Con cuánta inconsciencia vamos transitando nuestra vida día a día, mes a mes, año a año... protestando por lo que no está, sin disfrutar lo que sí... Un día la vida da un vuelco -un gigante le da una patada a la mantita que sostiene nuestras vidas-, nos cambia todo, hasta la geografía, el cielo sigue siendo el mismo, pero el paisaje desde la ventana ya no lo es...
Entonces, como retazos parchando la mantita de la vida, nos vamos cosiendo al alma esos recuerdos y vivencias que dejamos atrás, cuando no éramos conscientes, cuando no teníamos ni peregrina idea de lo que el mañana nos traería, cuando hacíamos planes y el mundo se nos quedaba chiquito para albergar nuestros sueños... Cuánto no daríamos a veces por poder volver atrás y vivirlo todo de nuevo... despacito, saboreándolo, dándonos cuenta...
Cierto, no se puede dar marcha atrás al reloj... pero se le puede dar cuerda nuevamente...
Entonces, como retazos parchando la mantita de la vida, nos vamos cosiendo al alma esos recuerdos y vivencias que dejamos atrás, cuando no éramos conscientes, cuando no teníamos ni peregrina idea de lo que el mañana nos traería, cuando hacíamos planes y el mundo se nos quedaba chiquito para albergar nuestros sueños... Cuánto no daríamos a veces por poder volver atrás y vivirlo todo de nuevo... despacito, saboreándolo, dándonos cuenta...
Cierto, no se puede dar marcha atrás al reloj... pero se le puede dar cuerda nuevamente...
PD) Todo esto lo vivo día a día desde que tuve que salir de mi país, pero el texto lo escribí porque el domingo pasado fue un aniversario más de mi graduación en Ciencias Políticas y Administrativas, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV)... el video de aquel día no deja de proyectarse dentro de mi con una nitidez que ya quisiera Hollywood :)
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