Friday, September 17, 2010

Los Kischner ni fueron de izquierda ni defendieron derechos humanos


Tomado de El País / Argentina

El ex ministro radical Federico Storani escuchó el discurso presidencial sobre Papel Prensa en una banquina. La hora y media de cadena nacional simplemente reforzó su convicción: esta harto de escuchar el supuesto protagonismo setentista de Néstor y Cristina Kirchner. Por eso decidió romper esos códigos no escritos de convivencia caballeresca entre opositores y oficialistas para un relato”que transparente la militancia K en los años 70 con la verdad.

Cuando él y ellos tenían 18 años cursaban la casi familiar facultad de derecho de La Plata. El era dirigente estudiantil y se peleaba con los Montoneros, que propiciaban la lucha armada.

A los 60, Storani está escribiendo una novela —La Ciudadana y el preso— centralizada en esos años y con una presidenta como protagonista.

—Usted vivía en La Plata y era dirigente estudiantil. ¿Qué rol tuvo el ahora matrimonio Kirchner en esa militancia contra la dictadura?

—Absolutamente ninguno. Lo recuerdo porque soy de la misma edad, de la misma facultad de derecho de La Plata. No tenían ningún grado de militancia, Kirchner era un simpatizante más bien periférico de una organización que se llamaba Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN), que tenía connotaciones derechistas, medio fascistoides y que después adhieren medio colateralmente a Montoneros. De Cristina, no recuerdo ningún grado de militancia. Apenas se produjo el Golpe de Estado, el más sangriento, y La Plata y Córdoba fueron las ciudades que más lo padecieron, se fueron. No aparecieron nunca más. Todos sabemos que su destino fue Santa Cruz, donde tuvieron un nivel de convivencia e incluso de connivencia con las autoridades militares en ese momento. Que ellos pretendan ser los abanderados de los derechos humanos es una infamia, es un relato que no podemos consentir en silencio.

—Entonces, ¿por qué ese actual protagonismo setentista?

—Hay que terminar con la hipocresía. Porque Cristina y Néstor Kirchner, que militaban en la misma época que yo, en los 70 en La Plata, apenas salió el primer disparo de cebita se fueron a Santa Cruz a hacer plata con la 1.050 . Y eso lo sabe todo el mundo. ¡Jamás presentaron un habeas corpus! Para quienes estábamos en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), ahora que los Kirchner hagan la gran causa de los derechos humanos, es una gran hipocresía que la democracia argentina no se merece.

—¿Existe desde el Gobierno malversación del pasado y los derechos humanos?

—Completamente. Ha sido utilizado simplemente como un proyecto de capitalización política. Cosa que ya empezó cuando Kirchner no sólo ofendió a Alfonsín sino a Ernesto Sabato y toda la Conadep, cuando en la puerta de la ESMA dijo que venía a pedir perdón en nombre de los años de democracia. Que pida perdón por él, que no hizo nada. Pero no por Sabato, René Favaloro, el obispo de Nevares, por Alfredo Bravo … Por todos los que estábamos en la Asamblea de Derechos Humanos, incluido Raúl Alfonsín. La primera transición de la democracia fue de ruptura, compleja, que tuvo marchas, contramarchas, negociaciones, para preservar el bien mayor, que era la estabilidad democrática. No era cazar leones en el zoológico como ahora. Defendimos los derechos humanos, de los que ellos quieren apropiarse y capitalizar y, por supuesto, es feo decirlo, para sacar réditos económicos. Porque en todo esto hay un gran negocio en los derechos humanos hoy. Y no tiene nada que ver con lo que fue el relato —como ahora se acostumbra a decir— auténtico y verdadero de la lucha por los derechos humanos en el país.

El Gobierno dividió a los organismos de derechos humanos. ¿Qué puede pasar con ellos? Espero que reaccionen. No todos tienen la misma actitud, felizmente. Mantiene una actitud correcta, digna (Adolfo) Pérez Esquivel, otros organismos y personalidades que se han destacado en este planteo. Me da la sensación que simplemente las Madres de Plaza de Mayo se han convertido en una subsidiaria propagandística del Gobierno. Pero que no tiene la fuerza que tuvo en su momento y que entonces admiramos por el coraje de haber enfrentado en condiciones tan adversas a una dictadura tan brutal, que todos padecimos. Pero ahora, francamente, no tienen ningún grado de credibilidad.

—¿Por qué cree usted que la presidente usó más de una hora de cadena nacional para una explicación que la familia Graiver declaró después que era falsa?

—Acá hay denuncias que se plantea 27 años después. Este súbito despertar de la memoria es al menos sospechoso. Desde mi punto de vista, hay una maniobra que intenta una acumulación de poder mediático para reproducir el modelo de Santa Cruz, donde no existe el pluralismo en los medios de comunicación. Cuando uno ve el modelo Santa Cruz como pluralismo democrático con que se quiere extender a toda la Nación, yo digo que ésta no es la sociedad en la que yo quiero vivir en democracia.
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