Acusada por la marina de Massera de haberse reunido con Firmenich, secuestran y asesinan a Elena Holmberg, hija de un coronel amigo de Alejandro Agustin Lanusse. Holmberg era amiga de Magdalena Ruiz Guiñazú, y solo ante un dolor que le tocó de cerca comenzó a “ver” los crímenes de la dictadura.
En el período 1976, trabajaba con Neustadt en un programa y era amiga personal de José Alfredo Martínez de Hoz, hoy procesado por el secuestro de los Gurtheim.
En el documental “La República Perdida”, versión radical del genocidio, puede oírse a Magdalena describir a la militancia de los 70 como “una juventud exaltada”. Con la CONADEP tuvo oportunidad de vestirse de progresismo, pero siempre desde una posición de distancia de las luchas que los desaparecidos llevaron adelante en las décadas de 1960-1970. Es el exponente de la clásica mirada de la defensa de los derechos humanos que, tomando distancia de todo, condena desde el pedestal de los que no se manchan con nada.
Hoy, se suma a los periodistas que se sienten “amenazados”, y que en general resultan ser aquellos que en la dictadura brindaron con los dictadores. Desde una indisimulada oposición a TODO, suma su activa militancia destituyente y atentatoria contra las instituciones.
Hay que tener en cuenta que, el enfrentamiento entra la prensa y el gobierno nacional y popular, no es patrimonio exclusivo de la Argentina. El mismo enfrentamiento se da hoy en Bolivia, en Venezuela, en Ecuador, en Honduras hasta el golpe contra Zelaya (periodistas asesinados incluidos), en Nicaragua, en Brasil y en todos aquellos países con procesos populares.
Falto ya de consenso para la intervención militar, el imperio y sus aliados latinoamericanos hoy utilizan a la prensa como cabeza de playa de sus intervenciones en Latinoamérica. Con la prensa pretenden desestabilizar y, como objetivo de máxima, cambiar las cabezas de la clase media para obtener por medio de la desinformación lo que las urnas no le dan.
Sunday, May 2, 2010
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