Thursday, September 6, 2007
Proa hacia tus sueños...
Estaba un cura de un pueblo cualquiera organizando a la gente de su parroquia porque venían fuertes inundaciones... Cuando el agua comenzó a subir, el cura, sin parar de rezar para no morir ahogado, fue subiéndo por la torre del campanario y cuando estaba a la altura de las últimas ventanas, pasó una lancha. Los parroquianos le dijeron al cura que se subiera y el cura les dijo que no se preocuparan, que Dios lo ayudaría.
El agua seguía subiendo y el cura se fue agarrando como podía al techo del campanario. Pasó otra lancha, le ofrecieron llevarlo y la respuesta del cura fue la misma: "No se preocupen, Dios me ayudará". Seguía lloviendo y el agua subiendo, el cura rezaba y rezaba, ya estaba en la aguja del pararrayos del campanario, con el agua al cuello, y pasó una tercera lancha que quiso ayudarlo. El cura la rechazó con la misma frase de las otras veces: "No se preocupen, Dios me ayudará".
El agua subió y el cura ya no tuvo de dónde sujetarse, así que murió ahogado... Cuando llegó al Cielo le reclamó a Dios que no lo escuchara, que hubiera permitido que se ahogara, porque ahora sus feligreses no iban a creer más en el poder de la oración. Dios lo miró y le respondió:
- Tres veces intenté ayudarte, te envié tres lanchas... ¡y las rechazaste todas!
Nos reímos cada vez que escuchamos este ¿chiste?, pero la verdad es que es como para quedarse pensando qué es eso que nos hace sentirnos miserables y para lo cual no movemos un dedo en busca de una solución definitiva; en cambio, nos quedamos esperando que la respuesta nos caiga sepa Dios de dónde. Creamos en quien creamos -o descreamos-, queda claro que para que los sueños se nos hagan realidad, para que se solucionen nuestros problemas, para que provoquemos las cosas que queremos pasen en nuestra vida, ¡hay que echarle ganas e ilusión!... ¡y convencimiento!...
Hay una frase que siempre digo y me repito a mi misma: "las oportunidades no van a venir a tocarnos el timbre (imagínense, ¡yo vivo en un séptimo piso!!!), si queremos que nos atropelle el tren de la felicidad, ¡hay que ponerse en medio de las vías!".
Atraemos lo que pensamos, eso es así proteste quien proteste, por lo que la mejor manera de traer lo que deseamos es pensar en positivo. Nada de pensar "no quiero llegar tarde", más bien pensemos "el tiempo es perfecto y voy a llegar en hora". El Universo no sabe de cosas buenas, ni malas, simplemente cumple nuestras "órdenes", así que más nos vale afirmar lo que queremos bien clarito, en afirmativo, porque si el cura hubiese pedido una lancha para no ahogarse, a la primera habría salido de aquel pantanal, ¿cierto?
En las cosas más simples nos llegan las respuestas. Les doy un ejemplito: Yo anoche me acosté pensando en que tenía que visitar a una chica a la que le tengo mucho aprecio y pasa por un período de tristecita honda, porque su madre falleció hace muy poco. No tenía ni idea de dónde tenía su link, porque según yo, los ordené en "Mis Favoritos" y ayer me pasé un ratotote buscando el suyo y no lo encontraba. Me dormí pensando, "mañana la encuentro"... ¿Y qué pasó? ¡Que ella vino a verme y me dejó un comentario HOY! Si podemos en esas cosas chiquititas que nos hacen felices, ¿por qué no vamos a por ese sueño que tanto queremos????? En Venezuela decimos "Pida, mijo, que uno no sabe cuándo están por darle", simple y sabio, ¡pruébenlo y ya me contarán!!!
Pues eso, ¡Proa hacia nuestros sueños!
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