En estos tiempos en que hurgar dentro de mi con pinzas, mirándolo todo, buscando la manera de poner orden en el caos, este texto de Proust ha sido como encontrar una carta de navegación en plena tormenta... Suele suceder, porque atraemos a nuestras vidas aquello en lo que más energías invertimos (por eso el miedo es tan peligroso si lo dejamos acampar a sus anchas...)
Como diría nuestro Andrés Eloy (Blanco), "desbaratando encajes regresaré hasta el hilo..."
Los lugares fijos, contemporáneos de años distintos, es mejor hallarlos en nosotros mismos. Para ello puede servirnos, en cierta medida, una gran fatiga seguida de una buena noche. Ambas, para hacernos bajar hasta las galerías subterráneas del sueño, donde no hay ningún reflejo de la vigilia, ningún resplandor de la memoria que ilumine el monólogo interior, en caso de que no haya cesado, remueven tan bien la tierra de nuestro cuerpo, que nos hacen recuperar, allí donde nuestros músculos hunden y tuercen ramificaciones y aspiran la vida nueva, el jardín en el que fuimos niños. No hay necesidad de viajar para volver a verlo, hay que descender para recuperarlo...
Marcel Proust
"En busca del tiempo perdido"
Wednesday, November 21, 2007
Búsqueda interior...
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