La Cámara de Cuentas y la Contraloría General de la República deben estar ojo visor con los cabildos, sobre todo los que cambiarán de administración a partir del 16 de agosto porque, y es lamentable, no existe en todos los gerentes y empleados de la mayoría de los cabildos y distritos municipales la conciencia de que lo público es de todos y no pertenece a nadie en particular.
Hay que tener cuidado hasta con los clips que hay en estas instituciones públicas, porque estoy segura que pudieran aparecer personas, creyéndose que lo del Estado les pertenece de manera particular, que son capaces de llevarse para su casa desde ese insignicante objeto hasta las computadoras, los escritorios, las sillas, etc.
Las autoridades están conscientes de ello, por esa razón es que la presidenta de la Cámara de Cuentas, Licelot Marte de Barrios y la funcionaria de la Contraloría General de la República, María Eugenia Batista, advierten a los alcaldes y directores salientes que cuidado si "queman los archivos".
Si lo dicen, pienso yo, es porque esa práctica a lo mejor ha ocurrido en otras ocasiones. Pueden haber alcaldes y directores de distritos municipales con el "tupé" de hacer desaparecer archivos y documentos para que no queden evidencias del manejo medalaganario, de dispendio y de apropiación de los recursos públicos que han recibido en los últimos cuatro años de gestión.
La Cámara de Cuentas y la Contraloría que no se queden en advertencias, deben penetrar a esas instituciones, pedir todos los archivos y documentos necesarios para que en el proceso de transición las cuentas queden claras. Si se evidencian anomalías que se actúe en consecuencia sometiendo a la justicia a quienes están acostumbrados a ver el Estado como un botín para hacerse ricos y vivir la buena vida. Haciendo uso de las palabras del mes de julio y que seguirán de moda en agosto "que no hayan vacas sagradas".
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