Angel Petti era subcomisario de la Primera cuando Ricardo Barreda mató a su mujer, sus dos hijas y su suegra. Fue uno de los primeros en llegar a la escena. No se separó del odontólogo hasta que se quebró y confesó. Hoy recuerda aquellas horas, la disposición de los cuerpos, la casona, el hallazgo de la escopeta y la frialdad del homicida. Habla del arresto domiciliario. Y dice: “este hombre no es loco”.
"La tiré en Punta Lara” dijo el odontólogo Ricardo Barreda en referencia a la escopeta. Un escalofrío estremeció de la cabeza a los pies a su único escucha, el entonces subcomisario de la Primera, Angel Petti. Aquel hombre tiene ahora 52 años. Con la jerarquía de comisario inspector se retiró de la Policía bonaerense en octubre de 2005. Fue el investigador que logró que Barreda confesara los cuatro crímenes unas 37 horas después de la masacre. Estuvo 72 horas sin dormir, porque venía de cumplir una guardia. Y no se despegó del odontólogo en ningún momento. Fue quien le abrió el Código Penal para que Barreda leyera el artículo 34 inciso 5to (emoción violenta) y el que terminó por “quebrarlo”.
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