Saturday, January 3, 2009

«Cantos de la Experiencia», poemario: En torno a William Blake




Por CARLOS LOPEZ DZUR / Historiador y poeta

El contenido de la poesía y obra pictórica de William Blake es cristiano. De un cristianismo sobrenatural que muy poco tiene del puritanismo de John Milton, su escritor favorito. Al mismo tiempo, ha sido descrita como poesía-sacrilegio, enigmática, «sabiduría crítica de cualquier certeza de fe» y de la Religión Natural. Como mal incurable, si hacia algún lado apuntan, las religiones son causa de los errores del alma. Blake es, pues, un gigante místico, portavoz y veedor confiable del proceso de su propia alma («a true seer and spokesman because he had come to an understanding of the processes of his own soul»: Emily S. Hamblen: The Great Crisis In The Life Of William Blake), y se valida de este modo por cuanto en él hubo una mezcla de locura, profecía y genio estético y crítico, que juzgado por William Wordsworth, se sintetizó con la conocida frase: «No hay duda que este pobre hombre estuvo loco, pero hay algo en la locura de este hombre que me interesa más que la sanidad de Lord Byron y Walter Scott». [1]

Aunque la obra poética de Blake permaneció en gran parte ignorada, durante el transcurso de su vida (murió en 1827 y fue enterrado en una tumba sin nombre), en adición a su evaluación positiva y admirada por el prestigioso Wordsworth, más recientemente Jonathan Jones, crítico de arte del Guardian dice que William Blake es, por mucho, «el más grande artista británico que ha existido», «en años recientes su reputación crítica como poeta, impresor y profeta radical de la era de la Revolución Francesa ha ido resbalando, por decir lo mínimo», pero, sus Cantos de la Inocencia y la Experiencia y El Matrimonio del Cielo «probablemente jamás se desplazarán de su lugar en el corazón de la literatura inglesa... Blake se pensó a sí mismo como un artista visual; él iluminó sus propios escritos auto-impresos, ilustró la literatura de Dante y Chaucer, pintó óleos singulares tales como The Ghost of a Flea. Blake es excepcional porque unifica lo verbal y lo visual y, únicamente, se asegura que algo central de su poesía exista en el lenguaje». No hay ocultismo retórico ni decorativo en el cristianismo de Blake. Hay una vivencia que buscó oponerse al sensualismo logificado de su época. [2]

Y no hay que olvidar sus grabados comisionados para Mary Wollstonecraft, la mujer que, en Original Stories, emplea el naciente género de la literatura infantil para promover la educación de la mujer y la ideología de la clase media que crece. Es Joseph Johnson, el editor de Original Stories y de otros libros de Wollstonecraft quien le comisionó a William Blake una seis ilustraciones para la segunda edición.

Es interesante esta preocupación en común entre ella y Blake. Son pioneros. Para Wollstonecraft, las mujeres pueden advenir como adultos racionales si son educadas apropiadamente cuando son niñas. No otra cosa se revela como temas en los Cantos de la inocencia de Blake, donde los corderitos descritos son las «criaturas reducidas a miseria» en los Cantos de la experiencia, de quienes ahora, con esta reseña crítica, me ocuparé. Los niños enternecen a Blake de una manera más social, práctica y crítica. No ya no descritos «como un fuerte viento» que «levantan al cielo la voz de canción», sino que ahora su canción es acusadora, apunta hacia quienes les crean su «trémulo llanto», su «invierno eterno», su miseria. En Cantos de la Experiencia, el vocabulario se transforma, alude menos a la radiancia, a corderitos, cielos y armonías; para acusar el invierno, el desaparecido brillo que con la miseria llega: «never shine», «bleak & bare», etc., la experiencia se convierte en Acción en mayúscula. D.C.Williams ha dicho que, considerando el cambio que se opera en Blake, que el poeta es un romántico con una visión crítica del mundo y que los Cantos de la inocencia revelan esa visión ideal, «somewhat Utopian view» que en los Cantos de la experiencia, se vuelve más crítica e intencionada, «in order to show the suffering and loss posed by the nature of society and the world of his time». [3]

En su asumpción de la experiencia, Blake postulará para el niño como símbolo del hombre, desprotejido, descarriado y pervertido, una redención. Si bien, como a Wollenstonecraft, le interesa el tema del desamparo y la miseria de los niños y cambios en la pedagogía entonces vigente que les lastima, la preocupación esencial del poeta es el recobro de la inocencia y el genio humano. La redención del alma. Mostrar su raíz en la perfección divina. En su Introducción a los Cantos de la experiencia, escribe:

¡Escuchen la voz del Bardo!
El que contempla Presente, Pasado y Futuro;
cuyos oídos escucharon
la Palabra Sagrada,
el que anduvo entre los ancianos árboles.

Convocaba al Alma descarriada,
lloraba en el rocío del crepúsculo;
el que podía controlar
el polo estrellado,
y renovar la luz caída, rebajada.

¡Oh Tierra, Oh Tierra, regresa!
«Emerge de la hierba plena de rocío;
la noche se agota
y la mañana
se yergue desde la masa aletargada.

No te marches más.
¿Por qué darías la espalda?
El firmamento estrellado,
la playa empapada,
te es concedida hasta que rompa el día».

[Introduction to Songs of Experience / Original en inglés]

Quien redime el alma mienta el proceso que Blake llamara Urizen. Este (Urizen) es el verdadero Bardo que Blake utilizará como hablante de su Palabra Sagrada. Los árboles representan simbólicamente a la Humanidad y los ancianos árboles a los profetas y orientadores que han encarnado a Urizen como la síntesis.

Este Bardo, como se observará, está realizando su convocatoria a la Humanidad, suma de las almas descarriadas y suma de los niñitos en desamparo: [The little boy found], así como de los jóvenes, en riesgo de caer y sucumbir, pese a su predisposición al gozo natural. Cuando sucumben a «las nubes de la razón, las oscuras querellas y las bromas arteras», Blake describe ésto en The voice of the ancient bard. La voz del Bardo es la experiencia urizeneana. Es la Voz del Anciano de los Días, voz pluriforme en cierto sentido, ya que no todos los seres humanos han encarnado, manifestado en sí, al padre interior, y éstos, los Urizen, «son seres de origen triuno, es decir, seres creados por las tres Deidades Paradisíacas». Todas las almas humanas tienen un vínculo trinitario, esto es, son creadas «con todos sus atributos divinos con perfección de Paraíso». [Juan Paulo Vega: Los Ancianos de los Días de Orvonton y otros gobernantes en el Séptimo Superuniverso Vid.]

En La voz del bardo anciano, hay la invitación a ver La Mañana que despunta, lejos de la locura del mundo y de los falsos guías, las «nubes de la razón»:

Jóvenes del deleite, disponéos
a ver la mañana que despunta,
imagen de la verdad recién nacida.
Huyeron la duda, las nubes de la razón,
las oscuras querellas y las bromas arteras.

La locura es una confusión interminable,
cuyas raíces enmarañadas complican sus senderos.
¡Cuántos son los que allí cayeron!

Tropiezan toda la noche con los huesos de los muertos.
y sienten que no saben qué pero les importa,
y a otros quieren guiar, cuando ellos precisan un guía.

[The voice of the ancient bard / Original en inglés]


Visto como un visionario espiritual de la Era romántica, pre-romántico y expositor de nuevas ideas religiosas [All Religions Are One; There Is No Natural Religion (1788)], se puede entender su rebelión contra el dogmatismo y autoridad opresiva, su crítica a la noción newtoniana del Universo y al que se eleve la Razón a un estatus de absolutividad y logificación rotunda. No es que Blake se oponga a todo lo que los filósofos del Iluminismo traen; él admite la dialéctica; pero, critica las concepciones estrechas del iluminismo o Siglo de las Luces. Reflexiona sobre una Verdad eterna que, a diferencia de la creación material, es la ausencia de error. La verdad hará un enjuiciamiento final a la creación errada. «Error is Created. Truth is Eternal. Error, or Creation, will be Burned up, & then, & not till Then, Truth or Eternity will appear». Ante esta afirmación de Blake, siendo que la Naturaleza es una creación, se lo ha visto injustamente como «a Poet of Anti Nature» [a juicio de G.K. Chesterton, contrario a Wordsworth, «utterly opposite»]. En lo que sí hay una presumible razón es que «Blake was not interested in strict representational ‘correctness’ but was more concerned with bringing out imaginatively what an experience meant to him. In this Blake is characteristically Romantic, believing in the centrality of the imagination, and that an artist must reject the past and find his own way of doing things from within himself» [Neil King: The Romantics: English Literature in Its Historical, Cultural and Social Contexts, Evans Brothers Ltd, 2002]

También en otro aspecto visionario admitió su experiencia como vidente mediunímico. Arcángeles le animaban a crear; dijo que los escuchaba y los veia. Jorge de la Paz anota sobre la biografía del poeta: «Una tarde ve a Cristo en la abadía de Westminster; erguidos, los doce apóstoles le acompañan. Otra vez descubre, afanes del pintor, una nueva técnica y más tarde declara que José, el carpintero sagrado, le ha dado el secreto. En 1788 muere Roberto, el hermano íntimo. A la vuelta de unos años, Blake asegura que conversa con él largas horas; oráculo del trasmundo, el hermano le esclarece los arcanos y le dicta las mejores páginas... Recibe visitas de otros mundos. Habla con Milton y con Voltaire; objeta a Salomón, cena con los profetas Isaías y Ezequiel y departe en el espíritu con Shakespeare». William Blake y los Proverbios del Infierno.

Blake creyó, por igual, en la vida después de la muerte y en comunicarse con los espíritus desencarnados. Alegó ese tipo de comunicación con su hermano más íntimo y amado, que falleciera, trece años antes, al referirse por escrito al hecho. Con su espíritu conversará diariamente. «I converse daily and hourly in the spirit, and see him in my remembrance, in the region of my imagination. I hear his advice, and even now write from his dictate», dice en una carta. En defensa del aspecto visionario y de la profecía, William Blake escribió en Un catálogo descriptivo de cuadros [1809:] «Los profetas describen lo que vieron en Visiones... con sus órganos imaginativos e inmortales. Un Espíritu y una Visión no son, como supone la filosofía moderna, un nuboso vapor, o una nada: se hallan organizados y articulados meticulosamente, más allá de lo que pueda producir la naturaleza mortal y perecedera. Quien no imagina rasgos más fuertes y mejores, y bajo una luz más fuerte y mejor que la de su ojo perecedero, no imagina en absoluto». Fragmentos de poemas de William Blake. Si hubiese vivido en España, expresando estas mismas cosas, se le habría acusado de hereje, censurado y excomulgado. O se le habría quemado en la hoguera. El no se evaluó que imaginara ninguna fantasmagoría con sus encuentros divinos que van del presenciar a los ángeles a pláticas individuales con los profetas. «Un día su corazón se estremece. Ha visto el rostro de Cristo. Otra vez contempla entre unos árboles los alados alborozos de un concilio de ángeles. Días después habrá de ver la recia figura del profeta Ezequiel en el recodo de un camino» Jorge de la Paz.

Por otra parte, un crítico escéptico, observa: «La marcada tendencia mística, producto de sus alucinaciones, quedó claramente expresada en su obra pictórica y poética, tal como se observa en su primera colección de poemas publicados en 1783 como Poetical Sketches. Con la Canción de inocencia en 1789 y Canciones de experiencia en 1794, el poeta quiso reafirmar su creencia sobre la fuerza creativa de la imaginación humana frente a la razón». Poemas de William Blake / Traducciones al español El comentarista nos ofrece bellas traducciones al español de la poesía de Blake por E. Caracciolo, Antonio Restrepo, Luis Oyarzún y Màrie Montand.

Blake vive no para la conformidad característica de la humanidad inmediata (o el reino de lo que designara el de los Moment Men), gente que son creación externa y estorbo y que no abre las puertas a la percepción que en el hombre, creado y caído, han quedado atrofiadas. Esas puertas de la percepción requieren ser depuradas. «Si las puertas de la percepción se depurasen, / todo aparecería a los hombre como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna», declara en Las bodas del cielo y el infierno (1793). El hombre conformista, cavernario, el Moment Man, no sabe dominar sus «mortales terrores» ni explicar la transformación del tigre ni explicar su «terrible simetría». Aún prevalece como un cordero asustado, incapaz de contestar a las incógnitas de su origen. Blake contrapone al tigre y el cordero para hablar sobre el tema: «¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?», y no pierde ocasión para definir la experiencia humana, emocional e intelectual, en términos del «viajero mental». Esa apertura a depurar los sentidos es parte su aprendizaje con las apariciones. Blake habló largamente sobre sus estados de alma y visiones con Crabb Robinson, refiriéndose a «los conciliábulos de otros mundos y en, confesión final, le dice que sólo toma la pluma si los espíritus así lo disponen porque entonces las palabras flotan a su alrededor y le revelan el sentido último de las cosas» [Jorge de la Paz: William Blake y los Proverbios del Infierno].

Como en el texto, Viajero Mental, abunda en su poesía mucha simbología zoológica: el «salvaje desierto» de la vida, por «donde vagan el león, el lobo y el oso». El mundo es sólo una «cabaña terrestre». Y el hombre, desde niño, una víctima. Quien lo victimiza y ciñe «espinas de hierro» a su cabeza, agujereando de paso sus pies y sus manos, cortando su corazón y desprendiéndolo, es una Mujer Anciana, ¿de qué ha de ser símbolo? Estas alusiones, en el texto Viajero Mental, mientan la crucificación, en cierto modo, y una transformación de la Mujer Anciana en una Espléndida Virgen. Si algo puede sugerir, en el marco amplio de la simbología blakeana, es la ineptitud lógica que ata a los sentidos, apartándonos de lo infinito, como interpreta bien el comentarista De la Paz en su análisis. La última transformación de la Espléndida Virgen, una vez que cesa su estado de hermosura, es la Envejecida Sombra. Esta Sombra Envejecida es la Noche humana, con una promesa cabalística: tras ella habrá una restauración: Ella, como Morada, Nueva Jerusalén, es regreso a la fuente, desposorio que da frutos. Jardín «que le rinde setenta veces fruto» y le entrega el alma pura: pedrería y oro como dones.

... y él envejece, y ella se hace joven.
Hasta que convertido en un joven sangriento,
y ella mudada en espléndida virgen, destroza sus cadenas,
y la amarra a ella a la Tierra para su placer.
Se planta él mismo en lo nervios de ella
como un labriego planta en su terreno,
y ella se convierte en su morada
y en jardín que le rinde setenta veces frutos.
Pronto se torna envejecida sombra
vagando alrededor de una cabaña terrestre,
llena de pedrerías y de oro...

[Viajero Mental, en traducción por Luis Oyarzún]

Blake vive para la Acción cuya finalidad ideal sería recuperar «el estado del mundo anterior a la Caída» [De la Paz]. [4] Sin embargo, este estado que anhela [nupcias de tierra-cielo] es dialéctico y lo dice: «sin contrarios no hay progreso». Es una de las razones por las que opone dialécticamente los artificios de amor y odio, hembra / varón, joven / anciana / de un modo que crea su propio sistema de librepensamiento, al tiempo que de paso condena la moralidad represiva, la explotación de los sexos, la tiranía religiosa (con el símbolo de Urizén, del libro del mismo nombre, 1795), la tiranía política y social de la Europa del siglo XVIII y con Orc, con el que nos da su «arquetipo del rebelde». [5]

La cosecha como fruto de alegría, en su causalidad, tuvo una etapa con dolor. El «recién nacido» nace para el dolor: «El fruto (...) fue sembrado en lágrimas amargas». «Es entregado a una mujer anciana / que lo clava tendido en una roca / y en copas de oro coge sus lamentos». El viajero mental siempre labora por su alma, buscando el oro y las pedrerías que hay en ella. El alma es realmente fuego («De fuego sólido ella es»); fuego mental que pasa por etapas de atadura, edades, expulsiones y cobijos. El viaje mental del alma, descrito por Blake, alude a la misma concepción platónica, a la que se añade esta especie de transmutación mágica de la Anciana / o bruja. Es en sus libros proféticos que veremos más originales símbolos: «En los denominados Libros proféticos, una serie de extensos poemas escritos a partir de 1789, Blake creó una compleja mitología personal e inventó sus propios personajes simbólicos, que reflejaban sus preocupaciones sociales» El poder de la palabra Los dos estados opuestos del alma son delineados alrededor de dos temáticas básicas: una que representa la inocencia; otra la experiencia, con la que la Acción está estrechamente ligada.

En la Acción, se puede disfrutar de la Naturaleza de modo esencial no simplista, ya que la acción intensifica la imaginación y la Naturaleza es la imaginación misma. Así lo dice en su Carta al Dr. Trustler [del 23 agosto de 1799], que es un poema de por sí: «El árbol que mueve algunos a lágrimas de felicidad, / en la Mirada de otros no es más que un objeto Verde / que se interpone en el camino. / Algunas personas ven la Naturaleza como algo Ridículo y Deforme, / pero para ellos no dirijo mi discurso; / y aun algunos pocos no ven en la naturaleza nada en especial. / Pero para los ojos de la persona de imaginación, / la Naturaleza es imaginación misma. / Así como un hombre es, ve. / Así como el ojo es formado, así es como sus potencias quedan establecidas». El Viajero Mental sabe que: «Dulce éxtasis los árboles producen para todos los que vagan en el desierto». Sabe que hay protecciones que no vemos: «Donde los corderos pastaron, andan en silencio / los pies de los ángeles luminosos; / sin ser vistos vierten bendiciones / y júbilos incesantes» [La Noche].

Así fue William desde chico, imaginativo, testarudo, independiente, apasionado. Alguien que para ser capaz de ver como desea [«the world in a grain of sand, And Heaven in a wild flower»], postula primero el deseo de abarcar el infinito, a través de la imaginación, hecho al que se refiere en este poema:

Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora.

Aquel que se liga a una alegría
Hace esfumar el fluir de la vida;
Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su camino
Vive en el amanecer de la eternidad.

Esta versión al español y su original inglés se halla en: Fragmentos de poemas de William Blake

William Blake leyó la poesía de Ben Jonson y Edmund Spenser. Desde niño, entró a una escuela de dibujo, a cargo de Henry Pars y más tarde de James Basire. Aprecia de la obra pictórica la exactitud clásica, como en Rafael, Miguel Ángel y Alberto Durero, artistas que en la época de Blake no gozaban ya de la popularidad de otros artistas a los que él no tendrá tan en alto. Artistas de moda. El muestra su independencia y especial sensibilidad con su crítica de arte. Blake teoriza hasta en sus poemas. «Allí se rebeló contra lo que consideraba como el estilo inacabado de pintores de moda como Rubens, defendido por Joshua Reynolds, primer presidente de la escuela... Con el tiempo, Blake empezó a detestar la actitud de Reynolds sobre el arte, especialmente su búsqueda de la verdad y la belleza general». [6]

Reynolds postula en sus Discourses que «la tendencia a la abstracción era la mayor gloria de la mente humana». Es la moda. Blake, en un escrito privado, lo rebate y dice que «generalizar es ser un idiota, particularizar es la única distinción del mérito». Sin duda, Reynolds es un representante de ese «ojo alterado que altera todo», con los sentidos «enrollados en sí mismo». El poeta cree en un Verdadero ver, no en especular sobre la abstracción. Sin embargo, cree que en la «extendida maraña» de la noche humana, plagada de sufrimiento, «confundida, perpleja y desesperada,oscura, cercada por tinieblas», la «hormiguita» humana, la «pequeña vagabunda», puede ser amparada. Esa hormiguita es el hombre: «¿Qué quejido humano convoca al guardián de la noche?» Sucesivamente, Blake lo transforma en una criatura auxiliada, reorientada. Si leemos en este contexto el poema Un Sueño de Blake se pueden entender muchos aspectos de su visión y su convencimiento de que como dice en los Proverbios del infierno: «Así como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias».

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escuché decir:
«¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oirán cómo suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mí?»

Compadecido, solté una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: «¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa».

Blake cree que los hombres, sin fe, autojustificados en su astucia, no admiten la existencia del ángel, del Anciano de los Días, de su padre interior. No desean ni convocar ni ser convocados. No dirán, en favor de una Nueva Jerusalén: «¡Dadme mi arco de oro ardiente! / ¡Dadme mis flechas de deseo! / ¡Traed mi lanza! / ¡Abríos, oh nubes! / ¡Traedme mi carro de llama!» Son seres sin Deseos y sin Acción y como a tales Blake los repugna: «Quien desea y no actúa engendra la plaga». A éstos que sólo se proveen a sí mismos, él los designa Zorros; pero, en contraposición, enaltece al León, a la energía del hacedor y el protector, a quien asocia a las «porciones de la eternidad demasiado grandes / para que las aprecie el ojo humano». Ese ojo humano es el ojo de los que ni luchan ni desean, de los apáticos que no aprenden de la «atareada abeja». A estos se les duerme la Espada en la mano. No aprenden del «rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado y la espada destructora», no aprenden del ave que hace su nido, ni la araña que forja una tela, ni del hombre que propicia la amistad. Son, pues, como el «condena a la trampa, no a sí mismo»; que se satisface con lo que su humanismo chapucero fabrica. Contrario al león, a quien Dios provee Su Consejo, la civilización envilecida es como una cisterna que contiene, mas las aguas de los manantiales fluyen. «El manantial rebosa», dice Blake. La intolerancia es típica de la Ley y la Religión, tal como la instruyen los Cuervos, los Zorros y las Aguilas. Son ellos los que a «... las prisiones (a) construyen con piedras de Ley; / (a) los burdeles con ladrillos de religión». O en otro de sus Proverbios: «el sacerdote lanza sus imprecaciones para los más dulces goces».

Para no aprender del Cuervo ni de los quienes no saben vigilar los frutos, como son la rata, el zorro y el conejo, para aprender de la Energía del Tigre, el León y el Caballo, para que el alma no sea la «cisterna» que contiene, ya que «del agua estancada», sólo se «espera veneno», es decir, para la pedagogía propuesta, Blake propone el «alma rebosante» con «dulce deleite» porque este tipo de alma deleitada, «jamás será profanada». Esta es el Alma que sabe vencer la Ira, como símbolo de pecado, o daño espiritual y sicológico. Es la Hefzibah: la Delicia. El dulce deleite alude a la amistad y la inocencia, aliada a la experiencia. El veneno que profana el alma es el Arbol Venenoso, tema de uno de sus poemas [A Poison Tree] y ese fruto venenoso del árbol es la Ira. La hermana astuta de la ira es la intolerancia. Nos recuerda que «El débil en coraje es fuerte en astucia». Y, como Blake gusta de simbolizar con animales y plantas las fuerzas poderosas, en la Naturaleza y el Alma, «the dark side of human nature», nos recuerda otro ejemplo de intolerancia cuando da el proverbio infernal: «El cuervo quisiera que todo fuese negro; el búho, que todo fuese blanco».

Af final de cuentas, es la recepción con gratitud del Genio poético, el don espiritual, lo que da las copiosas cosechas de las que nos habla en sus poemas. No es el dios de la razón y de los sacerdotes lo que bendice al hombre. No es la credulidad ciega. Es un Ver que el ojo humano menosprecia. Si bien Blake creyó en el Individuo en posesión de la habilidad activa de triunfar [«to achieve through themselves, not through the state or institutions»: Carol Rumens: Andrew Moore: Poems by William Blake / Commentary: Mock on, Mock on, Voltaire, Rousseau], pese a la refreno de la Iglesia y el Estado, o metafóricamente, Zorros, Cuervos y Aguilas, explica cómo se alían para suprimir el Espíritu individual, algo más que las potencias institucionales. Para Blake, como explica Andrew Moore, la imaginación es mayor al conocimiento que dan los sentidos y el conocimiento fáctico, racionalístico («but the spiritual was higher than imagination»). Y, con la imaginación puesta al servicio del espíritu, es que se comprende la paradoja del amor de Dios, su cuidado del Cordero y del niño [como en los poemas A Little Boy Lost y A Little Girl Lost]. y Dios transformándose en el Niño y el Cordero, el advenimiento de Jesús al Mundo.

Mas el Jesús que vence con sus poderes divino al Anti-Cristo, es un símbolo mayor de que la verdadera inocencia urge y es imposible sin la experiencia, transformada por la fuerza creativa de la imaginación humana. La experiencia necesaria es el descubrimiento interior del Padre, el padre oculto. El Anciano de los Días / el Gran Viento / sobre el que reflexionara e ilustrara para su poema Europa, una profecía (1794). Leído como una profecía, en su urgencia de comunicación, entendemos el por qué de sus premisas. De la experiencia, como un segundo estado, tras la inocencia, se nutre la dialéctica blakena, su anticipo de G. F. Hegel. Pero tampoco se crea que es una dialéctica de la Razón Pura, que endiosará la Historia. Es algo mucho más complejo.

El Anciano de los Días es el «mejor vino», «el más añejo», porque es la suma y totalidad de las edades; la «mejor agua, la más nueva», es la pedagogía de la imaginación. En Blake, el núcleo temático de esta irrupción de convivencia, en la experiencia, está significada con el matrimonio de Cielo e Infierno. ¿Qué es el cielo e infierno del hombre? El Cielo, por el que hombre / mujer / anhela, mienta el deseo de una vida esencial, ajena a la ira, la intolerancia, la opresión y lo gris. El gris no es el negro de una desesperación mortal y absoluta, pero no es compensante. El gris puede contener los espectros del elogio y residuales alegrías. Blake proverbializa diciendo que tales espejismos no son confiables. «Las alegrías no ríen»; «¡Los elogios no cosechan!»; las ignorantes plegarias, «no aran», no dan frutos. El león no es astuto ni exitoso si se limita a recibir los consejos del zorro o los perfeccionamientos de la rectitud de los racionalistas del proceso cognitivo. A los niños, en pobreza, no les da disciplina ni iluminación «la vara» en el Jueves Santo de San Pablo. La Caridad de las catedrales para «niños vestidos de colores y el color gris de los bedeles», niños de la orfandad, «Grey-headed beadles walk'd before, with wands», son sólo el «símbolo de tristeza, pena, melancolía», una «apariencia de felicidad no es real», porque no es «la misericordia de la misericordia, la bondad de las bondades, la raíz de nuestro Ser». Son estos mismos niños, robados de gozo y adoctrinados, por el «No lo harás» de las puertas de las Capillas [The garden of Love], los que más tarde se convertirán en adultos viciosos. Cotéjese la ironía con que está escrito The little vagabond:

Querida madre, querida madre, qué helada está la Iglesia,
pero la taberna es reconfortante, agradable y cálida;
además, sé perfectamente dónde me tratan bien,
aunque tal trato en el cielo nunca daría resuItado.

Pero si en la Iglesia nos dieran un poquito de cerveza,
y un buen fogón que reconforte nuestras almas,
cantaríamos y rezaríamos la jornada entera,
y ni una sola vez nos apartaríamos de la Iglesia.

De modo que el párroco podría predicar, beber y cantar,
y estaríamos todos felices como pájaros en primavera;
y la pobre dama abandonada, que siempre está en la Iglesia,
se libraría de niños peleadores, de ayunos y de latigazos.

Y Dios, regocijado como un padre que ve
a sus hijos tan afables y dichosos como él mismo,
ya no tendría más querellas con el Diablo o el Barril,
sino que lo besaría, y le daría tragos y vestimentas.

[The little vagabond / Original en inglés]


Blake aspira a darnos una profecía del Tiempo Venidero. Niños con poder e Ira Divina, como las de los «tigres de la ira» que «son más razonables que los caballos de la instrucción». El Caballo que Blake aquí mienta es el Comportamiento Diseñado, teja abajo. Por ejemplo, su idea de que la religión organizada / la Iglesia Católica y ortodoxa inglesa de su tiempo / sus Capillas y sacerdotes / ocasionan la represión contra «naturalness of sexuality and natural desires». Esta observa y predica con los el ojo malvado de Efron y no con los ojos puros de Abraham. El servicio divino endulza la realidad a la que, repetidamente, Blake asocia lo Natural (de la funcionalidad de Nariz, Ojos y Oídos, así como la procreación misma) con lo espontáneo, inocente y lúdico de la niñez y los corderitos, cuando como poeta utiliza su simbología fabuladora. Así, por ésto, en Cantos de la inocencia (1789), hay el texto The Echoing Green que describe los sonidos alegres e imágenes de los niños que juegan al aire libre, en los patios Es un poema que contrasta el comportamiento diseñado que destruye la percepción del gozo en el Verdor para imponer lo Gris.

El color verde es un símbolo del gozo, la fertilidad y la inocencia, al que Blake acude a menudo. Representa la fuente de la teshuvá, el potencial de la individualidad y la bendición divina. El verde es vida que endulza la realidad. Dios que comunica la Naturaleza en movimiento y su unicidad con todas las almas y criaturas, a través de esas imágenes. Claro está, la Naturaleza sin el hombre que la discierna no es verde. Es gris. En el fenómeno de lo femenino es que el hombre se ata al misterio de la tierra, como una pradera, o un jardín. El viajero termina el rumbo de su deambular y halla la Virgen, descubriendo el proceso la Estrella, el Girasol más allá del tiempo del hastío y el dolor, la noche. Con la mujer, el hombre comprende lo edénico. Este es el mensaje de su pintura Woman Clothed in Sun (1806-1809) y The Great Red Dragon. Blake no es un santurrón puritano. Y a quien rechaza la exuberancia de la belleza y la sexualidad lo llama puritano. En este aspecto, difiere con John Milton y de quien dijo que estuvo «of the Devil's party without knowing it». El Diablo / el Adversario / es aquel que sofoca la existencia de Delicia, el que obstruye su Copiosa Cosecha. Vil y perverso es el que bloquea la Nariz, Ojos y Oídos y moldean con crueldad el corazón. El poema que Blake dedica A Tirzeh no puede ser más elocuente:

Procreación: entonces, ¿qué tengo yo que ver contigo?
Los Sexos brotaron de la Vergüenza y el Orgullo,
resoplaron en la mañana; sucumbieron al atardecer,
pero la Misericordia transformó a la Muerte en Sueño:
los Sexos se irguieron para trabajar y padecer.
Tú, Madre de mi parte Mortal,
con crueldad modelaste mi corazón,
Tú, Madre de mi parte Mortal,
con crueldad modelaste mi corazón,
y con lágrimas falsas y embaucadoras
bloqueaste mi Nariz, mis Ojos y mis Oídos.

Tapaste mi Lengua con insensible arcilla,
y me entregaste a la Vida Mortal.
La muerte de Jesús me liberó:
Entonces, ¿qué tengo yo que ver contigo?


[A Tirzah. To Tirzah]

¿Es este comportamiento fundamental, siendo mundano? Blake dice que, en cuanto predecible y localizado como «la bendición relaja», pero, sin determinar una ultimidad compensadora. Mas vale lo que condena en la tierra, o en la historia en la «cabaña terrestre», rompiendo hipocresías, ya que estimula a reconocer la Verdad necesaria, que la incertidumbre del conocimiento insuficiente. El secreto de la fe simple trae a la presencia del Infinito en lo finito, a la taavá que está por encima de la razón y la lógica, aspectos estos últimos que Blake nombra como la «instrucción de los caballos». A través de los Zoas, como «God-like imaginary creatures», Blake nos introduce al mundo de la Eternidad y de la Virgen joven, la «juventud ardiente de deseos» bajo el Sol, a la resurrección del sentido perdido del propósito y la dirección, que no ha sido profanado ni domesticado como un caballo por las pasiones del orgullo y la vergüenza. Con el título ¡Ah, Girasol! hallamos el poema siguiente:

¡Ah, girasol! Hastiado del tiempo,
contaste las pisadas del Sol,
y buscaste aquel clima dulce y dorado
donde concluye el rumbo del viajero:
allí donde la juventud ardiente de deseos,
y donde la Virgen joven amortajada en nieve,
se levantan de sus tumbas y anhelan ir
hacia donde mi girasol desea llegar.


Del descubrimiento de la Ley de Gravedad por Newton a la aparición de filosofías neo-naturalistas y mecanicistas, se ha abierto paso a la franca postulación del ateísmo (como espíritu de Rebelión / División / que Blake representa con Orc) y la relatividad moral (la razón objetiva, Urizen). El dualismo filosófico entró en una etapa de cuestionamiento. Llega a pensarse que no hay Espíritu y que los seres humanos son meros engranajes de una Gigantesca máquina y, en cuanto ésto puede ser cierto, en gran parte, somos Criaturas por nuestro entrenamiento y condicionamiento ambiental. Un postulado que cuajará con el futuro el conductismo sicológico de B. F. Skinner y la sociobiología que hasta hoy postula que «la fundamentación última de la existencia de una persona es la preservación o el progreso de los genes de esa persona». El naturalismo, en rigor, materialismo, llega inclusive a incidir en las religiones. Blake, el visionario y discernidor filosófico, evalúa las implicaciones de todo ello. Observa a los burlones del Espíritu dando a la concepción de lo espiritual por último consuelo una ética de la emoción, cuya teorización inicial comienza con David Hume cuando concluye que: «Nada es literalmente bueno o malo: estos términos son simplemente la expresión de la emoción». El conocimiento está limitado a las impresiones de los sentidos, a los fenómenos observables, y éstos son los que dan como reflejo las emociones. Lo que no es experimentable por los sentidos no existe. Lo metafísico no tiene sentido.

Para hablar del Bien o el Mal, se requiere una observación objetiva y que se verifique empíricamente. No es posible una discusión racional sobre la moral. Entre los burlones a los Blake estudia están los mencionados en su poema «Mock On, Mock On, Voltaire, Rousseau»; pero no se le escapan ni Demócrito ni Newton. Blake sostiene que hay una ética que incluye la santidad, la bondad y la verdad, pero que no proviene de la imperfección o limitaciones de los sistemas de moral (relativismo cultural, situacionismo, conductismo y emotivismo), conocidos y sustentados por la Religión, la Ley y el Establecimiento Intelectual, ciencia y filosofía de ese tiempo convulsivo. El hombre es un ser moral que, a diferencia de los animales, a los que Blake les admite cierta personalidad y capacidad sintiente, naturaleza emocional, tiene consciencia de su naturaleza espiritual. Blake admite aún más. Los principios morales, de origen divino, tienen continuidad histórica, mas no constituyen un legalismo. Para cumplir con tales leyes divinas, morales al mismo tiempo, se requiere el Consejo del Espíritu Santo, muchas veces referido por Blake como el Genio. O el Anciano de los Días, motivo bíblico que proviene de una Visión de Daniel, narrada en el Libro de Revelaciones, el Apocalípsis.

Blake se interesa en rescatar la visión del Anciano de los días con su pintura de 1794, enfrentando la imaginación (Los) y Orc. El Anciano es el propio Urizen que traza a compás la jaula en la que la Imaginación es atrapada. La Jaula de la Razón es la culminación del proceso satánico, separación de la fe y su misterio, que es la Centralidad de la Imaginación (Los) por la meditación profunda en completo silencio. Este silencio es la sumisión o humildad a la Visión Celestial (el Genio). Los místicos cabalistas hablaban sobre el secreto del Jash («silencio») o del jashmal. Secreto o silencio porque la percepción de la fe es algo que Dios puso en Su lugar oculto en la oscuridad. La absolutamente oscura Esencia de lo divino es fe, lo que existe, pero que aún no ha sido probado. Mas en su momento, lo imaginado saldrá a la luz. Ese advenimiento a la luz de Quien es el verdadero Arquitecto del Mundo se materializa cuando el hombre rompe las Jaulas de la Razón y vence a su propia y orgullosa rebelión (el Orc). Entonces el oscuro Urizen se muestra tal cual es y habla al hombre. Esta es la comunicación de la unicidad y es por el hablar. Hablar que rompe el Silencio.

El hablar / comunicar / filosofar / auténticamente divino, según lo concibe Blake, es integrativo y unitivo. No separa las fuerzas de Urizen y Los, de modo que «la razón sin la imaginación es algo estéril, mientras que la imaginación, sin la razón, se convierte en puro sin sentido». [Angeles Santos: Un Mundo] Este hablar, e inclusive este abrir y leer del Libro de la Unidad y del fin de la Rebelión, está representado por el Trono del Juicio y el Tribunal descrito en el Libro de Daniel, según cual su visión el Anciano de los Días (Dios; Urizen) «se Sentó, y los libros fueron abiertos». [Daniel 7:9] Los «libros abiertos» no son un listado de pecados humanos, como enseñara la Iglesia, ni son los nombres de criaturas condenadas, nombres de los pecadores. En el Trono del Juicio lo que se abren son las verdades ocultas; las revelaciones de las que el hombre ha de participar el día que se rompa la Jaula de la Razón.

El profeta Daniel describe el Trono «como llama de fuego»: un carro, con ruedas ígneas, en movimiento y «un río de fuego (que) procedía y salía de delante de él». Esta referencia a «la corriente que fluye, la fuente de la sabiduría» son las aguas del un río que no tienen fin: la supraconciencia como el punto de sabiduría o comprensión revelada. El alma es la corriente que fluye, el origen de la sabiduría, pero el alma, como cisterna estancada, contiene, hace las aguas perversas. Las aguas malvadas son las pasiones falsas y externas. Los cabalistas interpretan que existe una conexión entre dos fuentes, llamando a una la «cerrada» y a otra la «abierta». El alma enjaulada en la Razón es la fuente cerrada, que se resiste a conocer su raíz y el poder del cambio. La apertura significa dejar fluir, cambiar. Comparar el Trono del Juicio con la hora de abrir el «libro cerrado», asemejarla a un carro en movimiento, con ruedas de fuego, es señal del Cambio («shinui», en el hebreo de los cabalistas). El fuego del Trono es el Juicio a un proceso de cognición humana que separa a Urizen y Los de modo tal que el hombre deja de entender que la raíz de su alma no es imperfección y tiene un origen divino. Blake cree que el Alma / Cerebro Humano / es un árbol divino que ha caído y crecido en el Engaño, la Crueldad y el Egoísmo. Sin embargo, en un poema como The human abstract / Resumen humano, pese a su pintura ingrata del transitar humano entre las «sombras lúgubres de Misterio», visualiza la humildad como la herramienta que puede devolver al hombre su participación en el Arbol de su divinidad, en El país de lo sueños y con el contacto del Anciano de los días (que es la visión unitiva de Urizen) y quien da la constancia de la perfección del Alma.

No existiría la Piedad
si no hiciéramos pobre a alguien;
y no haría falta la Misericordia
si todos fuesen tan dichosos como nosotros.

Y el miedo recíproco trae paz,
hasta que el amor egoísta se incrementa:
entonces la Crueldad arma su trampa
y esparce sus cebos con cautela.

Se instala con santos temores,
y riega con lágrimas la tierra;
entonces debajo de sus pies
echa raíces la Humildad.

Rápido extiende sobre su cabeza
sombras lúgubres de Misterio;
y la Oruga y la Mosca
se nutren de tal Misterio.

Luego crece el fruto del Engaño,
rubicundo y dulce al paladar;
y el Cuervo su nido instala
en el ramaje más tupido.

Los Dioses de la tierra y el mar
escrutaron la Naturaleza para hallar tal Árbol;
pero la búsqueda fue toda en vano:
crece uno en cada Cerebro Humano.

[The human abstract / Original en inglés]

La humildad como perrequisito para disfrutar de la protección / orientación del Padre interior / no es sumisión en el sentido puritano que instruyen los Cuervos del Engaño. Es meditación profunda y paz. El secreto de Jash (el Silencio). Es en esta auto-anulación en el silencio de la meditación que el Alma experimenta que una parte de sí reside paralelamente en los Mundos Superiores y que puede estar en permanente contacto e interactuando con la Realidad Superior con la octava física y la Llama de la Sabiduría, unida al Carbón de la Esencia Divina. El oscuro carbón (el oscuro Urizen) en su interior tiene una llama invisible, sólo visible si es encendida con el fuego de la imaginación. Como la fe es la invocación o deseo de la «llama interna», oscura e invisible de Urizen, como presencia latente del poder de cambio, la Visión de Daniel es un relato sobre la «llama exterior» y un estado de movimiento y cambio continuos en la Consciencia.

La imaginación es también un diálogo con los misterios de lo inmutable, lo potencial y lo cambiante. Unirse a Urizen es participar del poder de cambio, dentro de lo inmutable, verse como la llama que se une al carbón en un proceso de cambio acelerado del futuro hacia lo inmutable. Dios es lo que nunca cambia, el misterio del poder que causa todo movimiento. El poema The land of dreams [El país de los sueños] es escrito por Blake para exponer que somos como niños dormidos al que un Padre / Madre / protege y orienta. Este padre representa la experiencia con el Anciano de los Días, el que nos despierta, cuando lo que soñamos nos causa tristeza y ansiedad. Es el padre con la misma experiencia de su hijito que, en su inocencia, no entiende el tiempo cósmico que nos densifica en un presente. El padre sabe que la sociología de ese presente es indeseable: la orilla hacia el futuro no ha cuajado para ambos. Lo que el niño no entiende es que la experiencia de lo natural: el múltiple fenómeno finito de tiempo y espacio.

El niño es la representación del Alma, cuyo ideal es el regreso a la Tierra de los Sueños y comienza a participar del peor de los escollos: la incredulidad y el temor.

¡Despierta, despierta, mi pequeño!
Tú eras la única alegría de tu madre;
¿Por qué lloras en tu sueño tranquilo?
¡Despierta! Tu padre te protege.

«Oh, ¿que tierra es la Tierra de los Sueños?
¿Cuáles son sus montañas, y cuáles sus ríos?
¡Oh padre! Allí vi a mi madre,
entre los lirios junto a las bellas aguas».

«Entre los corderos, vestida de blanco,
caminaba con su Thomas en dulce deleite.
Lloré de alegría, como una paloma me lamento:
¡Oh! ¿Cuándo volveré allí?»

«Querido hijo, también yo junto a ríos placenteros,
he caminado la noche entera en la Tierra de los Sueños;
pero por serenas y cálidas que fuesen las anchas aguas,
no pude llegar hasta la otra orilla».

«¡Padre, oh padre! ¿Qué hacemos aquí
en esta tierra de incredulidad y temor?
La Tierra de los Sueños es mucho mejor, allá lejos,
por sobre la luz del lucero del alba».

[The land of dreams / Original en inglés]


Parte II: William Blake y la experiencia terrenal




Notas bibliográficas

[1] Emily S. Hamblen, The Great Crisis In The Life Of William Blake [Kessinger Publishing, LLC (1995), (2006)] 408 ps..Hay elogios de W. B. Yeats para Blake, en: The Collected Works of W. B. Yeats. 2007, p. 85, comentando como el poeta y el pintor representan la imaginación «as the body of God». Cree Blake en una imaginación corporal. El cuerpo es una extensión del alma que deriva del discernimiento de los sentidos. Ver además: Casdeiro, «William Blake, el poeta alucinado», Synapsis E-zine, No. 28, agosto de 1997, p. 1-5. Benjamím García dedica un comentario de atención a la aparición de seres bíblicos del Antiguo Testamento y los diálogos frecuentes con ellos para explicar la productiva y original imaginación de Blake. Estos seres «pasan a ser una constante vigilancia sobre su vida, muy productiva por lo demás», en: William Blake, el Loco

«En 1800 el poeta se trasladó a la ciudad costera de Felpham, donde vivió y trabajó durante tres años, bajo el patrocinio de William Hayley. Allí llevó a cabo profundas exploraciones espirituales que le prepararon para sus obras de madurez, las grandes épicas visionarias escritas y decoradas entre 1804 y 1820. Milton (1804-1808), Vala o Los cuatro Zoas (es decir, aspectos del alma humana, 1797; reescrito después de 1800) y Jerusalén (1804-1820) no poseen ni los argumentos ni los personajes ni la métrica tradicionales, y sus versos libres, de carácter retórico exigen nuevos modos de lectura. En ellos permanece omnipresente la visión de un tipo nuevo y superior de inocencia, la del espíritu humano triunfante sobre la razón»: El poder de la palabra

[2] «Preface», en Milton, en: Blake (ed. Richard Wilbur, The Laureal Poetry Series, Dell Publishing Co., Inc., New York, 1968), p. 123. Con el título Canciones de Inocencia y de Experiencia, hay una edición en español de Ediciones Catedra S.A.; 4ta edición (Abril 1996, 175 páginas). Vid. Blake (ed. Richard Wilbur, The Laureal Poetry Series, Dell Publishing Co., Inc., New York, 1968), p. 111. La edición crítica sobre las relaciones del arte pictórico y sus mensajes poéticos sustandores ha sido publicada como Blake's Poetry and Designs (ed. W. W. Norton & Company,1979) . 618 ps., con ensayos de John E. Grant y Mary Lynn Johnson. Los autores advierten que los poemas de Blake no deben leerse tratando de «imponer lo que se quiere ver en ellos, sino dejarlos hablarnos y tal vez encender nuestra propia chispa de imaginación», como Blake provocara con su influencia en poetas como Yeats, Allan Ginsberg y muchos otros. Alegan que se pierde la esencia cuando se trata de ordenar el vívido cosmos de energía de la mente humana con arquetipos perfectos congelados, con intención simplificadora. Vid. cf: Chester G. Starr, A History of the Ancient World (Oxford University Press, New York, 1991). El escepticismo y la decadencia moral se hizo mayor en los primeros decenios del Siglo XVIII. El metodismo y el evangelismo estaban a las puertas. La monarquía perdía su prestigio y, aunque el Congreso de Viena de 1814 y 1815 añadía nuevas posesiones coloniales al Imperio Británico no resolvía la agitación social y los problemas económicos internos. En los «cantos de la experiencia» de Blake el clamor y el lamento ya proviene de las masas empobrecidas («the slumberous mass»).


[3] Mary Wollenstonecraft ha sido considerada la Madre del Feminismo, o una de las primeras entre ellas, por si largo ensayo, A Vindication of the Right of Women, idea en la que siendo hombre, Blake no fue ajeno. Ella se movía en los mismos círculos que Thomas Paine, Joseph Priestley, Samuel Coleridge, William Wordsworth, William Blake y William Godwin.

[4] Jorge de la Paz. William Blake y los Proverbios del Infierno. Vid.

[5] Ibid.

[6] Ruthven Todd, «Introduction», en: Blake (ed. Richard Wilbur, The Laureal Poetry Series, Dell Publishing Co., Inc., New York, 1968), p. 126-27, 153. Hay una colección de Blake: Poesía Completa [Edición Bilingüe. Ediciones 29, 1980, Barcelona]. Blake's Annotations to The Works of Sir Joshua Reynolds. UGA., ps. 1-42.

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