Tuesday, November 24, 2009

Siglo XX: símbolo de odio y muerte


Por Arturo Cardona Mattei / Escritor puertorriqueño

Dura realidad que no podemos esconder. El siglo XX ha sido por mucho el tiempo más grave y cruel soportado por toda la humanidad. El hombre lleva dentro de su cabeza la nobleza más elevada y la demencia más ruin. El pasado siglo fue uno de odios salvajes y guerras inhumanas. La muerte se movió brutalmente por toda la faz de la tierra. La inventiva del hombre para aniquilar a su semejante fue una sin paralelos. Como prueba mayor tuvimos dos guerras mundiales que barrieron vidas humanas contadas por millones. Ese odio salvaje no respetó pueblos ni culturas ni condiciones sociales. La locura del hombre se desbocó en grado superlativo.

Un comentario del diario The New York Times, decía: «Ateniéndonos a sus aspectos más funestos, este ha sido el siglo del Diablo. En ninguna otra época ha manifestado el hombre su capacidad de aniquilar a millones de personas por motivos de raza, religión o clase social con tanta destreza y avidez». En verdad, el hombre ha escalado bien alto la montaña de la muerte. Todas esas maldades desenfrenadas son las causantes de los multiples problemas que padecemos al día de hoy. La salud mental del hombre se ha ido deteriorando rápidamente a lo largo de los años. Todos los hilos que tienden a la cohesión de la vida de los pueblos se han hecho trizas. Pero el hombre no aprende de sus errores pasados. Todo lo contrario, los repetimos. Seguimos remando en las mismas aguas sucias.

¿Qué encontramos en los archivos de la historia? He aquí una desagradable lista de hechos ejecutados por el hombre: Un holocausto que se tragó unos 6 millones de seres humanos. Un segundo holocausto donde murieron 3 millones de polacos que no eran judíos perecieron en lo que algunos han llamado el Holocausto olvidado. Entre 1900 a 1989 diferentes guerras han causado la muerte de unos 86 millones de seres humanos. Dos tercios -58 millones- corresponden a las dos guerras mundiales. Desde que terminó la segunda guerra mundial, se han documentado casi cincuenta actos de genocidios y de asesinatos colectivos por causas políticas. Tales barbaridades han costado unos 12 millones de vidas militares y 22 millones de civiles. Durante la segunda mitad del siglo XX, 2.2 millones de personas murieron en Camboya por razones políticas. El odio racial en Ruanda terminó con la vida de más de 800 mil hombres, mujeres y niños. Y en Bosnia unas 200 mil personas fueron muertas por cuestiones políticas o religiosas.

Citando actos de maldad más recientes, el secretario general de las Naciones Unidas expresó en 2004: «En el Iraq, vemos cómo la población civil es sacrificada a sangre fría, mientras que los trabajadores humanitarios, los periodistas y demás personal no combatiente son tomados como rehenes y asesinados de la manera más brutal. Al mismo tiempo, hemos visto cómo los prisioneros iraquíes eran objeto de ultrajantes maltratos. En Darfur, asistimos al desplazamiento de poblaciones enteras y a la destrucción de sus hogares, al tiempo que la violación se utiliza como una estrategia deliberada. En el norte de Uganda, vemos a niños mutilados y forzados a tomar parte en actos de una crueldad atroz. En Beslán hemos visto cómo los niños eran tomados como rehenes y brutalmente asesinados».

Con un cuadro tan espantoso como este –a nivel mundial- ningún ser humano normal puede sentir orgullo de ser parte de una humanidad tan bestial. Y como el hombre no aprende de su pasado, seguiremos viendo este mismo cuadro con más frecuencia e intensidad. La vida en este planeta está bajo acecho constante. Los odios se resisten a desaparecer. Los prejuicios no cejan en su empeño. La avaricia sigue su camino en ascenso. Las guerras son cada vez más feroces. La corrupción desbarata los mejores sueños de los pueblos. La migración de los pueblos pobres hacia los pueblos ricos sigue en aumento. El hambre sigue en amistad con el cementerio. Los gobiernos en todo el planeta caen bajo el peso insoportable del tráfico de drogas y armas. Todos estos problemas son piezas de un mismo rompecabeza.

Este paisaje mundial es deprimente. A lo largo de miles de años de historia, la humanidad ha probado diversos tipos de gobierno, entre ellos, la monarquía, la aristocracia, la democracia, la autocracia, el fascismo y el comunismo. ¿Qué ha pasado con todos estos experimentos filosóficos? Sencillamente, ¡han fracasado! ¿Cuánto tiempo más nos quedará para hacer nuevos experimentos? Acertadamente, dice la Biblia: «Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso». ¿Cuán cerca estamos de un jaque mate?

Caguas, Puerto Rico

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