Y cuando te encuentras con alguien que despierta en ti las ansias de vivir, le cuentas quien eres, y le vas narrando momentos de tu vida, secciones de tu novela.
Y ahí quedamos atrapados los unos con los otros.
Como ciertas mariposas que no pueden huir de la luz, y están ahí fascinadas, aleteando en el rayo de luminosidad.
Se queda ella mirándolo a él, cuando cuenta su vida. Así está él cuando ella narra su infancia, su crecimiento, sus llagas, sus espejismos, sus sueños, sus pérdidas.
El amor cualquiera sea la relación, de niño a padre, de hombre a mujer, de viejo a joven y viceversa, tiene siempre algo de maternal, algo de paternal. Acoge al otro en su seno, y quisiera acariciarlo y borrarle las cicatrices.
Los cuentos, los cuentos de nuestras vidas tienen preferencia por lo triste, por lo que no fue y por lo que no pudo ser. Amar es pedirle al otro que me ayude a llenar esos huecos de la nostalgia eterna, del ser que no fue, del ser que no será, de la ausencia definitivamente estampada en el tiempo.
Por eso él le cuenta a ella, por eso ella le cuenta a él, y se abrazan, y miran juntos en la lejanía, en un punto remoto, donde confluyen los cuentos tan diferentes, tan distantes, y se encuentran y se enlazan en alguna esperanza mayor.
Jaime Barylko
"El cuento de mi vida"
Y ahí quedamos atrapados los unos con los otros.
Como ciertas mariposas que no pueden huir de la luz, y están ahí fascinadas, aleteando en el rayo de luminosidad.
Se queda ella mirándolo a él, cuando cuenta su vida. Así está él cuando ella narra su infancia, su crecimiento, sus llagas, sus espejismos, sus sueños, sus pérdidas.
El amor cualquiera sea la relación, de niño a padre, de hombre a mujer, de viejo a joven y viceversa, tiene siempre algo de maternal, algo de paternal. Acoge al otro en su seno, y quisiera acariciarlo y borrarle las cicatrices.
Los cuentos, los cuentos de nuestras vidas tienen preferencia por lo triste, por lo que no fue y por lo que no pudo ser. Amar es pedirle al otro que me ayude a llenar esos huecos de la nostalgia eterna, del ser que no fue, del ser que no será, de la ausencia definitivamente estampada en el tiempo.
Por eso él le cuenta a ella, por eso ella le cuenta a él, y se abrazan, y miran juntos en la lejanía, en un punto remoto, donde confluyen los cuentos tan diferentes, tan distantes, y se encuentran y se enlazan en alguna esperanza mayor.
Jaime Barylko
"El cuento de mi vida"
(¡Gracias Max!)
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