
Es una escultura flotante, obra de Rafael Cornejo y Francisco Marcos, construída en resina de poliéster endurecida con fibra de vidrio. Cuenta con un sistema de anclajes que pesa unos 2000 kilos y que permite a la escultura flotar sobre sí misma, en función de la corriente del río, pero impide que sea arrastrada a la orilla, como ocurrió la pasada primavera con la crecida del río...
Ojalá que esta hermosísima iniciativa de sus autores conlleve la recuperación del cauce del río y nos lo devuelva a quienes vivimos en esta ciudad de ensueño y a los miles de turistas que nos honran cada año con su visita...

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