fuera posible encontrarla.
Dicen que todavía hoy, al separar de la pared el cuadro de un Cristo en una casa del Huerto de San Pablo, que linda con la casa de Orive, pueden escucharse los gritos agónicos y aterrorizados de una mujer joven, y hay quienes aseguran que una sombra misteriosa recorre de noche toda esta casa, asegurando que es el alma de Blanca, que aún vaga por sus habitaciones.
La verdad es que yo no vi, ni oí nada de nada, pero me sigue apasionando la leyenda :)
Páginas consultadas:
* Abuelonet
* Córdoba en Bici: Ruta de las Leyendas
* La historia de la niña de Orive
* Wikipedia
* Cordobapedia
La foto es de aquí
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