
Si alguno de los que me lee conoce el centro de Córdoba-España y sus callecitas estrechísimas, sabrá que una vez lograda la azaña de encontrar un sitio para estacionarse, viene lo peor: meter el auto en el hueco que se haya encontrado, porque la calle es mínima, las aceras altas y hay que hacer maromas para estacionarse.
En la calle Arjona (perpendicular a las calles Caño y Osario) hay una muestra perfecta de ello: hoy, por enésima vez, un taxista que me vió estacionar mi auto este mediodía (una Renault - Scenic, que no es nada diminuta, por cierto), se detuvo a decirme que se quitaba el sombrero con mi destreza al volante, lo que viniendo de ese gremio tan controvertido, que se creen dueños de la ley de tránsito y de las calles, es TOOODO un piropazo... Lo que esos taxistas no saben es que mi reto, siempre que me estaciono, es hacerlo en tres movimientos como mínimo y cuatro como máximo, así que mi peor juez a la hora de estacionarme soy yo misma =oD
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