El alción hace su nido en la mar cuando el invierno empieza a intuirse; aprovecha el comienzo del solsticio, justo los siete días antes y después, cuando el viento se apacigua y el océano está en calma. Construye su nido con espinas de pescado y allí se prepara para descansar, sabiendo de la brevedad de la tregua. Días del alción se llaman por eso, a aquellos días en que los aires difíciles no azotan y las olas no golpean furiosas contra las rocas. Días leves que pasan distraídos.
Me lo traje de Trazos...
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