
El también abogado cual político desmemoriado por conveniencia, el señor Mejía vuelve con el mismo discurso y con las mismas promesas, creyendo, vanamente agrego yo, que el pueblo dominicano ya olvidó la tragedia económica, social y política que él le provocó a este pueblo durante su período de gobierno 2000-2004.
Puntualizó el economista que del 2000 al 2004, el señor Hipólito Mejía aplicó un incorrecto de modelo de política económica que engendró un tsunami de dimensiones colosales que destruyó la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico, desatando los monstruos de la inflación y provocando la destrucción de 600 mil empleos, con lo que sumió en la miseria y en la pobreza más espantosa a millones de dominicanos.
Agregó el también abogado y político que otra consecuencia de su errado modelo de política económica fue haber creado y haber manejado de manera incorrecta e irresponsable, violando el ordenamiento jurídico establecido, la más funesta y desastrosa crisis bancaria que ha vivido el país en toda su historia.
El déficit cuasifiscal y la deuda cuasifiscal son la expresión más elevada de las implicaciones del mal manejo de la crisis bancaria que aún laceran profundamente la vida de este país. Todavía el pueblo dominicano está pagando y seguirá pagando por décadas las consecuencias dantescas del pésimo manejo de esta crisis bancaria por parte del gobierno que presidió Hipólito Mejía.
Otra impronta o cicatriz que ha manchado para siempre el gobierno de Hipólito del 2000 al 2004 fue haber abierto de manera díscola e irresponsable las compuertas del financiamiento externo. En sentido general, los recursos provenientes del endeudamiento externo fueron a parar al barril sin fondo de la corrupción.
Adujo el doctor Peña que también el gobierno del señor Hipólito Mejía fue un infierno de inseguridad, de tal manera que el narcotráfico, la delincuencia común y la delincuencia de cuello blanco campearon por sus fueros.
Entonces, el señor Hipólito Mejía es un candidato no creíble, en otras palabras, el océano de la falta de credibilidad inunda toda su vida como político.
Finalmente, el doctor Peña argumentó que el pueblo dominicano no es masoquista para decidirse por una opción que lo único que garantiza es el retorno al infierno y al cementerio.
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