Monday, May 2, 2011

Habitantes de Abbottabad asombrados por presencia de Bin Laden

ABBOTTABAD, Pakistán, (AFP) - La muerte de Osama bin Laden en una mansión opulenta y ultraprotegida de Abbottabad asombró a los habitantes de esta bonita ciudad de Pakistán, a quienes aún les cuesta creer que el hombre más buscado del mundo vivía a la vuelta de la esquina y relatan, temerosos, los pormenores de la operación comando norteamericana. "No tenía la menor idea de lo que pasaba ahí", dice Wassem a la AFP, no muy lejos del lugar donde un comando norteamericano mató al fundador de Al Qaida. "Es un barrio muy tranquilo, el más apacible" de la zona, agrega al referirse al lugar donde estaba la casa de tres pisos, de altos muros con alambres de púa. Un sastre de la localidad, Ejaz Mahmud cuenta por enésima vez el asombro que le produjo ver "una gran bola de fuego descender del cielo" al comienzo del ataque, poco después de medianoche. La sorpresa fue mayor aún cuando los habitantes de esta ciudad con reminiscencias coloniales vieron en la televisión al presidente estadounidense Barack Obama anunciar que Bin Laden había muerto en su domicilio de Abbottabad. "Nos sentimos deprimidos. Nos sentimos preocupados por nuestra ciudad, que de golpe se convirtió en el centro del mundo", agrega Mahmud. "Se oían sirenas, gente que gritaba y luego las llamas... Todo el mundo tiene miedo", dice agrega. Como la mayoría de los habitantes, el sastre no envió a sus hijos a la escuela. "La policía y las fuerzas de seguridad cercaron el barrio y no tenemos derecho a salir", explica. La mansión que albergaba a Bin Laden, adyacente a un campo sembrado de patatas, está situada en un vallecito poblado de eucaliptus. El muro de protección de la casa, de cuatro a seis metros de alto, era custodiado por numerosos policías y soldados. Uno de ellos, de guardia a unos 300 metros del lugar, sigue manifestando su incredulidad. "¿Bin Laden aquí? No lo creo, nadie cree", dice. "Nos llamaron a las tres de la mañana, dos horas después de que terminara la operación. No sabemos que pasó", dice el policía que se niega a dar su nombre. "¡Todo es una comedia!", concluye enfático. Mahzar Ahmed, 40 años, asegura que la mansión es gigantesca y que un cable eléctrico corría a lo largo de los altos muros de la propiedad evaluada en un millón de dólares por una televisión paquistaní. Otros habitantes describen un techo lleno de antenas y muros con muchísimas cámaras. Doce horas después del ataque, desde lejos, se podían ver a militares intentar apagar el incendio de la casa. Un periodista de la AFP vio cinco camiones del ejército paquistaní llevarse los restos de un helicóptero que Estados Unidos reconoció haber perdido en el ataque debido a un desperfecto mecánico. "En ningún momento ni siquiera en los momentos más locos hubiéramos imaginado que Osama bin Laden estaba ahí", dice emocionado Aurangzeb Jan, un taxista del lugar. "Se parece a un film o a una especie de juego que juegan Pakistán y Estados Unidos", agrega un poco dubitativo.

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