Friday, December 24, 2010

Carlos López Dzur / Carlancas / Aforismos


Prefacio / A las Carlancas

Todos mis libros de poemas están previamente contenidos y organizados, para su creación, como cuestión de planeamiento y método, por reflexiones filosóficas. Mis poemarios no son espontáneo flujo de palabras, sino verbalizaciones acomodadas a intencionalidades que doman el lenguaje. En mi concepto, el lenguaje y todos los símbolos son la materia prima que el Ser pastorea cuando lo vive, o habita. Esta afirmación es una coincidencia filosófica con Heidegger. La bestia es el lenguaje, en su forma bruta; el Espíritu en la bestia es el Ser que instruye a la bestia y la pre-comprende. El poeta es el Pastor de la materia prima en lo salvaje del habla. Espiritualizar la bestia es zorrearla.

Los aforismos han sido mis libretas de notas sobre mis meditaciones y ocurrencias. Son mis antiguos diarios de adolescente. Notitas de enamorado, confesiones secretas, aún no compartidas. Son los apuntes que, al margen de notas académicas, siendo ya universitario, hice en las clases de filosofía. Son mis críticas a lo escuchado en tales clases o son mi reacción espontánea, con fervor admirado o asombro, por lo que dijo el maestro. Son las parrafadas que no enseñaré a él. Son, en suma, admiraciones o desacuerdos. Puede, en cuanto notas al margen, que sean el material bruto de un verdadero filosofar, pero, en cuanto a los poemarios, son una depuración de lo que haré con el lenguaje y con los silencios.

Si bien el libro El zorro y sus carlancas fue el primero al que apliqué el concepto de zorrez, rescatando la apreciación nietzscheana sobre la existencia de una «sana sabiduría animal», el concepto de carlancas / o collar protectivo / lo he aplicado como un sello personal de individualidad para repudiar irónicamente el sentido de domesticación, o subyugamiento. O lo que es lo mismo: adoctrinación. Si una carlanca proteje (y no es una soga al cuello, ni correa que refrene al cánido en su movimiento o su voluntad), que mi correa o carlanca sea el otorgamiento o premio de aquel que es el mentor, el auspiciador, quien más te ama y tiene que enseñarte.

Diría pues que la parte más filosófica de mis libros es para olfatear lo que está en mis aforismos y que, sin embargo, como fuentes sutiles, no está en los poemarios porque el lenguaje del poema los sirve con aromas distintos que han de procesar los lectores. Según sean las memorias que evoque del texto que sirve en mi proceso de Pastoreo.

Estas Carlancas son la historia crítico-filosófica de todos mis poemarios. Antes las llamé el Cedazo / o el Filtro.

[Carlos López Dzur, a quien en algún momento de su vida, sus compañeros y conocidos lo apodaban por choteo como Carlancas, o Carlangas Langas].

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INDICE

Dedicatoria / A Lourdes

Parte Una
Carlancas / El zorro y sus carlancas

Parte Dos
Carlancas / Lope de Aguirre y los paraísos soñados

Parte Tres
Carlancas / El hombre extendido

Parte Cuatro
Carlancas / Memorias de la contracultura

Parte Cinco
Carlancas / Teth, mi serpiente

Parte Seis
Carlancas / Tantralia

Parte Siete
Carlancas / La casa

Parte Ocho
Carlancas / El libro de anarquistas

Parte Nueve
Carlancas / Heiddegerianas

Parte Diez
Carlancas / Las zonas del carácter


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Ver las Carlancas (o la Parte de este libro en la tercera parte / Guaridas y resistencias de El zorro y sus carlancas. Libro colocado en la internet. La casa es el primero de mis libros (antes titulado Hazel / Compañera. Como libro escrito en mi adolescencia, no me satisfizo al crecer. Salvé los poemas buenos, pero el libro lo quemé. Una de las erratas fue significativa: en la contratapa, el impresor no corrigió mi nombre. En vez de Carlos decía... eso, éso... carla(n)cos López...



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Guaridas y resistencias

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