Friday, November 20, 2009

Julio Cortázar y el analfabetismo en Latinoamérica


Por Carlos Liendro

En Sobre la función del intelectual, Julio Cortázar, escribía:

Porque además no se debe olvidar que aparte de las barreras de la opresión existe en América Latina otra barrera aún más temible y desesperante: la imposibilidad en que se encuentran enormes masas populares de acceder a los productos culturales que podrían ayudarlas a pensar por sí mismas, a elevarse en su conciencia política, a ir descubriendo las raíces más auténticas de su identidad nacional y latinoamericana. Me refiero, naturalmente, al enorme porcentaje de analfabetismo que sigue dándose en la gran mayoría de nuestros países.

El había sido maestro en Bolívar y Chivilcoy (provincia de Buenos Aires) y profesor de literatura inglesa en la Universidad de Cuyo (Mendoza). Había nacido en Bruselas en 1914, cuando su padre era diplomático en Bélgica. A los cinco años viene a Argentina y vive en Banfield, al sur de la capital. En 1951 obtiene una beca y se va a Francia, trabajará como traductor de la UNESCO. Cinco años antes, Jorge Luis Borges, en la revista Los anales de Buenos Aires, le publica su primer cuento. "Casa Tomada".

Ese primer cuento, que aparecerá en Bestiario, ha sido interpretado como el reflejo del momento político que le tocaba vivir. La calidad de sus cuentos y sus ficciones tienen un alto nivel de simbolismos. Donde lo cotidiano pasa a una brusca dualidad. Es como una realidad escindida: lo extraño, lo siniestro, se presenta en algo inesperado y posible. Casa Tomada, cuenta la apacible vida rutinaria que llevan dos hermanos de una clase social media alta (Cortázar detalla los usos y costumbres de este sector; su porcelana, sus revistas, su forma de tomar el té, su mirada a Europa) y que de repente (lo imprevisible)se sienten invadidos por una fuerza extraña, que les va ocupando por partes su casa. El cuento ya es un clásico en la literatura de ficción, pero las interpretaciones posteriores relacionan, el ascenso de las masas populares a través del primer peronismo (1945-1955) como esa ‘fuerza extraña’ que invadía a la oligarquía de Buenos Aires en su moral y su tranquilidad.

Su compromiso político comenzará en los 60, después de la Revolución cubana ; posiblemente como al Sartre de la post-guerra cuando descubrió al marxismo. Comparo estos dos intelectuales, en el proceso de cambio que tuvieron, ya que Jean Paul Sartre, estuvo en 1934 estudiando la filosofía de Husserl y de Heidegger (sobre fenomenología y existencialismo) en Alemania, pero en ese período nunca mencionó en su literatura o filosofía lo que hacían los SA (tropas de asalto nazis) que ya perseguían a los judíos, comunistas, socialistas y a todos los que se opusieran al ascenso total de Hitler al poder.

Julio Cortázar conoció Cuba en 1962, invitado por la Casa de las Américas (estuvo junto a Fidel Castro y el Che Guevara), y su concepción política tuvo un cambio profundo en su compromiso como intelectual, en todo lo que iba a suceder en Latinoamérica. Sartre había estado en Cuba en 1960, escribió sobre su experiencia en la isla: Huracán sobre el azúcar. Cortázar junto a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, fueron el boom literario de los 60, a través de la distribución de Carlos Barral, los conoció todo el mundo. Latinoamérica comenzaba una serie de criminales dictaduras militares (la primera es en Brasil), dentro del plan eguridad, con préstamos para la compra de armas, la formación de militares en métodos que hoy se siguen aplicando en el continente.

Es el período del exilio, pero también de su mayor producción. Aparecen no solo cuentos, también sus grandes novelas como: Rayuela; 62, modelo para armar; Libro de Manuel, etc. El inicio de la década del 70, lo encuentra con Salvador Allende en Chile. En sus escritos para distintos periódicos lucha contra la dictadura (1976- 1983) en Argentina, hoy están recopilados en libros como ARGENTINA: AÑOS DE ALAMBRADAS CULTURALES. Allí aparecen artículos como: Nuevo elogio de la locura, América latina: exilio y literatura, Las estrategias del miedo, Literatura e identidad, Qué poco revolucionario suele ser el lenguaje de los revolucionarios!

Sobre la función del intelectual, Una maquinación diabólica: las desapariciones forzadas. Toda esa literatura estaba censurada en nuestro país, y pocos sabían todo lo que hizo Julio Cortázar, por los exiliados latinoamericanos que estaban en Francia, por los Derechos Humanos y contra la Guerra de las Malvinas, que utilizaban los militares demagógicamente como una bocanada nacionalista para seguir oprimiendo al pueblo.

Con la revolución nicaragüense, también asume el compromiso. Sus artículos están reunidos en NICARAGUA TAN VIOLENTAMENTE DULCE, allí denuncia la intervención de la CIA y del gobierno de Reagan, en la ayuda económica y en armas a la Contra. Hoy todo esto está firmemente documentado de cómo no solo el congreso norteamericano votaba una ayuda de 25 millones de dólares para que realizarán sabotajes y matanzas a maestros, médicos, y destruyeran instalaciones, y sembradíos en Nicaragua, sino de cómo se le informaba a la población estadounidense, sobre la idea de lo peligroso que era el gobierno sandinista y una invasión que realizarían a EEUU.

Veinte años después, es necesario seguir analizando el aparato de propaganda que son los medios de comunicación. Alcanza con pensar en la CNN y la guerra de Irak (tanto la primera como la segunda, bajo el gobierno de los Bush). Cortázar veía esto en nuestro continente. Ya no le preocupaba él como escritor (un escritor puede escribir buenos libros, tener prestigio, etc.), lo que le preocupaba es quienes leerían. Quienes se benefician con la ignorancia. En Latinoamérica han aumentado las cifras de analfabetismo y se han incrementado las de semianalfabetismo. Las poblaciones rurales e indígenas siguen aún más excluidas socialmente. «La conquista del poder es una cosa, pero de nada sirve si no se ve inmediatamente acompañada por la conquista de una conciencia cultural y política en los niveles populares». Escribía en un artículo ya citado.

Cuando visitó por última vez nuestro país, en la primavera democrática de 1983, el gobierno radical no lo recibió, serían los mismos que luego aprobarían leyes del perdón y Obediencia debida, que dejaría a miles de torturadores y de crímenes contra la humanidad impunes. En el teatro Margarita Xirgú, algunos escritores exiliados que habían vuelto, Las Madres de Plaza de Mayo, defensores de Derechos Humanos, le rindieron un homenaje, a alguien que venía a despedirse. Sabía que su leucemia no le daría mucho tiempo. En 1984 falleció.

En un discurso pronunciado unos años antes leyó (...): «Puede llegar el día en el que uso reiterado de las mismas palabras por unos y por otros, no deje ver ya la diferencia esencial de sentidos que hay en términos tales como individuo, como justicia social, como Derechos Humanos, si bien sean vistos por nosotros ó por cualquier demagogo del imperialismo ó del fascismo. Es hora de pensar que cada uno de nosotros tiene una máquina mental de lavar y si esa máquina es suinteligencia y su conciencia con ella podemos y debemos lavar nuestro lenguaje político de tantas adherencias que lo debilitan; solo así lograremos que el futuro responda a nuestra esperanza y nuestra acción, porque la historia es al hombre y se hace a su imágen y a su palabra».

Grand Bourg 25 de enero 2004 / Texto tomado de: Rebelión.
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