Saturday, May 1, 2010

«Teth cumplió 33 años»: Carlos López Dzur


Larga conversación sobre serpientes y luces
[«Teth cumplió 33 años»: Carlos López Dzur]


Por FREDRICK ALBERTO HIGGS, Ph. D. / Profesor de Filosofía

Mi amigo Carlos López Dzur, poeta e historiador puertorriqueño, «judío unversal y tejedor de redes unversales, hamacas del espíritu, integrador de una extraña alianza de su judaísmo con el Tantrismo serpentino», [1] dice que «en tiempos de tineblas espirituales y del mundo condenado a su menor esfuerzo defensivo», el ser más luminoso hacia el cual mirar es la serpiente. En la imagen de la serpiente, hay que buscar la luz que falta. Lo dice con el tono de Moisés cuando exhortaba, desde el Desierto, «a mirar la Serpiente de Bronce como cura».

Aproximadamente son 30 años de conocer a López Dzur y el nacimiento de su libro, «Teth, mi serpiente». En cierta ocasión, él había regresado de Jerusalem, con quien habría de ser su esposa y, como yo, estuvo entusiasmado con el proyecto que malinterpreté inicialmente al reducir su intención de aprender hebreo y estudiar Kabbalah a una mera actividad intelectual. Esperaba verlo, formar el círculo de estudios, seguir cultivando su amistad y conversaciones. Discutimos el punto y la razón de su viaje inaplazable a Israel nuevamente. Con el viaje, él descansaba su consciencia y nacía un libro, en adición a que se iniciaría formalmente como miembro de una sinagoga.

—¿Qué relación tuvo aquel viaje con la escritura del libro?

— Nosotros nos conocimos, no lo olvido, en medio de mi desastre moral e interior. Tú fuiste uno de los pocos estudiantes de Filosofía, antes de hacerte hebraísta, que comprendía lo que yo hablara en torno a la Soledad y el Desierto del Hombre, la experiencia del desierto y de la metáfora de la Isla, o el insularismo, que siempre implicará cierto «irse en peregrinaje» por necesidad y romper los enclaustramientos. Leíste el primer cuadernillo de poemas míos...

— Sí, los poemas de Lope de Aguirre y la soledad de Lope, el Loco... y la búsqueda de El Dorado...

— ... donde yo poetizaba sobre eso. Pues bien, ¿con quién otro compartir versos de esa naturaleza? El hecho es que ser filósofo, si para algo ha de servir pasar años en estudio y entrenamiento filosófico, no tiene otro sentido que replantear la noción de soledad y compañía. Uno puede estar rodeado de mucha gente, tener muchos hermanos y amigos, y sentirse solo. En medio de esa soledad, siempre hay una persona que es parte de tu voz, una guía y yo perdí a mi mamá, yo que voluntariamente me separé de ella para iniciar mi peregrinaje. Y recuerdo que, poco antes de que ella muriera, me repitió algo que me había dicho muchas veces que era su sueño personal: visitar Israel y ser enterrada allá, en Tierra Santa, en Jerusalén...

— Pero no fue un deseo cumplido. Fue enterrada en Puerto Rico.

— Sí, en la isla... Ese sueño, o anhelo de ella, a quien dedico el libro de Teth, mi serpiente, es el sueño de Mi Voz porque ella es Mi Voz, y fue mi guía en la infancia, la adolescencia y mi adultez. Como madre, fue la única mujer que entendía mi soledad, mis miedos, mis mitos. Con ella, había una comunicación especial que ninguna otra persona me permitió. Por eso que no cuajara materialmente su anhelo de ser enterrada en Tierra Santa, o al menos, visitar la Cueva de Macpelá, se convirtió en una deuda y lo que es deuda causa angustia. Duele. Tenía yo una deuda con una persona amada...

— ¿Tenías? Ahora la deuda fue pagada, ¿no? Ahora algo te ha compensado después de tu regreso de Israel. Al plazo de 30 años, o espera... 33 años, la deuda fue saldada.

— Es simbólico, ¿verdad? «Teth» es mi drama místico. Que yo pueda decir que me tomé 33 años en escribir un libro, que fue como la etapa primera o prepatatoria de mi vida.

— Por eso quiero que hablemos sobre ese libro y respondí al correo que me enviaste. «Teth cumplió 33 años». ¡Y que curioso! Comienzas diciendo que el libro es el pago de una deuda con tu madre. Explícame eso y que relación tiene, si no es el judaísmo, con otra idea que entretejes, el concepto del «Ser-deudor» de Heidegger... Antes observo lo que decía, un profesor nuestro, en las clases de Filosofía de la hermenéutica heideggeriana, espero que recuerdes al Dr. Averini, aquel con quien reñías tanto, porque él enfatizaba en un Heidegger fascista, prototipo hitleriano, y tú... rebatías con la descripción de un Heidegger espiritual, muy influído por el judaísmo.

— ¡Ya! sí, claro que recuerdo a Averini.

— Si bien eras el aguafiestas de su clase, «Carlos y su espíritu contradictor», a mí porque te sabía muy amigo tuyo, el compinche, me decía: «Lo admiro mucho. Es el verdadero filósofo crítico de la clase».

— Ahora me entero. ¡Ay, el Shlomo! Me calificó con alguna «C», mediocremente, y alguna vez amenazó con expulsarme de sus conferencias...

— Creo que se regresó a Jerusalem y prepara una edición en hebreo de los Diarios de Theodor Herzl...

— ...pero olvídate de eso. Te voy a hablar sobre la autenticidad desde ese punto de vista heideggeriano, o el carácter decisional del «Des Schuldigseinkonnens», poder-ser-deudor. Uno no puede separar el sentimieno de ser-deudor del sentido de cuidado («sinn der Sorge»)... Cuando yo me siento deudor, ante un anhelo de mi madre, que muere, este es un asunto del existencial de mi conciencia y de su muerte y mi muerte, hechos de los que quiero tomar cuidado («Sorge»). Aquí el cuidado concierne al asunto de ser-para-la muerte o «hacia dónde» está la posibilidad más propia del ser, su muerte, su arrojado-fundamento y, así ponderar, tres aspectos asociados a la estructura del Cuidado en la temporalidad o el Tiempo. Ser de-ante-mano, ser-con y ser-ya...

Si yo aplicara, la noción heideggeriana de «ser-deudor» a mis sentimientos respecto a mi mamá, hablamos sobre el aspecto de «ser-con», lo que sólo es posible en el presente. Si te dije que ella fue como mi Voz, guía, amada compañía, implico que ser-con-Ella y no con cualquiera, fue mi modo de temporalizarme y darme futuro, en cuanto que el Dasein futuro es el que engloba un carácter de decisión y, por igual, el presente es, o surge, del futuro que va siendo en la temporalidad («Zeitlichkeit»). ¿De qué deuda puedo yo hablar, si no de una deuda con la muerte, la mía y la de mi mamá? Y no es que ella me va a cobrar por su morir, o por no haber sido enterrada en tal o cual lugar... El asunto es que ella me inquietó en torno al sentido de lo que es futuro advenible, la posibilidad más propia de la vida, en cuanto hay una muerte y hay que estar preparado para ella dignamente. La deuda es que yo respondiera a esa pregunta mediante una actitud de autenticidad, tranquilidad y eliminara en mí la culpa de morir, o la angustia de no querer que mi ser-acompañante, mi ser-con, o más amado, muera... Me estaba preanunciando su despedida. Hoy lo comprendo.

—Entonces, tu libro de «Teth» comenzó con angustia, con una sentido de ser-deudor. ¿Será acaso porque en muchas interpretaciones del símbolo de la serpiente ella es representada como la culpa?

— Es una bobada. El ser-deudor o ser-culpable de Heidegger habla sobre una condición ontológica o existencial de posibilidad fáctica «anterior a todo contraer una deuda» e incluso anterior a la historia del ser-ahí, en el tiempo humano del Olam Hazeh, el mundo presente. Es la mala interpretación del cristianismo y la sicología barata la que crea en torno a ésto el status corruptionis del concepto. Ser deudor no tiene que ver nada con remordimiento, sino con el cuidado del ser-con de una persona amada... Si yo me pongo a inquirir sobre los sentimientos con que mi mamá me hablara sobre la Tierra Santa, hoy lo entiendo mejor desde su metafísica de la muerte. Hablaba sobre una Herencia ultramundanal, con la seguridad de que sería cobrada y concedida. Es curiosa que la última carta que me enviara a San Diego, California, un mes antes de morir, mencionara ésto. Hoy entiendo que ser enterrada en Tierra Santa significa algo más profundo... La Tierra Santa es uno mismo, su espiritualidad... Leyendo una antología de la Torah que compré en Jerusalén, compilada por el rabino Yaacov Culi, llegué a pensar y, ésto por falta de más lectura que lo que realmente se dice en «Me'am Lo'ez», es que sólo puede ocurrir la resurreción si uno es enterrado en la Tierra de Israel, que sólo en Tierra Santa, Dios mismo y en persona abre las tumbas. No lo hace ningún ángel, sólo Dios mismo. Esta es una idea de la literatura ladina, o sefardita, que permeaba el clima espirtitual de los países del Mediterráneo desde que se publicó el libro en 1730. La idea se basa un verso bíblico del profeta Isaías [Yeshayahu 42: 5]: «[HaShem] gives a soul to the people in [the land]». O con respecto a esos sepulcros, otra versión citada en el comentario de Yaacov Culi al Me'am Lo'ez dice que el Arcángel Gabriel traerá los huesos de los muertos a la Tierra de Israel para que sean resurrectos. Isaías dijo no más que ésto: «Tus muertos vivirán, mis cadáveres se levantarán, despierta y canta tú, quien vives en el polvo». (>Yeshayahu 26:19).

—¿Crees que tu madre pensaba que realmente ése es el proceso de resurrección?

—Por supuesto que no. Lo que sucede es que en nuestra relación de Cuidado / de Sorge / ella sabía, que no se pueda dar una Herencia hasta que no se recibe y se completa. Ella vivía por la fe de la Resurrección y no me podía dar a mí otro secreto, o herencia, que su fe. Eso la hizo deudora y yo cómplice de la deuda... pero éste sentimiento, aunque parezca angustioso, fue parte del ser-con y de la estructura del Cuidado, en cuanto tiene que ver con la temporalidad: esto es, pasado, presente y futuro, y se tiene cuidado sólo cuando te interesa una comprensión de la unidad de la existencia, la facticidad y el decaer, la noción de Deuda / Herencia / ser-para-la-muerte. En este proceso del Cuidado y el ser-deudor, lo que se ventila siempre es la posibilidad fundamental de la existencia auténtica e inauténtica...

—En fin que no le creíste a tu «Me'am Lo'ez», o la Antología de la Torah. Sí conozco los comentarios de Rabbi Yaacov Culi y todo ese negociazo de vender los 45 volúmenes a casi mil dólares de Torah y a mí tampoco me satisfizo que se comentara, como artículo de dogma, que la gente enterrada en la Tierra de Israel resucitará primero que aquellos que se entierran en otra parte, cuya resurrección será demorada... Esas creencias de las tradiciones son puro negocio. Negocio de las funerarias, echando miedo de que el que la persona enterrada fuera de Tierra Santa, tardará hasta 40 años después de su sepelio para ser resurrecta. Eso es decir que Dios hace distinciones entre mortales y que hay que tener un pariente de apoyo e intermediario, que haya sido enterrado en Israel. Luego se habla de medir los méritos para participar de la resurrección...

—Bien. Por eso entenderás que mi libro Indice: Teth mi serpientehaya sido un ejercicio lento a la meta de aproximarme a cuestiones como ésas. Sí, te digo que la «Techiyat HaMaitim», la resurrección de los muertos, es un proceso en que creo. Aún más, creo en la reencarnación, en cuerpos sucesivos, con genética nueva. A la porra, mis huesos viejos. La verdadera y más sublime genética está en el alma, o en los niveles superiores de Neshamá... Digo que la corrosión y ser-para-la-muerte del cuerpo es fenómeno temporario, siendo que el cuerpo puede ser sublime, porque la materia, tras evolucionarios procesos fisiológicos y físico-químicos, se ha vuelto sublime. Lo que sucede es que hoy se prefiere el carapacho más que el alma que lo anima. ¿De qué vale a uno la posesión de huesos y genética animal hermosas si por alma se tiene un rollo de alambre de púas?

—En el ser-ahí del cuerpo es que se maldijo el mundo...

—Sí, ¿recuerdas el poema? Lo subtitulé «Reflexión sobre el Comentario del Talmud, Ketubot 111ª».

Esta es la Era del Olam Hazeh.
La presente realidad de los 206 huesos del mundo.
El capricho se hizo velo.
La impaciencia: resuello de las cerebraciones.
Se holló al hilo de plata, la pisada de Shekinah
en disyuntivas del hombre. Olam Hazeh
maldijo su novena hora en el Día de Creación,
en la porción de luz que fue dada durante Bereshit.

[«La persecusión de la Presencia»]

Escuchaste bien. Cerebración, no celebración o festejo. En la Novena y Décima Hora, dicho metáforicamente, el hombre fue reprobado por el primer mal uso de su cerebración y a la décima hora expulsado de su Edén, de su plenitud o de su consciencia de autenticidad... El hombre comenzó a engañarse a sí mismo y a educarse para engañar... Ese es el Olam Hazeh, el mundo del presente, tal como se vive o temporiza ahora. Comienza aquí la opresión del otro, del semejante, comienza aquí la «persecusión de la llama más tenue», hasta sofocarla.

—La opresión de la mujer. La compañera. La novia...

—Y la Violación de la Presencia y comienza la religión patriarcalista y Reprimenda para Ishtar y la reacción vengativa de Jezabel... y la razón por la que el engaño se vuelve una necesidad imperiosa es porque hay que simular que se tiene poder, que unos deben estar por encima del otro en la sociedad y hay dos formas de comunicar ésto, con la palabra sonora del Grito, o la protesta, o con el homicidio. Hay que escupir fuego o ruido como los dragones. Quien más grita y amenaza es el chingón en las jerarquías... Digo que desde que se formó la Laringe, se perdió la Binah: «En esa extrañeza silenciosa, está la Binah, el mensaje / de la morada oscura». As dejamos de oír el Mensaje de la Sabiduría. En el poema La morada oscura / Binah coloqué dos epígrafes, uno de Heidegger, que habla sobre el lenguaje fundador de la poesía, lenguaje que es muy diferente a los gritos de la chuma, o al «juicio de Don Nadie y su doctrina del gusto generalizado», obediencias al poder de quien más grita. La Sabiduría / Binah / en cuanto es parte de la casa de un lenguaje a pastorear, hace que sea posible un mensaje o más menos el silencio armonizador «ante-lo extraño y diferente de un lenguaje fundador», que el entendimiento requiere para que sea inteligente y ésto lo dice Kenneth Grant, cabalista en no recuerdo cuál de sus libros. Hay que ubicarse entre los Dos Pilares, «el no hablar, discurso silencioso, Dios del silencio». Y el Bien / Tov / que está en lo oculto como Mundo Venidero y de verdadera comunión... como lo está el feto en el útero y si la corona del hombre es la mujer, como la Corona de la Vida es Dios, en algún momento hay que hallar el punto primordial, que es lo oculto de lo oculto.

La novia vive, dije,
predicha en la corona de Kether,
el punto primordial, lo oculto de lo oculto...

—En este poema volvemos al nido de la Serpiente. La Serpiente es la Novia, así como la Novia es la sabiduría de la Torá... Sin duda, no se puede ir a alborotar los nidos de serpientes. Hay que ir silenciosamente a encantarlas... como los encantadores de serpientes... Lo sabio se busca silenciosamente, no en medio de gritos.

— Y lo que sucede es que hoy no hay encantadores de serpientes; lo que hay son programadores de devaluación del prójimo. Gente de penumbras, acósmicas y mutiladoras, que yo les llamo Impostores, porque si no es un encantador / o mago / o sabio / ¿para qué tratar de pasar como uno que lo es? Por eso en Mizvot 8 y 9; Lev. 19: 31, se advierte que a éstos impostores / encantadores «no los consultéis, contaminandoos con ellos. Yo Ihvh vuestro Dios». Estos hombres tenebrosos son también los que describo en el poema «Erebrab». En fin, son los seres que no pueden ser el Novio / el Amante / el Esposo. Esos son aquellos, o el uno que:

desorganizó el Reposo y esparció sus renacuajos
de cola larga y sin futuro en el Erebo,
donde el agua del Olvido se estancara
y la cesta de la memoria y la esperanza
se hunde, ya no flota, pudriéndose en los ojos,
ensordeciéndose, volviéndose la masa
de traiciones, allí donde no hay pesebres
ni brazos abiertos de posada
ni una paloma ajena al ajenjo.
sólo dolor, vergüenza y escándalo.

Erebrab»]

—Ya entraste a la segunda parte del libro, «Los rivales», que son esos hombres descritos como representativos de la psiquis colectiva y el estado de inseguridad global que la define. Y que son, además, los incircuncisos: «creyentes repentinos / de campanas pavlovianas y ritos, / con espada, sin resplandor, / todo lo desmenuzan / y lo ultrajan». Los despreciadores de la Sabiduría de la Serpiente. «Cortaste la cabeza a la serpiente. / Te perdíste en el oscuro pietismo / de tus medievalías cuando la Luz visitó / tus vestiduras». En el poema «La niña que salta la cuica», la Novia aparece como una niña y como «Niña que saltas la cuica, niña de vuelos nupciales» y la comparas con una mariposa o una abeja reina. Aún más, el poema es precioso: «A las serpientes, a las mariposas, / a los larvarios de cada biología, como a niñas / la observa El, el amante misericordioso».

—Una de las intenciones en esos textos, el que citas y el subsiguiente, «Reinas y obreras», es enfocar las vías de mensajes, que no son las agresiones verbales del grito o el ataque, a través del poder físico de la fuerza. El hombre atrofiado ha perdido olfato y contacto hormonal con sus propias riquezas feromónicas. Mucha de su violencia es que ya no es capaz ni se educa para obtener información de su medio ambiente y actuar en respuesta a ello. Cerebralmente, ya no controla el comportamiento de la secreción de químicos tales como hormonas; eso sí, se educa para el estímulo muscular y para cosas menos sutiles...

En tálamo vomeronasal acostaré al Novio
que me espía y casi a mi pies descansa.
Al que está atento de mi intimidad desnuda
si me calumpio en el aire, le batiré mis alas
y le daré mis amores. Con olor lo atraeré
hasta que venga y me adore.

[De Teth»]

En el córtex prefrontal, quizás en las áreas temporales izquierdas, aquellas más relacionadas a procesos de análisis y síntesis como los que permiten hacer cálculos matemáticos, el hombre tiende a la bancarrota porque ha olvidado la enseñanza de la abundancia. «Usted sólo puede atraer la riqueza hasta el punto que la da», dice Enoch; pero si usted hace riqueza en base a engaño, puede que se haga muy rico; pero ante Dios es un impostor y se creará enemigos. Sin embargo, observa que no necesariamente estoy hablando sobre riqueza material, sino sobre la eficiencia en cuanto a consumo y transformación de la energía y, por ende, del cerebro.

En lo personal, yo no tengo rivales. Y si bien se me califica como un poeta rebelde, social, más por mis libros «Memoria de la contracultura», «El Libro de Anarquistas» y «El Libro de la Guerra», yo soy el primero que discurso con esperanza en torno a la optimizada manera de memorizar y el constante aumento de la velocidad de procesar información que tiene el cerebro humano. Esto es optimismo histórico por el futuro de la Sabiduría, la inteligencia y armonía posoble, pese a los vicios nihilistas de la posmodernidad... Lo que sucede y critico es que ya no se quiera aprender, ya no se quiere pensar... Hoy queremos que piense la máquinas, pero las máquinas no piensan, sólo facilitan tareas... Yo reflexiono mucho sobre mis poemas y otros libros, así sé que tú lo haces. No la gente. La hay que está en la Academia o las profesiones intelectuales y son meros mercenarios. Cuando devengan su salario seguro de 6 cifras, no estimulan a nadie, se vuelven maquinales, no creativos. De hecho, hasta los mediocres tienen doctorados. Hoy son una mercancía más, como otras pomadas adquiridas por vanidad, o recursos para engañar... Sin embargo, fíjate lo que digo ante la peligrosa «Serpiente Antigua» a la que los cristianos demonizan. Nunca se dejará de juzgar ni lo Bueno ni lo malo. Digo a través de mi voz autorial:

Te juzgaré, Serpiente Antigua,
Eva del hombre, ovum de los cielos primiciales.
Entrega pues la ciencia de lo bueno y lo malo.
Llora cuando tus hijos no sepan oírte;
llora cuando las generaciones se olviden
del Shofar y del Poema / del Salmo
que enseñó tu boca y tus dedos.

Llora por los hijos impetuosos y desobedientes.
Llora, Eva, hija mía, con toda tu simiente
porque yo les juzgaré con rigor,
pero ante tí tendré en cuenta que me amaste
porque si todo es Santidad, Cascarones,
partogénesis de mis días infinitos
y mis químicos riñones,
también inventé Misericordia
para el que ofrezca arras de su corazón
y con orejas gachas y ojos de llanto
diga: ¡No puedo yo, pero tú en mí
lo puedes todo! Muéstrame el pacto,
glorifica mi trabajo.

[frag. «Serpiente»]

—¿«Glorifica mi trabajo»? Es como pedir un reconocimiento adicional, ¿no? porque eres un luchador por la paz, un educador que sabe que tu obra es como la labor del rabino, del orientador social... ¿Crees que no se entiende algún aspecto tu obra, que no es leída o tomada en cuenta? Pregunto desde lo que mencionaste de que hay demasiados impostores recibiendo las palmas...

—No. Yo digo que toda mi obra como escritor está en la sombra; pero eso va en mi ventaja; porque cada día yo aprendo más, pulo mi pensamiento. Erguir una obra es como edificar un templo y no se debe hacer templos que se los lleve la primera descarga eléctrica de una temporada...

—Tu «Teth» es una edificación de 30 y pico de años, ¿crees que ya debe ser conocida? yo la vengo leyendo por dos decenios...

—Que «Teth, mi serpiente» no haya sido comentado suficientemente no significa que sea un libro dificil de interpretar o comentar. Significa que aún es un libro disperso, en distintos lugares de la red virtual y que su acceso, aún al Indice que lo anuncia ya disponible, es difícil de topárselo, como el número que resultará premiado por la lotería. Para mí, éste es un libro con la magia de un regalo inesperado. Es libro nacido para su glorificación porque es por Teth y lo representa... y a la Serpiente, su mérito, no a mí... Y yo lo regalo como se regala una rosa, la amistad, así recibe su glorificación, y si es mi rosa no se ha de echar a los puercos. Quien lo lee recibe la rosa y es afortunado porque entenderá cada palabra y cada revelación del libro...

¿Que hay complicaciones que lo ensombrecen> Técnicas sí, problemas a su acceso, a su edición, a su distribución tal vez. Espiritualmente es un libro que me libera, a mí y a quien lo lee... Escrito con mucha luz y a veces deslumbra al que no está apto para entenderlo. Entonces, es mejor que éste espere antes de que llegue al poemario. Se pondrá en contacto con los místicos y kabbalistas de la Tradición Luriana... Hoy, cuando con la internet, parece que hay muchos lectores y salen poetas desde bajo de las piedras. La mayoría no tiene interés ni formación filosófica. Posiblemente, no comentan a otros por timidez... La poesía se ha convertido en un des-Decir sin investigación. Un pasatiempo del ego que entrega enunciaciones, o terapias, o deja expuestos sentimientos; pero es una poesía acrítica, aún desde el campo de los sentimientos y yo no escribo por esas razones. Mi poesía es un pensar, en sentido heideggeriano. Y te digo que si leo, algo debe decirse desde el texto ajeno y que provoque mi atención y mi asombro.

— ¿Es Teth» un libro pedagógico, un tratado filosófico?

—Lo es; pero su mejor refilón para que cumpla su tarea es lo abierto y sugestivo de su lenguaje poético. La elaboración u coherencia simbólica que hago de los símbolos.

—Si nos atenemos a la estructura del contenido, comienzas la Parte Una con «Malkut / La Tierra». Esto es, lo dicho en un «Prefacio», el primero de los textos en el libro, una tierra con «los atributos de la Inmensidad. / Que sean mis modos de sustancia. Prakara». Es buen comienzo para hablar sobre la Tierra. Hablas sobre la sustancia extensa, a partir del 'punto omega' y sucesivamente, del «horizonte cuántico de (la) eventual irrupción en el espacio», pasas a lo Real Ontológico, el surgimiento de la conciencia, el Yo individualizado de macho y hembra... ¿Por qué acudeS a mitos acerca de la Serpiente y al acto creativo de irrupción como beso?

—La Serpiente como Animal Antiguo, quizás el primero en ser adorado mitológicamente, significa la interminabilidad del proceso cíclico de la manifestación. Se dice que cuando se traga la cola representa el «círculo del universo» y cuando se redobla este círculo es el 8, doble círculo que representa la dualidad, el Yin / Yang, las polariades complementarias. A mí no me sorprende que el pensamiento más sutil, en cuanto a símbolos, haya comenzado en torno a las serpientes y las cobras. Por ejemplo, el Uraeus (o Cobra sagrada), que servía como emblema de Sabiduría y Poder en la cabeza de los Faraones de Egipto. O la versión greco-egipcia del mismo, el Ourobourus. Aún en la Tradición Judeo-Cristiana, en Occidente, se recuerda a Jesús cuando exhorta a sus discípulos: «Sean sabios como la serpiente»... No sólo la Primera Parte es una simbolización de la Serpiente / como Mente / Sabiduría. Lo es todo el libro; por algo se llama «Teth, mi serpiente». Teth es la letra hebrea de la Serpiente. Y Teth (la serpiente) es mi pretexto imaginativo para hablar sobre los flujos de la Energía, no sólo los que nacen las chispas de luz iniciales, la que es «todo-en-todo», la totalidad de la existencia y sus ciclos naturales en el Universo y en la vida concreta del hombre.

— Es curioso cómo conviertes un derrame sexual en beso... Trato de imaginarme ese momento en que dices, desde ese proceso expansivo del universo, después del Bing Bang, que el Creador dialoga a la Serpiente que le agarró in fraganti:

cuando te arrastras por mi Amor,
por aquel chispo de luz que has llamado Mi Beso
y yo sólo escupía mi densidad para formar
un espacio, en la infinita compresión...

— El Beso es un acto de gratificación erótica; pero el momento en que yo comienzo mi libro y el tema del Beso es el Origen mismo del Amor. Independientemente de si el Universo y la vida humana tiene un Creador Divino, si uno determina el Hablante desde el que está codificado el mensaje mío, lo objetivo es que involucra un acto de placer. Describo un hombre solitario que se acomoda el pene en la bragueta, porque estuvo jarioso. Halla una hembra que se lo fisgoneó mientras él se masturbaba. El se decide a algo más. Proveerá el placer que a ella gratificará. La distingurá y se la reservará para el amor y la procreación. Es decir, este pasaje corresponde a una fase posterior de la evolución química. Describo muy humanamente, no desde un misticismo hermético. Ahora la Luz del Beso mencionado nos implicará una evolución orgánica-conscientiva, que son los únicos prerrequisitos viables para que haya amor. Para que el Amor exista.

Este hablante del Prefacio, no es uno cosmogónico, que describe la génesis química de lo Manifestado, o el mundo de la emanación, como dirían los kabbalistas, aquí se implica un hombre común y corriente. La voz autorial no es hermética ni mística. Lo descrito fue un puñetero que descubre el amor y el compromiso. En la sección, 3. Nostalgia de los besos de Hashem, la Hembra / sea mujer o bestia viviente, toma consciencia del Deseo. En este poema, se puede decir que comienzo el tema general del libro, el nacimiento del Alma / Neshamá y como el alma nace del Deseo / la líbido. La No-Alma es la ausencia de la líbido y Deseo.

Lo forjé con lo que me díste de pensamiento
cuando me llamaste Neshamá para tragar
la nata inútil de la No-Alma...

[«3. Nostalgia de los besos de Hashem»]

Este es un momento del nacimiento del pensamiento amoroso y el beso como su símbolo. Hay un Salmo de Salomón que dice: «El Cielo y la Tierra se besaron». Para fines prácticos, no herméticos, aquí el Macho y la Hembra se besaron.

—¿Por qué asocias el beso a la luz? ¿Y por qué a Hashem?

«El nombre del Autor del Beso es Hashem», digo en la parte 4 del «Prefacio» y ese Hashem es un Varón. Significa el hombre que hace pactos de amor, que agradece las gratificaciones que son por la Hembra y que no tiene egoísmos. Hashem es el autor del amor. El amor es una experiencia tan sublime, como el tema de la Luz del Beso. ¿Quieres decir que el Amor es Dios, o que HaShem / o Hashem es el nombre de Dios? Házlo, no importa si en vez de Hashem, dice Eros o Cupido... Por esto yo digo que éste es libro abierto, de luz pedagógica. Aquí no hay coacción ni idea dogmática alguna. Quien está preparado para entender y disfrutarlo, es porque para él amor no es un dogma, sino una experiencia humana, la más sublime.

—Cuando dices sublime, ¿te refieres a Malkut / Tierra / como geografía / o a la geografía humana?

—Ambas. En el poema Geografía, la «tierra», con su abundancia y su miseria, es una prueba para la consciencia y la carne.

... porque Malkut es, en rigor,
tierra de prueba,
aunque su encanto existe
hasta en el último escondrijo de la carne.

Si consideras la Tierra, geográficamente, sobre ella coexiste lo trágico y lo sublime. Hay arrabales horribles y dolorosos; pero, hay paisajes que transmiten el encantp de lo bello. Lo Sublime puede ser una experiencia aleccionadora sobre el horror y lo trágico. ¿Cómo pruebas lo sublime de la Vida Eterna o la resurrección, o lo sublime de cualquier capacidad regenerativa, si no experimentas la crisis disfuncional, la muerte? ¿Cómo llamarte el heroico Hércules, o Teseo, si no vences a la hidra de Lerna o al Minotauro? Sin embargo, no tienes necesariamente que tener un rival, o enemigo directamente centrado contra tí para conocer los peligros, que con lo Sublime se explora... Recuerdo un pasaje que habla sobre el Rey Serpiente y cómo se abre paso, rodeando las raíces y el tronco de un árbol cuando se avecinaba una terrible tormenta. Buda medita absorto, por lo que pueden caer sobre él unas descargas eléctricas, rayos que lo maten y reduzcan a cenizas; pero el rey-serpiente Mucalinda lo protege. Le forma su escudo ante la tempestad. Es una representación iconográfica muy común en Oriente. El Buda protegido por una serpiente mientras medita bajo un árbol...

Y ésto me recuerda, lo que contaba a un tío-Abuelo, que conocí Ancianito. Me decía que allá, en su Pueblo de Pepino, conoció a un hombre que se salvó de una centella. Este tenía la costumbre, porque era muy corajudo, de gritar ante la primera ofensa o fastidio que recibiera de otro: «Mal rayo lo parta». En su libro «El Boceto histórico del Pepino», publicado en 1923, don Andrés Méndez Liciaga cuenta que en 1851, una descarga eléctrica causó serios destrozos en la Iglesia. Y el viejo enojón del cuento, maldiciente y criador de serpientes, estaba ese día en la Iglesia y vio cuando «la imagen del Santo Patrón San Sebastián Mártir, quedó destruída». Entonces, la gente que supo que se salvó del rayo, le pidió que no volviera a expresar su rabia diciendo «mal rayo te parta» y él dijo: «A mí ningún rayo me parte; yo no tengo miedo a los rayos y lo tengo probado». Había sobrevivido a uno. Entonces, le pidieron que dejara de cazar y jugar con serpientes, siendo que se consideraba un animal del Demonio, y él tampoco hizo caso hasta que una serpiente lo mordió y por poco se muere... El solía jactarse en defensa a las serpientes porque, según él y estaba en lo cierto, es el reptil muy sabio para identificar las hierbas que sirvan de vomitivos, o de sustancias enteogénicas, sagradas y curativas, ahora sabía que también a las serpientes hay que respetarlas. El aprendió algo sublime: Que hay que respetar el rayo y la serpiente. Dejó su «malrayo te parta» y no volvió a cazar serpientes, aunque utilizó unas yerbas para neutralizar los efectos tóxicos de una mordedura. De las serpientes aprendió a curarse...

— Siguiendo uno de los textos de la Primera Parte, hallo una propuesta en «La verdad desnuda»: el Trabajo Duro. Y esta frase me parece significativa: «Somos lo que somos en Malkut». ¿Cómo explicarías lo que somos? ¿Cómo se nos ha llamado a una «verdad del saber, / a la crítica necesaria, sin engaño»?

— Esto es un libro escrito, después de lo que se ha llamado el paradigma de la Modernidad. El mundo posmoderno, el presente, está desencantado. El desencanto condena a la incertidumbre, no sólo para un futuro probable en que se ha dejado de creer, sino para el mismo presente. El cerebro humano, el objeto más maravilloso de todo el universo, ha sido objetado por la sociedad de hoy... En ésto que designo como distintivo de la sociedad de hoy, su paradigma de desencanto, prima la idea de lo inmundo, lo desolado y nihilista:

y Bet Aven será inmundicia
y piedra caída, civilización desolada
y desolante...

¿Quién proclama como deseo de su corazón, o verdad interior de su consciencia, otra cosa que el tiempo lineal terrestre, su sentido de finitud? Esto es lo que significa «el Edén / se transformó en lo óntico». El Edén es un estado de consciencia en que los mecanismo de predicción del futuro que el cerebro brinda se hacen afirmativos y compensadores por un presente contínuo, no lineal y la derrota del paradigma, mas el sentimiento nihilista de la humanidad de hoy equivale a querer la finitud y lo futurizable de lo potencial en el presente. Somos temperamentales, pero no apasionados. Somos rebaños voluntarios, no buscadores del liderazgo y la palabra auténtica que vive en nosotros. Todas las grandes promesas que hay en el cerebro, en su suministro y desenvolvimento cortical, esos 20 billones de neuronas, son nuestro papel sanitario. ¿Sabes lo que quiero decir? Que nos limpiamo el ano con la memoria, la atención, con todo estímulo y alerta perceptual y de consciencia. No queremos consciencia con el pensamiento, el lenguaje y los símbolos. No nos interesa la historia, los Meta-Relatos, el ejercicio crítico-conscienzudo... no sabemos pensar ni pre-comprender. No nos interesa la continuidad del presente creativo.

¿Para qué queremos las neuronas? Exclusivamente, para mover el culo y limpiárnoslo. Somos obsesos entrenadores de las corteza motora primaria; somos atletas del movimiento, de las gesticulaciones voluntarias, selectivas o los movimientos involuntarios que nos desplacen en el espacio. Lo que creemos que será de uso eficaz para el organismo, aunque para la Mente no lo sea, es lo que la educación destaca en este nuevo paradigma de civilización vedettizadora y generadora de autómatas. Hoy la técnica nos hace adictos de celulares y vídeos que nos mantienen ocupadas las manos para transmitir y escuchar pendejadas. La gente con sus head-phones y sus ipods y celulares no levanta la vista ni oye a nadie que no esté en su línea virtual y que no hable en clave. Llegará un día en que se crea que amar es recibir una carita-feliz y se ría con un LOL. Nada real, nada de un trabajo con el lenguaje y la capacidad crítica y afectiva de interrelacionarnos.

Esta es la época del deporte y el baile, del modelaje y la frivolidad, del militar y temerario. Es la época del «Body Image» y de la planeación para la acción que sirva a un discurso para el ambiente externo, en sentido de auditorio que busca entretenerse, pero sin tener que pensar. La coherencia perceptual de esos discursos no van a requerir profundidad ni esfuerzo del que oye o ve. La única actividad del que escucha y ve será el aplauso. Esta es la época pasiva de la TV, el coliseo, el cine y el desveladero, o congal. Entonces, el Edén como estado de consciencia, ya no es ontológico y pensante. Es comportamiento diseñado para el ocio, el mimetismo, la superficialidad. La receta para revertir ésto es lo que llamo el Trabajo Duro. No es necesariamente con el lomo. Me refiero a trabajo duro con la inteligencia y el lenguaje, con los módulos de la cognición.

—¿Crees que nos estamos embruteciendo como civilización?

—Nos desespiritualizamos por la vía de la frivolidad, la credulidad y el consumismo. En la civilización posmoderna, la religión nueva es el narcismo y el dios es la propaganda, asuntos que son temas de libros como «Las zonas del carácter» y «El libro de anarquistas». En «Teth», el tema principal de mi reflexión es la recaptura del alma espiritual y el camino hacia esa Senda de la verdadera individualidad...

¿Me pregunta si de veras vamos rumbos a una bestialización de la criatura humana? Te contastaré del siguiente modo: cuando se pierde esperanza, o se prefiere el pesimismo al optimismo, uno pone un pie en las sendas de las chusmas y la bestias... Metafóricamente dicho: ¿Qué prefieres que la Serpiente te pique y te transmita el veneno, o buscar Sabiduría con ella? Esa es la pregunta de mi Teth si entiendo que la Serpiente cura y es sabia... Ahora, en el siglo de la posmodernidad, ¿qué pensarías sociológicamente cuando te planteas que vivimos más guerras, año tras año, y no digamos sólo guerras, la violencia como carácter social o interno de descontento y desgaste de tolerancia entre grupos, o violencia por falta de esperanza ante la poca capacidad de respuesta de las autoridades y gobiernos... Eso es un componente del nihilismo, el apetito activo por actuar como chusma y mercenarios... siendo que para eso hoy se educa, para ser cada vez más testosterónicos y socialmente ansiosos. Tecnificamos el pensamiento y el cuerpo; lo artificializamos para que sea como máquina u ofrezca respuestas por estímulos químicos, no naturales, no bajo estados armonía ni ataraxia. Vivimos el gobierno de las truhanes de las farmacéuticas...

—¿A qué crees que se debe tanta ansiedad social?

—Es una suma de factores que tiene una larga historia. Un factor es la tradición misógina de la humanidad. El resentimiento de la hembra contra el macho que la humilla y la explota. El feminicidio sistemático y, de un tiempo a esta parte, la fragmentación de núcleo básico de socialización, la familia... Hay muchos niveles y perspectivas para enfocar el problema; pero la juventud es hoy la que crece más desencantada. Hoy por ejemplo hay menos nutrición afectiva femenina que en otros siglos. En la cultura de la posmodernidad y ésta es una de mis esperanzas de que ocurra algo positivo, puede que estemos en mejor situación para que se entienda, pese al desencanto, lo que metaforizo como la histórica «Persecución de la Presencia».

Lo digo por ésto. Leyendo poetas «oscuros», esos que cultivan el vampirismo, las imágenes de lo Dark, con sus cuervos y brujerías, percibo el interés por el arquetipo de la Shekinah, que es la Eva Cósmica, la hembra solidaria y que es guerrera por su individualidad, no por ser una criatura sojuzgada y dependiente. Eso es esperanzador para el disfrute del Shabbat, las ceremonias de Reposo y Armonía. A partir de esta comprensión, es posible reemplazar los críos de condena, la juventud alienada, desencantada y sufriente; pero primeros los padre deben compensarse espiritualmente y sacar tiempo para los hijos.

—He visto algunos textos vampíricos o negros (Ante la gente tenebrosa) en «Teth».

—Sí. Este texto sobre el que te hablo es uno, «Persecución de la Presencia». Sólo que para entenderlo hay que prestar atención a lo que aludo como lo negro. Está precedido por un epígrafe clave, citado de Baal Shem Tov, que dice: «En lo Inmutable vive la Shejiná negra, simbolizada por lo oscuro del carbón, no por la luz revelada por la llama; en el nivel potencial también hay amor y luz». La Presencia es la Shekinah Negra que es la bruja protestaria, rebelde, pero que ella es una parte de la llama, la del carbó, y es Amor. El macho que no comprende que la mujer es «luz» en la mecha encendida, aunque parezca la más tenue y oscura, es su perseguidor y la menosprecia. Este poema «Persecución de la Presencia» es una síntesis poética del largo expediente de misoginia, o la subyugación de la mujer, desde los tiempos mitológicos de Lilith, Innana, a la que se dice: «entuerto del padre, tentadora, Lilith, / madre de demonios, chupasangre, / de Acad a toda la Caldea, te rechazamos».

¿En qué sentido utilizaste lo vampírico al referirte a mi poema?

—Me referí a «El vampiro y la hembra tracia».

—Sí, yo sé. Es el más obvio. ¿Notaste que no es una historia de horror? ¡Es una historia de amor e historia del génesis de la pareja! Contrario a la perspectiva hebraica que utilizo cuando cuento la historia de Hashem, autor del amor, y la fisgona que jacta de haber sido besada por él, por el beso de Su Luz, en «El vampiro y la hembra tracia», la perspectiva es el mito griego del Huevo Orfico que cae en tierras de la Antigua Tracia, traído por el Mar. «Aquí me trajo el mar, donde no sé mi origen»; su origen es el Caos; «yo era un huevo de muerte, / autoengendrado a solas, yo no sabía que el beso existe, / yo era como el fango del abismo, ser perdido». Y halla a las hembras tracias. Ella lo instruyen. Ellas son matriarcales y él se somete. El es «lo mejor del protógono monstruoso», pero aprende con besos de las vampiras. Una de ellas es quien lo besa. Aquí es la hembra quien «vendrá a morder las yugulares y proveerá libertades». El había sido un prisionero de la Noche («ataúd de la noche»), y necesitaba la luz. Luz que significa el amor. «Imprescindible es el beso femenino / y por su beso con todo mi colmillo, la espero». Estas vampiras, en fin, son las luces potenciales, las madres civilizadoras y son las que enseñarán a hablar otra vez.

—Una poeta, también uruguaya que sé que admiras y lees, Maika Sagasuku, ha comentado sobre tu poema «Ante la gente tenebrosa», lo siguiente: «Sí entiendo que para sabernos, necesitamos, a veces pisar la más profunda oscuridad de los infiernos. ¿Cómo saber lo que no somos, o no somos, salvo sino nos reconocemos en ello? ¿Cómo saber que fin se persigue, si no se desafía aquello que se teme? Entonces sí, a veces, para saber que la Luz es el ÚNICO sendero, hace falta pisar lo bajo, lo desafortunado, y saberse simple y saberse nada, la nada de un algo que es eterno. Es entonces cuando no importan las opiniones, o las apariencias». ¿Qué piensas de ese comentario?

—Es maravilloso y sabio y me impresiona que viene de una poeta muy joven. Digo en comparación mía.

CONTINUACION

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Indice: Teth mi serpiente / Judaísmo, poesía y un foro sobre Medio Oriente / Textos de «Heideggerianas» y aproximación de Carlos López Dzur a Martin Heidegger / The Academy Of Jerusalem / Gocho Versolari / El Libro de la Guerra / Tantralia: Indice / Carlos López Dzur: Entre la narrativa y la poesia / El libro de la amistad y el amor / Carlos López Dzur, poeta: Rebeldía con esperanza / El pueblo en sombras / Carlos López Dzur / El hombre extendido: Poemario / Carlos López Dzur /

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