Por Juan Eduardo Lenscak
Todo  el cautivador discurso de Ricardo Buryaile en el programa “Cable a  Tierra” emitido por canal 11 Lapacho, en la víspera del día nacional de  la memoria, la verdad y la justicia,  se desvaneció por un  acto fallido que demostró la endeblez de los planteos. El flamante  candidato a gobernador por el radicalismo formoseño, sin caer en la  cuenta de sus dichos, expresó que no usaría el espejo retrovisor, que le  interesaba solamente la construcción del futuro, y el mirar para  adelante.Fue  precisamente a pocas horas del 24 de marzo, cuando todo el país, por  imperio de una ley nacional, como expresión de una política de estado,  haría un alto en sus actividades para reflexionar sobre lo sucedido  durante la última dictadura cívico militar.La  expresión no pudo ser más elocuente para expresar una realidad tan  densa como la vivida por el pueblo formoseño. Para los representantes  del tradicional modelo de exclusión de las mayorías, no les conviene  mirar para atrás; deben imperiosamente mirar para otro lado, y borrar la  historia. Como decía Rodolfo Walsh “nuestras clases dominantes han  procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan  doctrina, no tengan  héroes y mártires. Cada lucha debe  empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores” En este caso, el  mensaje subliminal de este novel candidato político y veterano referente  del sector ganadero nacional y provincial, es el mismo que denunciara  Walsh,  cuando desde los medios televisivos se invita a  dirigir la mirada solo hacia el futuro sin recalar en lo sucedido en las  décadas inmediatas anteriores.Quizás no quiera que se sepa quiénes fueron     los miembros del gabinete del gobierno del jefe de una asociación  ilícita que cometiera aberrantes delitos de lesa humanidad durante su  gestión como gobernador. Ni que se sepa que pertenecían al mismo partido  que hoy lo postula a la primer magistratura provincial, que permitiò la  aplicación de la ley de prescindibilidad por la cual se podía echar de  la administración pública a cualquier empleado, sin derecho a reclamo  alguno. Que avalaron el destierro de numerosas familias de campesinos  por el coronel López, quien a discreción usó topadoras, incendios e  intimidaciones de todo tipo para lograr el desalojo de las parcelas  ocupadas por pequeños y medianos productores agropecuarios para  profundizar el proceso de concentración de tierras en pocas manos. Que  asesoraron para la redacción del código de faltas y del estatuto del  empleado público que aún están en vigencia. Que miraron para otro lado  cuando se torturaba, se empalaba, se secuestraba, se cambiaba la  identidad de recién nacidos, y se hacía desaparecer a militantes, en su  mayoría jóvenes comprometidos con su pueblo. Eran parte de ese gobierno.  Eran cómplices políticos, sin eufemismos.Los  apellidos de reconocidos referentes del partido que actualmente  promueve la candidatura de este patrón de estancia con look de  empresario exitoso, se pueden encontrar no solo en la titularidad de  ministerios del poder ejecutivo, sino también en el superior tribunal de  justicia en épocas cuando gobernaba el actualmente condenado en calidad  de jefe de una asociación ilícita, por delitos de lesa humanidad, Juan  Carlos Colombo. El  “espejo retrovisor” del que reniega Buryaile, si se lo utiliza, quizás  muestre también cuál es el origen de las tierras que en la actualidad  cuentan como propiedad numerosos adalides de la democracia, la  transparencia, y la institucionalidad. Y quizás también, salgan a la luz  las profundas contradicciones en las que incurren en su prédica  mediática, cualquiera sea su declamada identidad partidaria. Otro  exabrupto que puede compararse con la renuencia a mirar hacia atrás y  reconocer las estrechas vinculaciones con los sectores oligopólicos de  este mismo agrodiputado fue el de plantear la disolución del Congreso  Nacional si votaba a favor del proyecto de retenciones móviles. No por  casualidad coinciden los mismos intereses corporativos, con planteos  similares a nivel político expresados en el grado máximo con las leyes  de la impunidad.Esta  actitud de negar el pasado, de no hacerse cargo de las  responsabilidades históricas del sector ganadero al que representa el  candidato, y de cargar las tintas solo en los errores cometidos en  democracia por el oficialismo, parece no tener otra finalidad que la de  ocultar los horrores del modelo de exclusión que hoy vuelve sobre sus  intereses, preparándose para la próxima contienda electoral. En  el acto realizado por H.I.J.O.S. regional Formosa, la Comisión por la  Memoria, la Verdad y la Justicia, y la Cátedra Abierta de Derechos  Humanos de la Universidad Nacional de Formosa, en la plaza San Martín,  el pasado 24 de marzo, con participación de numerosos jóvenes, esta  recuperación de la memoria, contrariamente a lo planteado por el  estanciero candidato a gobernador, se plasmó en propuestas concretas que  se presentaron como compromiso militante. Allí, quien suscribe, en  representación de los organizadores del evento,  planteó  puntual y formalmente solicitar al gobernador que se quite el cuadro del  genocida Colombo y en su lugar se coloque su nombre y la inscripción:  “condenado por delitos de lesa humanidad” para no equiparar su imagen  con la de los gobernadores más respetuosos de la institucionalidad. Las  generaciones venideras, de esta manera, podrán recordar comparativamente  y valorizar en su justo término cada gestión. En la nota abierta -que  ya está circulando- para la firma de los formoseños que acuerden con el  tenor de la solicitud,  se incluye el pedido que la provincia se presente como querellante en las causas judiciales por delitos de lesa humanidad.  También  se incluye la conversión del ex centro clandestino de detención de “La  Escuelita” en espacio de la memoria; y la solicitud de la oficialización  del nombre “Memoria, verdad y justicia” a la EPES Nº 91, propuesto por  la propia comunidad educativa de dicha institución escolar. 
La propuestas de recuperación de la memoria, y de utilizar el “espejito retrovisor” también alcanzó a la legislatura provincial, ya que se anunció en el acto, el compromiso de las agrupaciones presentes de elevar un anteproyecto de ley de reconocimiento y reparación del daño ocasionado a los campesinos desterrados por el coronel López, y el de inhabilitación para ocupar cargos públicos provinciales a los ex funcionarios de la dictadura. Puede que los predicadores de la amnesia colectiva, quizás proyectando su propio encono por la desnudez y la exposición pública de sus proyectos íntimos, que afloran en sucesivos exabruptos, llamen rencor a la invocación de la memoria y solo acudan a la descalificación personal para responder a estos planteos. Lo cual es entendible. Se trata de un sector que se siente acosado por la “barbarie”, el “aluvión zoológico”, o “la negrada” que no tiene a su juicio, la entidad suficiente para emitir su opinión ante los representantes de las grandes corporaciones empresariales del país. Lo positivo de todo es que la democracia permite recordar en voz alta a quienes han experimentado las mayores crueldades del modelo de exclusión, reconociendo a sus autores militares y también a sus cómplices civiles, y por otra parte permite entender las consignas juveniles que hoy como ayer, demandan mayor protagonismo, queriendo saber de qué se trata, y planteando, como lo hicieron en la plaza San Martín, precisamente este 24 de marzo, que “sin memoria no hay futuro”.
La propuestas de recuperación de la memoria, y de utilizar el “espejito retrovisor” también alcanzó a la legislatura provincial, ya que se anunció en el acto, el compromiso de las agrupaciones presentes de elevar un anteproyecto de ley de reconocimiento y reparación del daño ocasionado a los campesinos desterrados por el coronel López, y el de inhabilitación para ocupar cargos públicos provinciales a los ex funcionarios de la dictadura. Puede que los predicadores de la amnesia colectiva, quizás proyectando su propio encono por la desnudez y la exposición pública de sus proyectos íntimos, que afloran en sucesivos exabruptos, llamen rencor a la invocación de la memoria y solo acudan a la descalificación personal para responder a estos planteos. Lo cual es entendible. Se trata de un sector que se siente acosado por la “barbarie”, el “aluvión zoológico”, o “la negrada” que no tiene a su juicio, la entidad suficiente para emitir su opinión ante los representantes de las grandes corporaciones empresariales del país. Lo positivo de todo es que la democracia permite recordar en voz alta a quienes han experimentado las mayores crueldades del modelo de exclusión, reconociendo a sus autores militares y también a sus cómplices civiles, y por otra parte permite entender las consignas juveniles que hoy como ayer, demandan mayor protagonismo, queriendo saber de qué se trata, y planteando, como lo hicieron en la plaza San Martín, precisamente este 24 de marzo, que “sin memoria no hay futuro”.


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